Redacción.- El camino hacia la final es abrigado por ocho banderas, cuatro americanas: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, tres europeas: España, Alemania y Holanda, y el sobreviviente africano, Ghana.

Es un orgullo para nuestro continente ver a nuestras naciones en la grandeza y muy cerca de acariciar la gloria, es un hecho sin precedentes en la competición y sin restar méritos a la “furia roja”, teutones, “naranja mecánica” y las sorprendentes “estrellas negras”, las probabilidades de que todas avancen a semifinales son muchas.

Aunque cada uno de los jugadores sudamericanos merece ser nombrado, hay que destacar a sus principales figuras; Paraguay: el seguro arquero Justo Villar, la solides defensiva de Da Silva y Morel, el dinamismo de Riveros y Vera más la jerarquía de Santa Cruz; Uruguay: el buen portero Muslera, la fortaleza de Lugano y Maxi Pereira, la garra de Diego López y dos grandes, Forlán y Suárez.

Brasil: el gigante Julio César, los extraordinarios Lucio, Juan y Maicon, el rejuvenecido Gilberto Silva, la magia de Kaká, Robinho y Luis Fabiano; Argentina: el joven Romero, el oficioso Heinze, el prodigioso Mascherano, los admirables Di María, Tévez e Higuaín, y el mejor futbolista de éste mundial, el fenomenal Lionel Messi.