mera aplicación de la responsabilidad política y de la responsabilidad ética, dada por la confianza que se le depositó, por los costarricenses, a la actual Presidente de la República, y que, con sus actos,
está traicionando los valores costarricenses, está traicionando la confianza que en ella se depositó para liderar este país. Una vez más,
nos quedamos esperando una reacción firme, honesta y contundente de la Presidenta. Este Gobierno está reproduciendo las peores prácticas aprendidas en el Partido Liberación Nacional, nos deja claro que no le interesa la lucha contra la corrupción, que está decidido a
proteger a sus amigos, que se han dedicado, desde hace muchos años, a hacer negocio con el dinero de las y los costarricenses. Dicen que
no hay dinero para el Magisterio, pero sí hay dinero para las consultarías de Procesos. ¿De qué estamos hablando? Lo dice muy bien Juan Carlos Hidalgo, en su columna de hoy, cuando indica que, al ignorar este informe, la presidenta Chinchilla manda un mensaje inequívoco de que el suyo es un gobierno de compadres y comadres, donde la ética y la integridad en la función pública constituyen saludos a la bandera.
Aprendió bien la Presidenta en su paso por el Gobierno de Figueres y por el Gobierno de los Arias, el Estado para ellos solo es una fuente para enriquecerse, ignorando las necesidades y demandas de la ciudadanía, y favoreciendo los intereses personales y de sus financistas de campaña.
Les recuerdo cómo Jorge Walter Bolaños, su ex tesorero de campaña, sigue en el cargo de representante de Costa Rica ante el BCIE, a pesar de estar denunciado ante la Fiscalía.
La Presidenta sigue tolerando las faltas a la ética y a la probidad de sus ministros y de sus vicepresidentes. Las declaraciones del ministro Chacón, ayer, dejaron claro que no piensa hacer nada al respecto. ¡Qué falta de protagonismo el de la Presidenta de la República!
Está entorpeciendo las reglas más básicas de la decencia, de la ética en la función pública, y nos está impacientando con ejemplos tan poco convenientes para el país.
Ciertamente, el Ministerio Público tiene una tarea, pero le toca a la Presidenta no poner más pretextos:
¡Destituir al ministro Garnier y al vicepresidente Liberman! Si no lo hace, nos va a quedar la pregunta y la investigación pendiente: ¿Qué es lo que compromete tanto a Liberación Nacional y a la Presidenta para con estos dos funcionarios, que no puede la Presidenta ejercer su autoridad al concretar la destitución de los funcionarios, y asumir su lema de campaña que lo tiene tan olvidado?
Los y las costarricenses estamos esperando acciones, estamos cansados de seguir viendo estas escenas tan tristes para las finanzas del Estado, para la moral en la función pública.