Pocas veces en la vida de políticos que se han visto en la situación que afronta el señor Chávez, he escuchado los constantes y claros mensajes de su gobierno acerca de su gravedad, progresos y retrocesos sobre la misma en esa batalla que enfrenta contra la muerte. A mi me queda muy claro cuál es su situación; no encuentro justificación a tanto misterio. El señor Chávez está luchando por vencer una infección contagiada durante el proceso operatorio, puede ser que la venza, a como puede ser que no, pero debemos respetar su convalecencia y su lucha.

No es que Chávez sea santo de mi devoción, simplemente respeto su momento de dolor y si se salva o no, es una decisión que le toca al Padre, al Creador, al Único que tiene ese poder de saber a quién llama y a quién no.

Una oposición que está tratando de sacar ventaja con el dolor de su oponente, es una oposición que no merece mi respeto y mucho menos el respeto de la población venezolana (a la que tienen en zozobra). Es una oposición que practica “La Cultura de La Muerte”.

La oposición venezolana debe demostrar “altura” y esperar la llegada del diez de enero, y ahí sí, exigir que se cumpla con el procedimiento que la constitución estipula, de no haber superado la infección el señor Chávez como para hacerse presente a la toma de posesión.

Hago un vehemente llamado a los colegas de la Prensa, a que no se presten a este sucio juego por ganar audiencia y respeten el dolor ajeno igual que gustarían respeten el propio. Esperen los partes oficiales y no caigan en amarillismo especulativo.