Costa Rica, una sociedad con retos - TicoVisión
¿Qué puede hacer la sociedad a este respecto? ¿Qué puede hacer el Gobierno en estos casos?
04 de enero de 2013 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento
Por Marco V Flores V.
Arquitecto
4 de enero de 2013.- Iniciamos un nuevo año, y como es usual, nos trazamos nuevos retos. Propósitos que no logramos el año anterior vuelven a ocupar la agenda de metas para el nuevo año. A nivel de sociedad ocurre igual. Y cada día que pasa los retos son mayores, pues parece que lejos de mejorar como sociedad, como país, nos vamos deteriorando, nos vamos pareciendo a otras sociedades con altos índices de criminalidad y violencia de todas las clases y en todos los estratos sociales.
¿Qué ha pasado en Costa Rica? ¿Cómo es que nos hemos llegado a deteriorar tanto? ¿Cómo es que tan intempestivamente nos revuelca una ola de tanta inseguridad?, que cada vez se hace más alta, tan alta, que no logramos ver la cresta y cada día pataleamos y lejos de asomarnos a la superficie y ver la luz, más bien parece que nos hundimos y nos alejamos de ella. Un poco menos pesimista sería creer que aún no tocamos fondo, pero, ¿qué tan cerca estamos?
Una posible respuesta, podría residir en el hecho de lo
¿Qué ha pasado en Costa Rica? ¿Cómo es que nos hemos llegado a deteriorar tanto? ¿Cómo es que tan intempestivamente nos revuelca una ola de tanta inseguridad?, que cada vez se hace más alta, tan alta, que no logramos ver la cresta y cada día pataleamos y lejos de asomarnos a la superficie y ver la luz, más bien parece que nos hundimos y nos alejamos de ella. Un poco menos pesimista sería creer que aún no tocamos fondo, pero, ¿qué tan cerca estamos?
Una posible respuesta, podría residir en el hecho de lo
confiado y lo influenciable que somos los ticos, pues nos hemos dejado influenciar, o más bien invadir -si me permiten el término-, en todo sentido.
Una posible respuesta, podría residir en el hecho de lo confiado y lo influenciable que somos los ticos, pues nos hemos dejado influenciar, o más bien invadir -si me permiten el término-, en todo sentido.
Costa Rica fue en algún tiempo, que tal vez solo conocemos en fotografías, o tal vez por tradición oral, una sociedad muy sana, pero de un momento a otro nos permitimos ser un puente de droga, hoy ya no somos un puente, somos una bodega de droga, un almacén, la importamos y la exportamos, y a plena luz del día, solo nos falta ser también ser la fábrica. Lamentablemente estamos en la lista negra. Los narcotraficantes encontraron en este pedacito de tierra, un paraíso, y los brazos de las autoridades se han quedado cortos.
El incremento de la violencia que hemos venido experimentando día a día, parece ser tan incontrolable, que se agiganta, que se nos sale de las manos, de la manos de la policía, de las manos del gobierno, quedamos en choque, como enajenados, estupefactos, no tenemos capacidad de reacción, y el asunto está llegando tan lejos, que parece que va a llegar el día en que tengamos que vivir con toque de queda. Nuestros niños son los más vulnerables ante este flagelo. Ya hemos visto, leído o escuchado, casos de casos, incluso ya no pueden ir solos caminando de su casa a “hacer un mandado” porque un vecino le podría raptar, violar y hasta matar, y en algunos casos, hasta guardar el cuerpito debajo de una casa o tirarlo al primer río que tengan cerca. Casos de casos. Casos muy lamentables que se han vuelto acompañantes de nuestros almuerzos y cenas frente al televisor.
Nuestras cárceles están atiborradas de criminales sin ninguna clase de reforma ni de programas de reinserción, y ya no dan a basto. El sistema judicial, sin ver estadísticas ni comparaciones, pero sabemos que es altamente ineficiente y de rápida y cumplida, no tiene nada. A muchos, incluso los hallan in fraganti, y al momento los sueltan. Homicidas sueltos. Borrachos al volante sin restricción. Es un hecho que la legislación judicial está obsoleta, al igual que el sistema penitenciario. Ambos ocupan reformas fuertes. Y al parecer, a las salas de juicio les gusta ser centro de atención y convertirse en espectáculo circense, donde al final de un “gran juicio”, parece decir: “todo era broma”, porque se gastan millones para terminar en nada. Ustedes deben conocer varios casos. Curiosamente, espectáculos similares se brindan en la casa de los "padres de la Patria".
Nos hemos olvidado de formar, de educar, de formar, de inculcar valores, de formar (valga la reiteración). Pero ¿qué valor le va a inculcar un padre alcohólico, o agresor o incluso fantasma, a su hij@? ¿Qué formación le va a dar una madre adolescente y drogadicta a su retoño? La base de la sociedad está en crisis de valores y “el juicio empieza por casa”.
¿Qué puede hacer la sociedad a este respecto? ¿Qué puede hacer el Gobierno en estos casos?
La inversión social debe ser primordial, pero no solo dar dinero y olvidarse de ese prójimo. Es tener una asistencia continua, dar seguimiento. Ya hemos visto casos donde el gobierno regala casa, y el beneficiado usufructa del bien. La corrupción no es solo en las altas esferas, no se queda solo en la clase política. Hagamos una introspección, mirémonos al espejo.
Es un hecho que todo este conjunto de actos, nos está carcomiendo, y nos seguirá carcomiendo, hasta que no tengamos un cambio de actitud. Crear oportunidades y aprovecharlas. No dar el pescado, sino enseñar a pescar. Debe ser una acción conjunta que involucre gobierno, asociaciones deportivas, ong’s, etc. Soluciones integrales, no más parches que lo único que hace es que sigamos dando vueltas en círculo.
Iniciamos un nuevo año y Costa Rica tiene muchos retos por delante. Costa Rica tiene mucho potencial. Lo hemos demostrado muchas veces. Tal vez el fondo aún esté lejos, tal vez la superficie esté más cerca de lo que pensamos. ¡Depende de nosotros mismos!
Una posible respuesta, podría residir en el hecho de lo confiado y lo influenciable que somos los ticos, pues nos hemos dejado influenciar, o más bien invadir -si me permiten el término-, en todo sentido.
Costa Rica fue en algún tiempo, que tal vez solo conocemos en fotografías, o tal vez por tradición oral, una sociedad muy sana, pero de un momento a otro nos permitimos ser un puente de droga, hoy ya no somos un puente, somos una bodega de droga, un almacén, la importamos y la exportamos, y a plena luz del día, solo nos falta ser también ser la fábrica. Lamentablemente estamos en la lista negra. Los narcotraficantes encontraron en este pedacito de tierra, un paraíso, y los brazos de las autoridades se han quedado cortos.
El incremento de la violencia que hemos venido experimentando día a día, parece ser tan incontrolable, que se agiganta, que se nos sale de las manos, de la manos de la policía, de las manos del gobierno, quedamos en choque, como enajenados, estupefactos, no tenemos capacidad de reacción, y el asunto está llegando tan lejos, que parece que va a llegar el día en que tengamos que vivir con toque de queda. Nuestros niños son los más vulnerables ante este flagelo. Ya hemos visto, leído o escuchado, casos de casos, incluso ya no pueden ir solos caminando de su casa a “hacer un mandado” porque un vecino le podría raptar, violar y hasta matar, y en algunos casos, hasta guardar el cuerpito debajo de una casa o tirarlo al primer río que tengan cerca. Casos de casos. Casos muy lamentables que se han vuelto acompañantes de nuestros almuerzos y cenas frente al televisor.
Nuestras cárceles están atiborradas de criminales sin ninguna clase de reforma ni de programas de reinserción, y ya no dan a basto. El sistema judicial, sin ver estadísticas ni comparaciones, pero sabemos que es altamente ineficiente y de rápida y cumplida, no tiene nada. A muchos, incluso los hallan in fraganti, y al momento los sueltan. Homicidas sueltos. Borrachos al volante sin restricción. Es un hecho que la legislación judicial está obsoleta, al igual que el sistema penitenciario. Ambos ocupan reformas fuertes. Y al parecer, a las salas de juicio les gusta ser centro de atención y convertirse en espectáculo circense, donde al final de un “gran juicio”, parece decir: “todo era broma”, porque se gastan millones para terminar en nada. Ustedes deben conocer varios casos. Curiosamente, espectáculos similares se brindan en la casa de los "padres de la Patria".
Nos hemos olvidado de formar, de educar, de formar, de inculcar valores, de formar (valga la reiteración). Pero ¿qué valor le va a inculcar un padre alcohólico, o agresor o incluso fantasma, a su hij@? ¿Qué formación le va a dar una madre adolescente y drogadicta a su retoño? La base de la sociedad está en crisis de valores y “el juicio empieza por casa”.
¿Qué puede hacer la sociedad a este respecto? ¿Qué puede hacer el Gobierno en estos casos?
La inversión social debe ser primordial, pero no solo dar dinero y olvidarse de ese prójimo. Es tener una asistencia continua, dar seguimiento. Ya hemos visto casos donde el gobierno regala casa, y el beneficiado usufructa del bien. La corrupción no es solo en las altas esferas, no se queda solo en la clase política. Hagamos una introspección, mirémonos al espejo.
Es un hecho que todo este conjunto de actos, nos está carcomiendo, y nos seguirá carcomiendo, hasta que no tengamos un cambio de actitud. Crear oportunidades y aprovecharlas. No dar el pescado, sino enseñar a pescar. Debe ser una acción conjunta que involucre gobierno, asociaciones deportivas, ong’s, etc. Soluciones integrales, no más parches que lo único que hace es que sigamos dando vueltas en círculo.
Iniciamos un nuevo año y Costa Rica tiene muchos retos por delante. Costa Rica tiene mucho potencial. Lo hemos demostrado muchas veces. Tal vez el fondo aún esté lejos, tal vez la superficie esté más cerca de lo que pensamos. ¡Depende de nosotros mismos!
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