San José, 14 de febrero de 2013.-   Con el paso de los años, las libertades de la gente se han ido reduciendo por la práctica de una forma de democracia desvirtuada.

Se sale a votar cada cuatro años, pero una vez electos los gobernantes, los electores tienen pocas posibilidades de exigirles responsabilidades, ellos hacen lo que les conviene. Entonces el sistema electoral se ha convertido solamente en una bodega de votos que legitima legalmente a los gobiernos de turno.

No puede ser democracia un gobierno donde las autoridades destruyen las libertades de la gente, le dan poderes ilimitados a las transnacionales, hacen negocios ilícitos para el enriquecimiento personal, destruyen las conquistas sociales y se olvidan que fueron electos para representar los intereses del pueblo. Eso no es democracia.

Esa es la razón por la cual, hemos visto crecer los movimientos u manifestaciones callejeras, único instrumento que le queda a los costarricenses para detener, hasta donde puede, los abusos y las malas decisiones de sus gobernantes.