A 25 años de los acuerdos de SAPOA - TicoVisión
¿Y los comparsas? Diseminados a lo largo y ancho del suelo patrio, como presupuestófagos voraces e incansables, devorando las ilusiones del pueblo pobre que no tiene trabajo.
23 de marzo de 2013 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento
Por Jorge J. Cuadra V.
24 de marzo de 2013.- En Managua hay fiesta. Están de gala porque Sapoa está de bodas de plata. Managua la ciudad del presupuesto nacional, la cuidad de los espejismos, la capital del país de los ciegos, sordos y mudos, en donde sus moradores caminan con los arreos de los caballos cocheros que los hace ver solo de frente, sin poder ver lo que pasa a los lados. Se están celebrando los 25 años de la apertura de la democracia. Quizás para 1988 eso significaba el haber sentado a los jerarcas del FSLN con los comandantes de la Contra. Pero 25 años después lo que se suponía que era democracia, se convirtió en dictadura. Las pláticas quedaron como mudos testigos de la traición de los que siempre fueron traidores. Traidores a su causa, traidores a sus principios revolucionarios, traidores al sacrificado en las montañas de Nicaragua en una emboscada producto de las desavenencias que existían entre las distintas facciones del FSLN. Dicen que fueron provocadas por la vida libidinosa y decadente del guerrillero Borge Martínez, acusado por los bebitos de la alianza ideológica, los proletarios y en especial, Jaime Wheelock Román, el proletario más elegante
del mundo. La realidad es que en ese entonces cayó el jefe del FSLN y líder de la lucha guerrillera contra la dictadura somocista.
El camino le quedó abierto a los que hoy son magnates capitalistas que emergieron del sacrificio de miles de nicaragüenses que dieron sus vidas por la liberación de Nicaragua.
No hay nada que celebrar y mucho que lamentar, pero Managua, la ciudad de los espejos en donde una y otra vez se preguntan los políticos de siempre si ellos son los más bonitos y la respuesta siempre es la misma: Si, ustedes son los más bonitos porque mandando dirigen su mando hacia sus intereses personales y nunca hacia el pueblo.
Sapoa debería ser el monumento al estigma de la traición, porque de esas reuniones, salvo pocas excepciones, salieron los traidores más grandes de Nicaragua, empezando por el ensotanado que llegó a Cardenal. Y a la prueba me remito: ¿En dónde está el Comandante Humberto Ortega; que hace su hermano el Comandante Daniel Ortega; en que se convirtió el ideólogo de la Contra, Jaime Morales Carazo; en donde están los comparsas de ambos bandos? Humberto en Costa Rica, de empresario exitoso sin poder explicar la legitimidad de su capital semilla. Daniel, el más poderoso, su mutismo lo llevó al estrellato político y su ambición al éxito económico, pero sus millones no tienen origen legal, ni explicación creíble, desde que no es capaz de presentar su estado financiero de antes y después del triunfo de la revolución y su gobierno tiene el estigma de ser inconstitucional. Jaime Morales, de banquero capitalista, político de derecha, a vicepresidente sandinista, pensionado socialista.
¿Y los comparsas? Diseminados a lo largo y ancho del suelo patrio, como presupuestófagos voraces e incansables, devorando las ilusiones del pueblo pobre que no tiene trabajo.
Eso y más, mucho más es Managua, en donde hoy hay fiesta en conmemoración de las bodas de plata de los acuerdos de Sapoa, mientras en el resto de Nicaragua las banderas están a media asta, en señal de duelo por la traición que hoy cumple 25 años.
El camino le quedó abierto a los que hoy son magnates capitalistas que emergieron del sacrificio de miles de nicaragüenses que dieron sus vidas por la liberación de Nicaragua.
No hay nada que celebrar y mucho que lamentar, pero Managua, la ciudad de los espejos en donde una y otra vez se preguntan los políticos de siempre si ellos son los más bonitos y la respuesta siempre es la misma: Si, ustedes son los más bonitos porque mandando dirigen su mando hacia sus intereses personales y nunca hacia el pueblo.
Sapoa debería ser el monumento al estigma de la traición, porque de esas reuniones, salvo pocas excepciones, salieron los traidores más grandes de Nicaragua, empezando por el ensotanado que llegó a Cardenal. Y a la prueba me remito: ¿En dónde está el Comandante Humberto Ortega; que hace su hermano el Comandante Daniel Ortega; en que se convirtió el ideólogo de la Contra, Jaime Morales Carazo; en donde están los comparsas de ambos bandos? Humberto en Costa Rica, de empresario exitoso sin poder explicar la legitimidad de su capital semilla. Daniel, el más poderoso, su mutismo lo llevó al estrellato político y su ambición al éxito económico, pero sus millones no tienen origen legal, ni explicación creíble, desde que no es capaz de presentar su estado financiero de antes y después del triunfo de la revolución y su gobierno tiene el estigma de ser inconstitucional. Jaime Morales, de banquero capitalista, político de derecha, a vicepresidente sandinista, pensionado socialista.
¿Y los comparsas? Diseminados a lo largo y ancho del suelo patrio, como presupuestófagos voraces e incansables, devorando las ilusiones del pueblo pobre que no tiene trabajo.
Eso y más, mucho más es Managua, en donde hoy hay fiesta en conmemoración de las bodas de plata de los acuerdos de Sapoa, mientras en el resto de Nicaragua las banderas están a media asta, en señal de duelo por la traición que hoy cumple 25 años.
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