Paralelas existenciales: Mensaje de Pascua - TicoVisión |
Escrito en 27/03/13 a 10:57:01 GMT-06:00 Por Administrador |
Mundanidad e indiferencia son palabras sinónimas. Se escriben diferente, pero significan lo mismo. 27 de marzo de 2013 | TicoVisión | Redacción - | Análisis | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento Por Jorge J. Cuadra V. 27 de marzo de 2013.- El peor enemigo de la Iglesia Católica Romana es la mundanidad, nos dice el Papa Francisco. Esa mundanidad que pregona que nada es malo, que todo se puede hacer, que los límites morales no existen. Producto de esa mundanidad, son los curas blasfemos brincando alrededor del poder corrupto. Igualmente el peor enemigo de la democracia es la indiferencia. Esa indiferencia que no ve nada malo en los gobiernos dictatoriales, que pretende ignorar el sufrimiento ajeno, la falta de salud, la falta de educación, la carestía de la vida y la represión de los derechos fundamentales. Producto de esa indiferencia, son los políticos vendidos, la clase política que se doblega ante el peso del halago y la promesa del cargo y el empresariado que disimula. Mundanidad e indiferencia son palabras sinónimas. Se escriben diferente, pero significan lo mismo. Decía el Papa Juan Pablo II que si nada es malo, no hay pecado y la implicancia de esa negación penetra hasta los mismos cimientos de la teología cristianiana. Si nada es malo, no hay pecado; si no hay pecado, no hay redención; si no hay redención, no hay Redentor; si no hay Redentor, no hay Hijo, si no hay Hijo, no hay Padre y si no hay ni Hijo, ni Padre, no hay Trinidad, hay Unidad. Luego no son tres y uno solo, sino uno y uno solo, lo que termina con el Dogma de la Santísima Trinidad. Obra de la mundanidad, que es igual a la indiferencia y ahí es cuando se unen los mundanos de la iglesia, con los indiferentes de la política, aliados ambos de los que quieren imponer el socialismo del siglo XXI como la política oficial y la religión única de la subyugada América Latina, bajo los auspicios del Alba. Por eso afirmamos que el Papa Francisco viene a poner el orden en casa, tanto en lo espiritual, como en lo material. Viene a terminar con los falsos católicos que quieren un catolicismo a su medida y con los falsos líderes que creen en los caudillos momificados. La mundanidad en la Iglesia y la indiferencia en la política, nos lleva a la corrupción total. Ya para morir Juan Pablo II, comenzaron a estallar los escándalos de pederastia dentro de la Iglesia Católica y ante la presión de la curia para castigar a los aberrados, Juan Pablo II tomó quizás la decisión más dañina para los intereses de su Iglesia: “No vamos a entregar a nuestros hermanos sacerdotes a la justicia civil, para evitar que hagan escarnio de ellos y de la Iglesia.” Y eso fue lo que se hizo, pero apenas entró Benedicto XVI como nuevo Sumo Pontífice, lo primero que ordenó fue: “Hay que entregar a la justicia a esos criminales (textualmente) para que se hagan cargo de ellos.” Producto de esa orden, más de cien sacerdotes fueron encarcelados, entre ellos cinco Obispos y algunos siguen aun detenidos. Juan Pablo el humano versus Benedicto el doctrinario, “dos alas de un mismo pájaro,” o “las dos riberas de un mismo rio,” Wojtyla y Ratzinger frente a frente, con la iglesia en medio de ellos. Ahora que se conocen detalles antes desconocidos, se comprende la renuncia de Benedicto XVI. Su decisión brutal sobre los sacerdotes pederastas, creó grandes diferencias en el alto clero y su papado estuvo salpicado por las intrigas y con 85 años a cuestas decidió hacer lo que ningún Papa había hecho jamás: Renunciar voluntariamente. Las cinco renuncias anteriores, fueron obligadas por el poder de los Emperadores y Reyes de la época, o porque se encontraban dos Papas y uno tenía que renunciar. Francisco es humilde y humano; guerrero y doctrinario. Juan Pablo y Benedicto en un solo Papa, como las circunstancias de estos tiempos lo requieren. |
Los Comentarios son responsabilidad de los que lo publican, por lo tanto no nos haremos responsables de su contenido. |