Sobre este tema, Ortega sabe que “diplomáticamente ante la Haya”, está perdido; y aún así, en recientes declaraciones, manifiesta públicamente llevar a cabo negociaciones que está realizando para dar en concesión la exploración y explotación petrolera de la zona, a compañías transnacionales; es decir, desconoce de antemano (desconoce soluciones diplomáticas dejando espacio al campo militar), el fallo que vaya a emitir la Corte Internacional y reafirma esta intención invadiendo constantemente (haciendo caso omiso de lo ordenado por CIJ) Isla Calero con los grupos de jóvenes preparados para ello y que nombra como “Guardabarrancos”.

Costa Rica confía en los tratados, pero, costarricenses, ¿qué garantía tenemos de que un individuo como Ortega respete los tratados internacionales, si no ha sido capaz de respetar la Constitución Nicaragüense?

2.- La construcción del “canal interoceánico”, anunciada con bombos y platillos desde hace casi un año, es un hecho; y para distraer nuestra atención después de la infructuosa construcción de la carretera 1856 (La Trocha) que lo puso sobre-alerta, planifica toda una “campaña publicitaria internacional” haciendo énfasis en que no necesitará utilizar el “Río San Juan” y brindando “rutas alternas” que solamente pueden ser creídas por quienes no conocen la geografía nicaragüense; territorios que tuve la dicha de recorrer y que son los más montañosos y escabrosos de ese país; territorios que ya habían sido recorridos y medidos por compañías serias de Estados Unidos y Europa mucho antes de que se decidiera construir el canal por Panamá.

Las compañías antes mencionadas, después de profundos estudios,  concluyeron que la única zona nicaragüense factible para la construcción de un canal interoceánico es la del Río San Juan y resto del territorio colindante con Costa Rica.

Ortega lo sabe. Sus rutas alternas fueron solo un “elemento distractor” para desviar nuestra atención y que no nos apresuráramos en concluir la ruta rivereña, la 1856, “La Trocha”. Ortega sabe que necesita no solo la rivera del lado costarricense, sino al menos dos kilómetros o más dentro de nuestro territorio, es decir, dentro de Guanacaste. Él sabe que no lo puede hacer (de acuerdo a los tratados), sin el consentimiento y sociedad costarricense, pero como esa vía es muy engorrosa (la diplomática), y se toma muchos años para una negociación tan seria, resulta mucho más fácil “brincarse los tratados” y el uso de la fuerza contra un país que carece de ejército y que es tomable en cuestión de horas con la gran maquinaria militar nicaragüense.

Tampoco es una “coincidencia”, o mera casualidad, y mucho menos “demagogia”, que el 20 de marzo de 2012, fecha posterior a la invasión de Isla Calero, Nicaragua inaugurara el aeropuerto “San Juan de Nicaragua”, también llamado “Aeropuerto de Greytown”, que aunque metido en la zona boscosa, se encuentra a pocos metros de la rivera Norte del Río San Juan. Paralelamente, se construyó la carretera hacia San Carlos. Todo ha sido un plan MUY BIEN ESTRUCTURADO y que se viene realizando paulatinamente y distrayendo a Costa Rica sobre el fondo del asunto.

3.- El discurso ante los militares, sin duda alguna el más significante en la estrategia de invadir Guanacaste. No se trató de un simple discurso ante un canal de televisión y con algún justificante serio que lo motivara. Fue un discurso “sorpresa” que salió de “la nada”. Vimos a un Ortega enérgico, vestido de militar y hasta con sus galardones pendiendo de la chaqueta. Se trató de una “solapada declaración de guerra” a Costa Rica que “DEBEMOS TOMAR MUY EN SERIO” y accionar de inmediato antes de tener que lamentarnos por no haberlo previsto.

¿Por qué una declaratoria de guerra? Porque el discurso fue emitido ante un gran contingente del ejército nicaragüense conformado por altos mandos, oficiales de la marina, infantería y hasta cuerpos de fuerzas especiales; tergiversando la historia para henchir de férreo nacionalismo justificado por un supuesto robo del Guanacaste por parte de Costa Rica, respaldado como dijo textualmente Ortega, “por el imperio Yankee” aprovechándose de una guerra que enfrentaba Nicaragua en ese momento.

Es decir, en ningún momento Ortega mencionó los tratados vigentes; tampoco mencionó que “El Partido de Nicoya” no pertenecía a Nicaragua, sino que era independiente y decidió por voluntad propia anexarse a Costa Rica y no a Nicaragua.

Ortega no mencionó la historia real, pues su propósito era levantar los ánimos del ejército para estar listos para el combate. Una acción similar a los discursos de Bush valiéndose de las “torres gemelas” para llenar de odio combativo a sus fuerzas.

Escuché hoy los discursos de la señora Presidente de la República y del señor Canciller Enrique Castillo, ambos concuerdan que elevarán denuncias y protestas enérgica ante la OEA y la ONU, y me preguntó… ¿para qué? Para qué si ya hemos elevado 16 denuncias ante la ONU sin obtener resultados de ninguna índole. Para qué si el señor Insulza  siempre hace las de Pilatos, se lava las manos y pasa el asunto a otro organismo o departamento. Para qué si tenemos el precedente de Israel que ha recibido INNUMERABLES sanciones de la ONU y se ha limpiado el trasero con ellas y continúa masacrando al pueblo de Palestina. ¿Vamos a esperar como mansos corderos?

Desde ya, debemos enviar al menos cinco mil (5.000) efectivos de la Fuerza Pública a vigilar toda la margen fronteriza mientras invocamos con carácter de urgencia a los cascos azules de la ONU o al Ejército del Canadá, cuyo gobierno nos ofreció su ayuda incondicional.

Ante las muestras evidentes de una diplomacia cómplice con las dictaduras neo-izquierdistas de Latinoamérica, más vale prevenir, que lamentar.