El privilegio de ser MADRE - TicoVisión
Mujer, mujer madre, mamá palabra profunda que significa la grandeza de todo cuanto el ser humano a construido, amémoslas, cuidémoslas de ellas provenimos.
Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado *
San José, 15 de agosto de 2013.- Mamá quizá fue la primera palabra que aprendimos a decir, y es normal, porque todos nacemos de una mujer. Privilegio exclusivo que la naturaleza en sus misterios insondables delegó en la mujer. La mujer es en si la portadora de la continuidad de nuestra especie y bueno es simple, real y concreto: todas y todos provenimos de una mujer que fue una mujer madre.
Y sabia como es la naturaleza, dotó a la mujer de todos los dispositivos para que ella por sí pudiera no sólo darnos la vida, sino que durante un largo período, cuando somos más frágiles, ella nos da las provisiones, el alimento, el néctar que brota de sus pechos y se convierte en nuestro alimento por largos tiempo.
Después de un largo recorrido amoroso en uno solo de los cabezocillos que emprendieron el largo trayecto en busca de un óvulo para fecundar. Ahí en la interioridad de lo que nuestro primer hogar, ahí en esa especie de órbita especial iniciamos nuestro proceso de crecimiento humano y espiritual.
Ahí en esa cápsula mi madre y yo somos una idea, ella y yo juntos, indivisibles, ella es mi único soporte, ella me proporciona vida. Ahí desde su interior iniciamos nuestros diálogos internos, diálogos íntimos que perduran por toda la vida. Esa complicidad que se genera entre mi madre y yo a lo largo de la vida y más allá de esta. Nadie me conocerá mejor que mi madre, porque entre ella y yo siempre existirá ese cordón umbilical que siempre nos unirá.
Y sabia como es la naturaleza, dotó a la mujer de todos los dispositivos para que ella por sí pudiera no sólo darnos la vida, sino que durante un largo período, cuando somos más frágiles, ella nos da las provisiones, el alimento, el néctar que brota de sus pechos y se convierte en nuestro alimento por largos tiempo.
Después de un largo recorrido amoroso en uno solo de los cabezocillos que emprendieron el largo trayecto en busca de un óvulo para fecundar. Ahí en la interioridad de lo que nuestro primer hogar, ahí en esa especie de órbita especial iniciamos nuestro proceso de crecimiento humano y espiritual.
Ahí en esa cápsula mi madre y yo somos una idea, ella y yo juntos, indivisibles, ella es mi único soporte, ella me proporciona vida. Ahí desde su interior iniciamos nuestros diálogos internos, diálogos íntimos que perduran por toda la vida. Esa complicidad que se genera entre mi madre y yo a lo largo de la vida y más allá de esta. Nadie me conocerá mejor que mi madre, porque entre ella y yo siempre existirá ese cordón umbilical que siempre nos unirá.
En una puja por nacer ella aporta fuerza y yo aporté mis primeras ideas y mis primeros deseos por salir al espacio exterior, en un esfuerzo agotador para ambos salgo de mi cápsula a buscar el néctar caliente y nutritivo que ella me brinda desde la intimidad de su seno.
Mujer, mujer madre, mamá palabra profunda que significa la grandeza de todo cuanto el ser humano a construido, amémoslas, cuidémoslas de ellas provenimos. Y por eso la idea de madre nunca acaba y se renueva cada día en miles de circunstancias y actos de amor.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
Nos miramos, y ahora empezamos a entendernos por el lenguaje universal de los códigos ocultos que porta cada mirada. A su lado me siento fuerte, ella es mi protectora, ella es todo en vida, sin ella mi existencia y subsistencia estaría en peligro. Madre e hijo, hijo y madre unidos por el amor y por la lucha por una vida. Ambos forjamos desde nuestros primeros días una complicidad para siempre.
Con el paso de los día ella me va explorando, me observa, me ausculta con ternura y a veces con asombro y ve en mi la continuidad de seres que han pasado por su familia. Yo ya estoy compenetrado de ella, he aprendido a distinguirla por su aroma de mujer especial, se que ella es mi despensa y que dependo totalmente de ella para nutrirme.
Al lado de ella aprendo mi primera adicción, esos pechos llenos de néctar son mi delirio y los extraño cada vez que mi pequeño cuerpecito me demanda descanso, y asocio el dormir a esos pechos que me dan nutrientes, calor y amor y ternura.
Aprendo que la necesito a mi lado, que necesito su calor, su olor, la musicalidad de su voz, sus cánticos melodiosos, tomados de viejas canciones e improvisados por la creatividad del ingenio musical de mi madre.
Ya ahora la unidad tiene más elementos, nos conocemos mejor, nos extraños más. Y así será siempre por los siglos de los siglos de este amor único y especial entre madre e hijo e hijo y madre.
Con el paso de los día ella me va explorando, me observa, me ausculta con ternura y a veces con asombro y ve en mi la continuidad de seres que han pasado por su familia. Yo ya estoy compenetrado de ella, he aprendido a distinguirla por su aroma de mujer especial, se que ella es mi despensa y que dependo totalmente de ella para nutrirme.
Al lado de ella aprendo mi primera adicción, esos pechos llenos de néctar son mi delirio y los extraño cada vez que mi pequeño cuerpecito me demanda descanso, y asocio el dormir a esos pechos que me dan nutrientes, calor y amor y ternura.
Aprendo que la necesito a mi lado, que necesito su calor, su olor, la musicalidad de su voz, sus cánticos melodiosos, tomados de viejas canciones e improvisados por la creatividad del ingenio musical de mi madre.
Ya ahora la unidad tiene más elementos, nos conocemos mejor, nos extraños más. Y así será siempre por los siglos de los siglos de este amor único y especial entre madre e hijo e hijo y madre.
Mujer, mujer madre, mamá palabra profunda que significa la grandeza de todo cuanto el ser humano a construido, amémoslas, cuidémoslas de ellas provenimos. Y por eso la idea de madre nunca acaba y se renueva cada día en miles de circunstancias y actos de amor.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
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