Costa Rica y el desafío de la primera mitad del siglo XXI - TicoVisión
Muchos costarricenses son víctimas de un sentimiento de pequeñez, de incapacidad, de una especie de complejo de inferioridad. Todo lo propio es visto por ellos como menor, como poca cosa, como indigno de ser tomado en cuenta.
Costa Rica y el desafío de la primera mitad del siglo XXI
Por Sergio Erick Ardon Ramirez
15 de octubre de 2013.- Muchos costarricenses son víctimas de un sentimiento de pequeñez, de incapacidad, de una especie de complejo de inferioridad. Todo lo propio es visto por ellos como menor, como poca cosa, como indigno de ser tomado en cuenta. Ese sentimiento los lleva a creer que aquí lo que nos queda es copiar experiencias y criterios ajenos. Y esto en todos los campos, trátese de lo que se trate.
Se me ocurre pensar que esta postración mental tiene su origen en una deformación cultural e ideológica, nacida tal vez de la experiencia colonial, no tan lejana, o del tonto decir de que hay pueblos inferiores, y nosotros seríamos uno de ellos.
Los costarricenses, tenemos nuestras singularidades, nuestra idiosincrasia, nuestras conductas, porque no somos tan homogéneos, no nos comportamos igual los del centro que los de Guanacaste o los de los litorales, esto no impide que tengamos un sentir común, nacional. Pero esto no nos hace ni mejores ni peores que nadie.
Se me ocurre pensar que esta postración mental tiene su origen en una deformación cultural e ideológica, nacida tal vez de la experiencia colonial, no tan lejana, o del tonto decir de que hay pueblos inferiores, y nosotros seríamos uno de ellos.
Los costarricenses, tenemos nuestras singularidades, nuestra idiosincrasia, nuestras conductas, porque no somos tan homogéneos, no nos comportamos igual los del centro que los de Guanacaste o los de los litorales, esto no impide que tengamos un sentir común, nacional. Pero esto no nos hace ni mejores ni peores que nadie.
Frente a los retos del mundo de hoy, si contamos con el conocimiento y los medios suficientes, somos capaces, igual que cualquier otro pueblo, de aportar, de innovar, de crear, de producir, de demostrar sabiduría e inventiva, capacidades diversas.
Que todo esto no se haya manifestado plenamente, no responde a ninguna tara fatal, a ningún designio divino, o a limitaciones étnicas, como piensan los racistas, no, el problema es de carácter político. Aún no nos hemos dotado de un sistema político que favorezca y promueva todo el potencial que tenemos.
Ese es el gran desafío de esta primera mitad del siglo XXI.
Que todo esto no se haya manifestado plenamente, no responde a ninguna tara fatal, a ningún designio divino, o a limitaciones étnicas, como piensan los racistas, no, el problema es de carácter político. Aún no nos hemos dotado de un sistema político que favorezca y promueva todo el potencial que tenemos.
Ese es el gran desafío de esta primera mitad del siglo XXI.
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