El camino a la perdición: Por una democracia pluralista en Nicaragua - TicoVisión
Escrito en 02/12/13 a 10:09:26 GMT-06:00 Por Administrador
Max Lacayo L.
Dada sus manifiestas ambiciones es válido afirmar que Daniel Ortega es esclavo de sus propios vicios políticos. Él ha depositado todo su valor como ser humano por encima de su instinto de conservación.

El camino a la perdición: Por una democracia pluralista en Nicaragua - TicoVisión


2 de diciembre de 2013 | TicoVisión | Redacción TV | Opinión / Nicaragua | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




El camino a la perdición



Por Max Lacayo L. *

Managua, 2 de diciembre de 2013.-  Dada sus manifiestas ambiciones es válido afirmar que Daniel Ortega es esclavo de sus propios vicios políticos. Él ha depositado todo su valor como ser humano por encima de su instinto de conservación. Este está motivado por sus metas de poder; por la imposición de sus caprichos como expresión de su fortaleza y valor. Su dominio sobre todos nosotros es simplemente la reafirmación de sus logros y triunfos.
 
Ortega avanza victorioso por sobre las agrupaciones políticas, empresariales, militares, por sobre nuestra capacidad de organización social y por sobre las relaciones que su gobierno establece con representantes diplomáticos de ciertas naciones y organismos internacionales. Así es como él sustenta su voluntad de poder y opresión.
 
Este inconstitucional presidente de Nicaragua cambia y modifica estrategias para —invariablemente— llevar a término sus propósitos. Hoy lo contemplamos destrozando a su antojo la Constitución de la República para adaptarla a la exacta medida de sus planes.
 
A manera de ilustración podríamos exponer la forma en que Ortega va implementando las partes de su propio sistema político. Sistema que él mismo ha diseñado, basado en su degradante evaluación de que nosotros ni siquiera merecemos ser considerados —por él— como ciudadanos de este país. Su desprecio por nosotros es irrebatible.

Tomemos el concepto de pluralismo político como ejemplo. Veamos lo que Ortega perfila como sus principales ideas, la clara presentación de sus preconcepciones y la forma de cómo nos las hace tragar en silencio y sumisión.
 
A finales de 1984, con cinco años en el poder, el entonces coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y candidato a lo que lo llevó a su primer término presidencial, Daniel Ortega le manifestó al exgobernador de California, Jerry Brown y a los editores de New Perspectives que los sandinistas luchaban por establecer en Nicaragua un sistema de naturaleza democrática y pluralista.
 
Ortega explicó que buscaba pluralismo en el sentido de que aunque la revolución de Nicaragua era un proceso “profundo” daba espacio a la participación limitada de grupos diversos: “La revolución ha establecido un esquema dentro del cual diferentes fuerzas políticas pueden estar activas, pueden movilizarse”.
 
Luego Ortega explicó las limitaciones de esa falsa participación pluralista: “En 1970 bajo Allende, en Chile, el Partido de Unidad Popular alcanzó el poder a través de elecciones, pero como el partido presentaba un reto al propio sistema, el interés del sistema establecido destruyó la Unidad Popular”. También expresó a los entrevistadores que en algunas democracias latinoamericanas existe participación pluralista y a esas fuerzas de oposición política se les permite participar en el proceso electoral, siempre y cuando estas no alteren el sistema establecido.
 
La conclusión de este silogismo es bien conocida: Ortega permite que algunas fuerzas de oposición; ciertas fuerzas políticas, económicas y sociales participen en el esquema “pluralista” que él ha establecido para Nicaragua, siempre y cuando no representen un reto a sus intereses personales.
 
Ortega se refería en los ochenta al hecho de que una “profunda revolución” había tomado lugar. Hoy, su “profundo y moderno socialismo siglo XXI” es lo que prevalece. En ambos episodios él amenaza que si cualquier fuerza política intenta alterar su sistema, esas fuerzas serán inmediatamente eliminadas. “Eso es lo que yo entiendo por pluralismo”, expresó Ortega en 1984 e igual mantiene en el presente.
 
Como todos los vicios, los de Ortega también llevan al camino de la perdición. Si los nicaragüenses no cambiamos de ruta, compartiremos —nuevamente— el mismo catastrófico final.


*  Max Lacayo Lacayo, es economista, escritor, poeta y crítico literario. Egresado de University of New Orleans.

También publicado en La Prensa de Nicaragua, hoy 2 de diciembre de 2013: http://www.laprensa.com.ni/2013/12/02/voces/172665-camino-a-perdicion

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