La misma mona con el mismo rabo: Nicaragua - TicoVisión |
Escrito en 05/12/13 a 08:40:32 GMT-06:00 Por Administrador |
El orteguismo se sacó de la manga una “propuesta ajustada” de reformas constitucionales, la cual seguramente será aprobada en la próxima semana por los representantes del orteguismo en la Asamblea Nacional. La “nueva propuesta”... Por Enrique Sáenz Navarrete * Managua, 5 de diciembre de 2013.- El orteguismo se sacó de la manga una “propuesta ajustada” de reformas constitucionales, la cual seguramente será aprobada en la próxima semana por los representantes del orteguismo en la Asamblea Nacional. La “nueva propuesta” es la misma mona con el mismo rabo, con un despintado colorete en los cachetes. ¿Qué pretenden? Una vez más, dar atol con el dedo a los nicaragüenses. La mala noticia es que hay muchos que todavía preservan su afición a chupárselo. La buena noticia es que cada vez aumentan los que están abandonando esa triste adicción. La falta de respaldo -en la mayoría de la opinión pública- al delirio del canal interoceánico es un ejemplo. El orteguismo maquilló algunos aspectos con el propósito de mostrarse como un gobernante flexible y dar espacio a que sus cómplices inicien el coro para construir la opinión de que las reformas gozan de un respaldo masivo. Los medios de comunicación bajo su control ya comenzaron la campaña para fijar en la mente de la población estas dos ideas. Algunas modificaciones se refieren a los gabinetes de familia, otras a la adoración a la madre tierra y a la participación de militares en cargos públicos, principalmente. ¿Alguna persona sensata y de buena fe puede pensar que van a dejar de funcionar los gabinetes de familia como mecanismos partidarios de control social? ¿Alguna persona sensata y de buena fe puede pensar que el orteguismo desistirá en su empeño de partidarizar al ejército? ¿Alguna persona sensata y de buena fe puede pensar que el orteguismo abandonará el esoterismo y la manipulación de la religiosidad de los sectores más humildes de la población? Por supuesto que no. Ese maquillaje nada significa porque el orteguismo no alterará su determinación política de seguir la misma ruta en estos campos estén, o no, contemplados en la Constitución. A la par, Ortega mantiene inalterables sus pretensiones fundamentales: Elevar a rango constitucional la concesión vendepatria del proyecto de canal interoceánico; el continuismo en el poder; la permanencia indefinida de los usurpadores en los cargos públicos y dosis adicionales de poder institucional. Aunque, en verdad, ya disponía de estos alcances a pesar de violentar la constitución todavía vigente. Al fin y al cabo “los logros” de Ortega con sus reformas son de gaseosa legitimidad toda vez que frente a un régimen dictatorial la legitimidad se resuelve en la calle y en la lucha política y no en los restos de institucionalidad controlados por Ortega. En este sentido estamos al comienzo del camino. ¿Que viene ahora? Una de las ventajas que ofrece el orteguismo y que desde la oposición -debemos reconocerlo- no hemos sabido aprovechar, es que sus pasos son perfectamente previsibles. Siempre son los mismos. Partamos del momento actual: Ortega no logró arrastrar a ningún sector en respaldo a su propuesta. Quedó reducido a sus propias comparsas. Por consiguiente, su primera prioridad es romper ese aislamiento. Presionará a que sus aliados formen un coro, que repique en los medios de comunicación, manifestando satisfacción por las reformas y, los más arrodillados, alabando la capacidad de concertación de Ortega. Después seguirá una encuesta donde el presentador, con cara muy seria y rebosando datos técnicos, mostrará que la abrumadora mayoría de los consultados expresaron respaldo a la nueva constitución orteguista. Fácil adelantar la cifra: mínimo el consabido 70%. En el camino, Ortega realizará algunas jugadas cosméticas (como el hipócrita acercamiento a los obispos. Algo hará también con el sector evangélico). Lo demás será alimentado por el parque de la felicidad, la navidad, la purísima y el recogimiento tradicional de fin del año. Por otra parte, la marcha organizada por distintos sectores de la sociedad, con medios precarios, pero exitosa, posibilitó los siguientes impactos: una reanimación del estado de ánimo, de lucha, de un sector de la población; la atención y expectativas de segmentos más amplios y, además, presentar por primera vez en mucho tiempo una acción concertada entre sociedad civil, grupos y partidos políticos. El orteguismo trabajará para revertir estos avances por la vía del halago o de la represión selectiva. ¿Qué viene después? Organizará una concentración masiva donde, papel en mano, firmará la promulgación de las reformas y someterá a aprobación del “pueblo presidente” la nueva carta orteguista. Los borregos berrearán “meeeeee”. Y los nicaragüenses tendremos una nueva constitución! Una constitución construida a la medida del régimen dictatorial y que, fatalmente, el primero en violarla será el mismo Ortega. Ya sabemos lo que hará Ortega, entonces la pregunta obligada es: …Y nosotros, los que rechazamos el régimen dictatorial ¿qué haremos? * Enrique Sáenz Navarrete: Diputado en la Asamblea Nacional. Presidente del Partido MRS. Economista y abogado. Aficionado a la Historia. Incansable en la búsqueda de la libertad y de la felicidad. |
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