Españavegas: Entrevista con el Estado del bienapostar - TicoVisión
Escrito en 15/12/13 a 10:03:35 GMT-06:00 Por Administrador
Mundo Laico
No se apenen porque Eurovegas no se instale en mí, pues yo, cual Españavegas, les ofrezco buen consuelo: ¡tienen hasta el 21 de diciembre para comprar mi Lotería de Navidad! ¡Y no olviden mis sorteos semanales y...

Españavegas: (Entrevista con el Estado del bienapostar) - TicoVisión


15 de diciembre de 2013 | TicoVisión | Redacción TV | Mundo Laico | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




Españavegas:
(Entrevista con el Estado del bienapostar)



Por Juan Antonio Aguilera Mochón *

      El Estado: ¡Hagan juego, señoras y señores!

No se apenen porque Eurovegas no se instale en mí, pues yo, cual Españavegas, les ofrezco buen consuelo: ¡tienen hasta el 21 de diciembre para comprar mi Lotería de Navidad! ¡Y no olviden mis sorteos semanales y especiales, y las quinielas, la primitiva, la bonoloto, el lototurf y los euromillones!

      Ciudadano: ¡¿Oiga, me puede informar más sobre cómo apostar en todo eso?!

      El Estado: En mi web de Loterías y Apuestas tiene la información que necesita, y además puede comprobar los números ganadores e incluso la frecuencia con que han aparecido los distintos números de la primitiva, las terminaciones de la lotería…

      C: Ah, bien, veo claro la utilidad de que estén los resultados de los sorteos y las quinielas, pero, ¿para qué sirve conocer estas frecuencias que dice, ese análisis estadístico?

      EE: Para que lo tengan en cuenta como quieran.

      C: Es que, al ponerlo, parece que da argumentos a quienes hablan de una tendencia de ciertos números a salir más o menos según los que han salido antes menos o más.

Alguien racional diría que es indiferente el que haya salido veinte veces seguidas en la lotería la terminación 8, de cara a la probabilidad de que salga el 8 la siguiente. O sea que lo de considerar esas estadísticas es estúpido.

      EE: Ehem, bueno, pero en una democracia cada uno es libre de ser lo estúpido que desee.

      C: Y, por lo que veo, de alimentar la estupidez. Pero no crea, que sí entiendo que se apueste tanto por el 69 para persuadir —si fuera necesario— a la pareja de que hay que ponerse a ello para que salga, jeje. Por cierto, no lo he oído ni leído en ningún sitio, pero ¡supongo que a muchos gais les molará también el 37

      Pero oiga, ¿no está promoviendo las ludopatías con su continua y desaforada incitación a los juegos?

      EE: ¡Bah! Apostar no es malo, escuche cómo los políticos están continuamente con «¡Desde nuestro partido apostamos por una…!», así que no deben chocarle las «Apuestas del Estado». Fuera bromas: ni un solo partido se ha opuesto a las Loterías desde que empezaron en 1812 como «un medio de aumentar los ingresos del erario público (sic) sin quebranto de los contribuyentes»; y ya funcionaba con los mismos fines la Primitiva desde 1763. En todo caso, si fuera menester por lo que me dice, haríamos un sorteo especial el 29 de octubre («Día sin juegos de azar») en pro de los ludópatas. Con un par.

      C: Al margen de eso, no me gusta nada que me diga que «no tenemos sueños baratos», «pon tus sueños a jugar» y que mis «sueños se harán realidad» con las apuestas, ni que con ellas «cristalizan mis deseos de felicidad, de compartir, de unir», y en ese plan… ¿Cómo se atreve, por quién me ha tomado? Se parece a los de la ONCE, que con sus sorteos me dicen «gánate una vida». ¿No es una visión asquerosamente dinerista de mi vida y mi felicidad?

      EE: Mire, lo que pasa es que aquí  no me he andado con monsergas ñoñas, como cuando le doy ese pastón a la Iglesia y digo que es por el bien público que hace. Oiga, ¿de qué guindo se ha caído usted?

      C: Y si los premios que atraen son los gordos, ¿para qué tanta pedrea y reintegros?

      EE: Jeje, no se lo diga a nadie: eso estimula mucho, pues no es tan difícil que caiga alguna vez uno de esos premillos, y mantiene la esperanza en la ínfima probabilidad de los premiazos.

      C: ¡Más que mantener la esperanza promueve la adicción! Una última cosa: ¿cuánto gana usted con todo esto?

      EE: De la misma forma que lo que debe saber de un producto tiene que estar en la etiqueta, en los boletos debe tener la información necesaria, ¿se apuesta algo?

      El ciudadano: sale un tanto perplejo de su conversación con el Estado de las Apuestas. Es consciente de que éste ejerce de crupier sin apenas oposición visible, y va hecho un lío. Tararea ♫la pelota, los toros, la lotería y las quinielas…♫ (Carlos Cano, La murga de los currelantes) hasta que se lo impide, en la cafetería, el sonido de las tragaperras (de las que también se beneficia el Estado). En esto que se encuentra con una amiga, la Escéptica —seguramente una resentida a la que nunca habrá favorecido la suerte loterística— y aprovecha para plantearle sus dudas y sus peros.

      C: ¿Oye, tú sabes cuánto se queda el Estado con sus Apuestas?

      Escéptica: En la Lotería se dedica a los premios el 70 % de lo puesto a la venta; en el resto de juegos, el 55 % de lo recaudado. Y la Banca-Estado nunca avisa
Tomado del video- anuncio de la lotería

de esto, o de la «esperanza matemática” asociada al juego, al comprador en los boletos, ni en la publicidad, sino sólo de los premios que puede ganar: ¡el Estado da todo un ejemplo de información tendenciosa y publicidad engañosa!

      C: ¿Y ese nuevo impuesto del 20 %?

      E: Eso, a lo anterior hay que añadir una segunda imposición desde 2013: los premios por encima de 2.500 € pagan al casino-Estado un 20 % de lo ganado (bueno, no llega a cobrarse). Si no me equivoco echando cuentas, quien gana uno de estos premios, por los que ya se ha tributado un 30 o un 45 %, con el impuesto adicional llega al 44 y al 56 %, respectivamente. Considerando que la retención máxima en el IRPF es ahora mismo del 52 %, cotizaría cerca, o por encima, de lo que lo hacen las grandes fortunas: ¡qué manera más fácil de codearse con los Amancio Ortega, Juan Roig, Alicia Koplowitz…!

      La verdad es que, teniendo todo en cuenta, seguramente es el impuesto más regresivo, pero el que se paga no sólo voluntaria, sino más gustosamente, y reporta al Tesoro unos 3.000 millones de euros anuales.

      C: Pero ese dinero lo dedica a veces el Estado a causas nobles, como la Cruz Roja, la lucha contra el cáncer…

      E: El dinero para causas sociales sale de todos los impuestos. Ligar las loterías a fines sociales es una estratagema para llenar de buena conciencia el juego y a veces la codicia (sólo a veces, pues ¡lo más frecuente es el simple deseo de vivir sin agobios económicos!), y justificar su promoción. Por la misma razón, deberíamos fumar y beber como carreteros cosacos, ya que con eso se recauda muchísimo.

      C: Pero lo de la venta de participaciones para sufragar cosillas sí que es bonito.
      E: Bonita reventa, que de entrada está prohibida, pero sobre la que generalmente se hace la vista gorda. Suele realizarse con un recargo de alrededor del 20 %: aun cuando sea legal, súmale, como comprador, esas pérdidas a las que te dije antes.

      C: Pero, insisto, cuando la reventa es para los viajes de estudios de los niños…

      E: Dice la web estatal: «En sus operaciones y actividades, la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE, equivalente a la costarricense “Junta de Protección Social. Institución benemérita. ¡Para hacer el bien!”) tiene un firme compromiso con el Juego Responsable, con base en los siguientes principios: 1.- Incorporar mecanismos para evitar el acceso indebido al juego por parte de los menores.»

      Pues bien, los niños, a quienes se debe «evitar el acceso indebido al juego», se implican hasta las cejas en él, y aprenden su primer oficio, el de revendedores de Lotería, en los centros de enseñanza. De paso, se les empieza a hacer adictos al juego estatal (como mínimo). ¡Buena enseñanza auspiciada por los centros educativos!

¡Si al menos se aprovechara para hacerlos conscientes de la cantidad de supersticiones y tonterías que hay en torno a la lotería! El 22 de diciembre parece el Día de la Superstición y el Analfabetismo Numéricos.

      C: Bueno, pero ¿y lo que se ahorra para el viaje?

      E: Con la venta de lotería parece que salen los viajes de estudios más baratos, pero considerando el conjunto de los que venden y compran, el negocio es ruinoso, pues supone regalar al Estado cerca de la mitad del dinero gastado: ¡sería muchísimo mejor destinar ese dinero directamente a los viajes! Con lo cual, los colegios e institutos demuestran, a la vez, bajeza moral y estupidez matemática.

      C: Pero el «firme compromiso con el Juego Responsable» y «con la cultura y la educación» de las Apuestas del Estado es un aval.

      E: Ya lo vemos en cómo incita de manera frenética al juego en prensa, radio y televisión, sin importarle ridiculizar a personajes populares si hace falta, jaja. Con la complicidad de los medios, que ven un filón en alimentar las más tontas supersticiones anuméricas y el buenismo más ñoño.

      C: ¡Es normal que se alegren de que muchos mejoren su situación económica!

      E: Qué bonito es que cada poco sepamos que, gracias a este curioso reparto que hace el Estado, surge algún nuevo millonario, y otros sacan lo suficiente «para pagar las deudas» y «tapar agujeros». Es un invento tan prodigioso que uno se pregunta por qué no se hace no ya más, que es difícil, sino mejor.

      C: A ver…

      E: Pues veamos. Este juego equivale a recaudar fondos de muchos españoles, de una manera un tanto desigual, y repartirlos al azar con muchísima más desigualdad, de manera que periódicamente algunos españoles alcancen mayor solvencia económica, o incluso se enriquezcan, a costa del resto. Pero si esto es tan bueno, y teniendo en cuenta que hay desgraciados que no compran loterías, ¿por qué no nos mete el Estado a todos en el bombo sin que tengamos que comprar boletos? Es decir, cada semana saldría una lista de nuevos ricos, y de otros beneficiados menores, a cuenta de las arcas públicas.

      Fíjate en que, como alguna conciencia hay de que este reparto desigualitario es algo feíllo, el mismo día del sorteo de Navidad (ese día en el que las radios están poseídas por los manipulados niños de san Ildefonso, que dan el conveniente toque dickensiano al asunto), locutores, periodistas y otras gentes celebran absurdamente que los premios estén «muy repartidos», esforzándose en demostrar los buenos sentimientos que los embargan.

      C: También hablan siempre de doña Manolita y la Bruixa d’Or, sobre todo para el sorteo de Navidad: ¿por qué interesa comprar ahí?

      E: Hay una única razón racional: porque tengamos interés en que doña Manolita o la Bruixa ganen más al vender más. Es deprimente la cantidad de irracionalidad frente a algo tan simple como que todos lo números (incluidos el agraciado el año pasado e incluso el frotado en la cocorota de un calvo) tienen la misma probabilidad de éxito.

      C: Pero no me negarás que el gusto por las apuestas está ahí y el Estado hace bien en regularlo, como otros vicios.

      E: Una primera cosa es regular el juego, una segunda organizarlo, una tercera, aprovecharlo para recaudar y la última, incentivarlo hasta el paroxismo. De la primera a la última hay una progresiva prostitución y envilecimiento. Sin embargo, el respaldo de que disfruta este Estado del bienapostar es enorme; por ejemplo, loteriasyapuestas.es ha sido seleccionada como la «Website Más Popular 2013» ¡en la categoría Educación y Dominio Público!

      C: Bueno ¿y qué me dices de Raphael, Montserrat Caballé y otras «voces que cantan al alma»*?

      E: Na-na-na-náaaa—na-náa-naaaaaaa*.


* Se alude al anuncio televisivo para la lotería de Navidad de este año en España, que ha merecido todo tipo de parodias, sobre todo por las expresiones algo terroríficas de Montserrat Caballé y Raphael.

*  Artículo compartido amable y directamente por el autor, Juan Antonio Aguilera Mochón: Profesor de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Granada y miembro de “El Observatorio del Laicismo en España”.

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