versidad pues se había tornado excluyente (ofrecía muy pocos espacios para una población creciente), entonces surgieron más universidades.

El CNP y el MAG apoyaban a los agricultores y satisfacían con producción de alimentos a toda la población.  El agua, la electricidad, la telefonía mejoraban año con año.  Para financiar las importaciones el café, banano y otros productos mantenían una balanza comercial razonable, la pobreza disminuía, dejábamos de ver gente descalza y desnutrida, la escolaridad crecía y personas de niveles socio-económicos más bajos progresaban, hijos de familias pobres iban al colegio y se convertían en profesionales.  El Estado ofrecía empleo de calidad lo mismo que la pequeña y mediana empresa.

Todavía la Guerra fría estaba caliente, Cuba mostraba los mismos índices en educación, salud y nutrición que Costa Rica. ¡Pero nosotros alardeábamos la teníamos en libertad!  -ellos eran comunistas, nosotros democráticos y socialistas-  ¡Vivíamos lo mejor de los dos mundos!

Entonces apareció un monstruo que todo lo destruiría y no nos percatamos porque su nombre sonaba inocuo: “globalización”, ingresaba de la mano de nuestros propios gobernantes y empresarios.  “El mundo sería uno”, pero no terminaban la frase: “en el peor sentido de la palabra”: nos condenaban  a ir hacia abajo y convertirnos en sirvientes del primer mundo que iba arriba.

Vi caer un muro y creí que las cosas mejorarían, pero no fue así.  La línea vertical que dividía la izquierda de la derecha fue girando hasta convertirse en una línea horizontal dividiendo “a los de arriba” que aplastaban “a los de abajo” y cada vez apretaban más y más.  Ya no era Oriente vs Occidente, sino Norte vs. Sur.

La codicia aparecía con su rostro más despreciable: el cinismo y acompañada de la corrupción. Aseguraban que los ricos debían llenar sus canastas porque conforme se llenaban, la riqueza derramaría y llegaría a raudales a los que menos tenían y todo el mundo sería feliz, pero cuando ya el derrame comenzaba, los ricos mandaron a levantar el borde de las canastas una y otra vez, el derrame ni siquiera goteaba.

El gobierno  de turno además comenzó a dar mayores incentivos a los más ricos, porque si había mayor riqueza, habría mayor bienestar... pero resulta que no ha fue así.  Los ricos se hacían más ricos y cada vez querían más y más.  No les bastaba tener las canastas con bordes más altos y completamente llenas,  ahora querían más canastas.   Y cuando tenían incentivos, exoneraciones, privilegios y todo tipo de beneficio, sus cuentas abultadas y ya no había en qué invertir, dijeron que lo que querían eran las instituciones de bienestar, muchas se vendieron como LACSA y así el país perdió riqueza, las empresas de CODESA se vendían en mucho menos de su valor y luego vino la rebatiña por el ICE a través del Combo que el pueblo salió a defender.

Como el Combo fracasó, metieron el TLC y las “aperturas” como una forma de privatizar las mejores instituciones del país para que el bienestar que se distribuía entre muchos, cayera en las canastas de unos pocos.  Nuestros gobernantes y los empresarios se hicieron una sola maraña defendiendo los TLC sin percatarse que habían vendido la misma soga con la que los iban a ahorcar.  Ya no eran solo los empresarios nacionales los que querían canastas más grandes y más llenas, los de afuera venían con las suyas que eran aún  más grandes y además como no confiaban en el poder judicial local, exigían dirimir controversias ante paneles de arbitraje privados y extraterritoriales, de acatamiento obligatorio y “Trato Nacional”. ¡Insólito que los políticos-empresarios nacionales defendieran la competencia desleal extranjera!

Detrás de todas estas matráfulas siempre han estado o el PLN o el PUSC, pero también han habido partidos como el Movimiento Libertario y otros  minoritarios o turecas que hacen el juego.

Ante tanto desastre ¿no están hartos? ¿Van a seguir apoyando a gente así?  Yo sí estoy harta y por esa razón en las próximas elecciones ningún partido que ha traicionado el estado de bienestar contará con mi voto, pero soy una golondrina que no hará verano.  Quien se abstenga de votar, en realidad estará votando por los que han causado tanto dolor y destrucción.  Quien vote por los partidos progresistas, estará dando un paso en la dirección correcta y abriendo una luz de esperanza que tanta falta hace.

¡Así que vamos a votar con entusiasmo! Sí hay por quien votar, se acabó la fiesta para quienes han causado el desastre y ahora la fiesta electoral es nuestra, porque además, contamos con la mejor gente para tener los mejores equipos que puedan gobernar el país.  ¿Entendido? Entonces, ¡ya es hora de decidir!