país y su gente; por vivir en función del bienestar de sus compatriotas más necesitados, por meterse a redentor. Y no vayan a creer que esto es fácil, que va. Hay quienes simplemente no lo entienden, no se parece a lo que han pensado para ellos. Pero hay otros que se sienten amenazados, no solo en sus intereses empresariales. Tanta bondad no es posible, no cabe en sus cabezas coronadas, y como contradice sus "valores" lo ven como un peligro. Qué tal si está fiebre de solidaridad y fraternidad fuera pegajosa y llegara incluso hasta sus residencias amuralladas, y que alguno de sus hijos se contagiara y les saliera el día de mañana con una bandera amarilla.

Por eso se ponen agresivos y pagan para que se mienta. Y hay que estar atentos, no se les ocurra alguna tontera. Porque, que tomen iniciativas que enlodan la democracia, porque presionen y amenacen a sus trabajadores, porque financien a manos llenas a los partidos que los sirven y los tranquilizan, es de esperarse, siempre han actuado así, pero que se les vaya la mano, aun más allá, no es una cosa imposible. Debemos, los que en este país pensamos en el futuro y el bienestar de todos, que somos los más, ayudarles a entender que para vivir en sociedad y fortalecer la democracia, hay que actuar en consecuencia, civilizadamente, que atreverse a jugar de "peligrosos", se paga muy caro. Esto nuestros descendientes, que van a vivir en una sociedad más justa, en paz y feliz, nos lo van a agradecer.