la barrera, lo van a atacar, y además procurarán sembrar la desconfianza y la división entre este partido y el FA, que eventualmente deben converger. Porque la pelea planteada contra la corrupción y el neoliberalismo, los necesita cerrando filas. De llegarse a una segunda ronda, lo que todas las mediciones dan por un hecho, el escenario electoral sería totalmente inédito. Tendríamos circunstancias electorales completamente nuevas, con dos agrupamientos claramente diferenciados. De un lado los que han venido lucrando de las cosas como están, los que no ven la necesidad de cambios, si acaso cosméticos, porque ellos viven bien, y que tienen en el neoliberalismo y las fuerzas del mercado y del dinero, sus ídolos. También estarán ahí los que han logrado asustar, y que no han podido liberarse de sus miedos.

Del otro lado estaremos los que creemos que hay que defender y mejorar las instituciones públicas, parar su desmantelamiento, que el estado debe cumplir su papel de organizador y ejecutor de los planes de desarrollo, que la riqueza debe ser mejor repartida, de manera que el trabajo y su producto nos favorezca a todos, que la sociedad debe volver a asentarse sobre valores morales y éticos, como la fraternidad, y la solidaridad, y que los dineros del erario público que son de todos, sean sagrados y se deben administrar con total pulcritud. Que las inversiones extranjeras sean bienvenidas, pero que sirvan de verdad a nuestro desarrollo y no a engordar cuentas privadas.

Ese sería el escenario, y ahí ya el asunto de fondo, no será cuestión de nombres, sino de intereses y valores. Si con los intereses de los menos o si con los intereses de los más. Si con una Costa Rica excluyente y mezquina, o si con una patria que nos incluya a todos, en armonía y en paz.