José Joaquín Mora Porras, el estratega militar de la guerra de 1856 - TicoVisión |
Escrito en 12/04/14 a 05:02:19 GMT-06:00 Por Administrador |
Una interesante visión histórica sobre los verdaderos héroes de la “Campaña Centroamericana de 1856-1857” que nos brinda el Dr. Carvajal; quien también nos deja ver la cruda realidad de lo malagradecidos y... José Joaquín Mora Porras, el estratega militar de la guerra de 1856 José Joaquín Mora Porras (San José de Costa Rica, 21 de febrero de 1818 - San Salvador, El Salvador, 17 de diciembre de 1860). Fue un político y militar costarricense, hermano del presidente Juan Rafael Mora Porras. Fue diputado y comandante de la plaza de San José de Costa Rica. Durante la Campaña Nacional de 1856-1857 que enfrentó a las naciones centroamericanas contra los filibusteros de William Walker; fue uno de los personajes más relevantes de esta campaña, al ser el general al mando del ejército de Costa Rica y jefe de las fuerzas centroamericanas durante la guerra. Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado * San José, 12 de abril de 2014.- El general José Joaquín Mora Porras desposó a María Dolores Gutiérrez Peñamonge hija Agustín Gutiérrez Lizaurzábal, dueño justamente de la Hacienda Santa Rosa en Guanacaste, escenario del primer enfrentamiento militar entre el ejército de Walker y las fuerzas costarricenses, el 20 marzo de 1856. Aquí en esos azares del destino en terreno muy conocido por el General Mora Porras por ser parte de una finca familiar las fuerzas al mando de José Joaquín Mora Porras vencen al enemigo en suelo costarricense. Confirmar algunas verdades ya estudiadas desde hace más de 150 años, y desmitificar otras ideas impuestas en libros de texto recientes, e incluso estudiosos profesionales del tema. La primera verdad y muy sencilla que Costa Rica va a combatir el norte hacia la planicie guanacasteca con un ejército profesional, y que si bien hubo ciudadanos adiestrados en lo militar que se unieron las responsabilidades estuvieron en el comando militar que recaía en José Joaquín Mora Porras. Ya para 1850, fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército, dedicándose a su modernización durante esta década, al reformar el reglamento militar de herencia española e introducir nuevas técnicas europeas desarrolladas por las fuerzas napoleónicas e inglesas. Dentro de las muchas ideas erróneas que se nos han impuesto como verdades históricas es la de creer que fue el pueblo campesino el que marchó. No, la historia real es que una movilización de un ejército. Siempre al mando de los combates la jerarquía militar estuvo a cargo de todas las operaciones. En ninguna de esas batallas se improvisaron los planes todos fueron estudiados por el comando militar y siempre las acciones las ejecutaron los altos mandos militares, tanto en Santa Rosa luego en a Rivas y finalmente en el río San Juan. Que la guerra tuvo móviles geoestratégicos, no olvidados pero citados solo de manera muy superficial, y que no son visualizados como las grandes motivaciones para este tipo de incursiones militares de tipo privadas para las cuales la guerra era la forma de conseguir territorios para un país en plena expansión militar y una economía capitalista. Busto en descuido y olvido en un pequeño parque josefino, irónicamente llamado "El Parque de los Borrachos", pues solo borrachos se acercan a dormitar a vista y paciencia de autoridades municipales y de la Fuerza Pública. La otra gran verdad es que William Walker, militar estadounidense vino por móviles propios de una empresa privada y no era parte del ejército de los Estados Unidos, eran mercenarios con la idea anexionista y esclavista pero que la organización de sus ejércitos de mercenarios corrían por cuenta de los que financiaban a estos grupos de mercenarios, no vencimos en la “campaña centroamericana” al ejercito de los Estados Unidos, sino a un grupo de mercenarios eso si con contactos con las esferas oficiales, cuyos triunfos efectivamente eran reconocidos muy rápidamente por el gobierno de los Estados Unidos. Como lo la designación de William Walker como presidente de Nicaragua, hecho cuyo reconocimiento oficial del gobierno de los Estados Unidos no se hizo esperar. Para luchar contra William Walker, a la sazón presidente constitucional de Nicaragua, que junto a la fuerzas de Nicaragua más el ejército de mercenarios del propio Walker, querían apoderarse de los territorios de Nicaragua y Costa Rica por el valor geoestratégico que representaba la llamada “Vía del tránsito”. La vía del tránsito fue una ruta natural que unía las costas del caribe con las del océano Pacífico. En la época colonial ya los conquistadores habían imaginado la existencia de esta ruta y la llamaron el “estrecho dudoso” y su descubrimiento movilizo numerosos expediciones de reconocimiento efectivamente se trataba de un canal o ruta natural que cobró después de 1940 un valor incalculable para los Estados Unidos, porque aunque hoy nos parezca extraño esa fue la ruta con la que se inició la expansión del este de los estados Unidos hacia el Oeste de estados Unidos, hacía a las tierras que le habían despojado Los Estados Unidos a los hermanos mexicanos. El descubrimiento de las minas de oro en California y la consiguiente fiebre por este preciado metal, movilizó más de 40.000 ciudadanos de los Estados Unidos por esta ruta fluvial, lacustre y finalmente en diligencia hasta el puerto del Pacífico donde se dirigían los barcos hasta las costas californianas. Este, digamos que es el contexto geopolítico en el que se enmarca la “guerra centroamericana de 1856”. Por cierto mal llamada por los historiadores costarricenses como “Campaña Nacional” ya que no fue una campaña nacional, fue una campaña internacional cuyos principales combates se libraron en suelo exterior al nuestro, en Costa Rica se peleó la batalla de Santa Rosa, en la vieja hacienda, por cierto propiedad de la familia de la esposa de José Joaquín Mora Porras. José Joaquín Mora y sus aportes a la estrategia militar de la guerra de 1856 Reconocido como el militar más destacado por todos los ejércitos de los países centroamericanos, habiendo ocupado un rol de primer orden en la batalla de Santa Rosa, territorio que conocía como la palma de la mano, infringe la primera derrota militar a las tropas de Walker, de ahí continua hasta Rivas en suelo nicaragüense y vence de nuevo a las fuerzas de mercenarios. Después de esta segunda victoria y en un plan magistral, José Joaquín Mora, decide regresar a San José con una brigada de hombres, reorganiza su destacamento y se dirige al norte, pero por Sarapiquí para tomar hacia el rio san Juan e impedir la llegado de abastos militares a las fuerzas de Walker. En el rio San Juan se libra la batalla más ardua y cruenta, y de nuevo el ejército de Costa rica logra la rendición de la fuerzas de Walker y finalmente son desalojados del territorio nicaragüense, huyendo vencidos y en franca retirada, con numerosas bajas. Conclusión Nuestros militares fueron nobles y magnánimos en el triunfo, en esta “guerra centroamericana” respondimos militarmente a la ocupación de nuestro territorio, y esto nadie se ha atrevido a escribirlo, pero la lógica de guerra le hubiera proporcionado al ejército de Costa Rica y a nuestro país amplios territorios en las zonas donde se libraron los combates y de donde se desalojó el enemigo. Moralmente ganamos mucho, ganamos los combates militares y no se creó ningún perímetro de seguridad ni de ocupación del país invasor. Tampoco se ha dicho que nuestro pueblo y nuestra clase política fueron crueles con los hermanos Mora Porras, derrocados del poder y ambos exilados en El Salvador. Juan Rafael Mora Porras en 1858, solo dos años después de la gesta heroica más grande del pueblo costarricense. Y su hermano en 1860 muere (dice la historia) en el exilio, en Santa Tecla (El Salvador) de tristeza. Extraño pueblo este el costarricense. Hoy igual que en el pasado, los éxitos de la administración Mora Porras, nos llegan en versiones muy contradictorias y los homenajes siguen siendo escuálidos en proporción a los méritos de ambos hermanos conjuntamente con el general José María Cañas. En cuanto a José Joaquín, se le dieron los máximos honores militares en vida y se le reconoció su sólida visión como estratega militar y se le nombró como General de los Ejércitos centroamericanos. Murió en el exilio, solo y triste por lo acontecido (el fusilamiento) con su hermano Juan Rafael Mora Porras y su comandante, el general José María Cañas. Muere en El Salvador, tras dos exilios consecutivos, el 17 de diciembre de 1860, y según lo recoge la historia, muere de tristeza. Hoy en una plaza, un busto conmemora sus servicios a la Patria, en una plaza que lleva por nombre Plaza de la Victoria, justamente al lado del Concejo Municipal de San José, una plaza sórdida, abandonada, rodeada de enfermos alcohólicos, mientras en silencio yo rendía homenaje al héroe, un borrachito me preguntó: “Señor y quien es este chavalo”, y le contesté con respeto, es al único militar al que yo le rindo homenaje porque fue quien nos salvó de la dominación militar de los Estados Unidos en la “Campaña Centroamericana de 1856-1857.” Y el borrachito me respondió, y ¿Por qué nadie lo sabe, siempre nos preguntan quién es él? No ve que ni placa tiene. A lo que le contesté: “porque así somos los costarricenses, un país que no tiene memoria histórica y donde al ir a la escuela, al colegio o la universidad, no nos enseñan el amor por la Patria”. * Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater. |
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