Cuéntennos más sobre Pisa: Costa Rica - TicoVisión |
Escrito en 07/05/14 a 08:19:23 GMT-06:00 Por Administrador |
Cuéntennos más, señoras y señores, sobre Pisa. ¿Cómo sugieren eso para Costa Rica? ¿Se trata de la Educación nacional, o de qué?Cada día aparece más información internacional fundada sobre la equivocación de optar... Por Gerardo Barboza, M.Ed. * Educador San José, 7 de mayo de 2014.- En el sitio Web del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica (MEP), bajo “calendario”, dice que “del 25 de mayo al 20 de junio de 2014 inicia el periodo de aplicación de la prueba piloto PISA”. El “piloto” se refiere a las pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Pisa, por sus siglas en inglés), “producto” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). Es el mismo “producto” que promueven en un informe no evaluado sobre un estado de la educación costarricense y que, a la fecha, sus promotores no han podido contestar, por ejemplo, las “Preguntas a los encargados del cuarto Informe Estado de la Educación”; artículo publicado en distintos medios de prensa y académicos, nacionales e internacionales. Ni los del MEP –que han necesitado de ocho años a ver qué lograban-, junto con un Consejo ¿Superior? de Educación, ni los del Consejo Nacional de Rectores (Conare), ni la Contraloría General de La República (CGR), ni algo que llaman “Defensoría de Los Habitantes”, y mucho menos la Presidencia de La República, han brindado un solo argumento que no sea un parafraseo de lo que dicen los de Pisa o la Ocde, entre otros... No se trata, ni por asomo, de algo personal contra los célebres expertos. Lo que preocupa es la adhesión ciega y obediente de quienes tienen a cargo la Educación Pública nacional, al no contarnos otra versión de Pisa, en tanto se continúa “reformando” el sistema sobre la base de ese “producto” y otros. Dicen que cuando se trata sobre la “libertad de elegir”, es sobre la libertad de elegir entre diversas opciones la mejor y, si no existen, no se justifica de manera alguna comprar lo que haya, mucho menos sobre necesidades creadas, inventadas, impuestas que presentan como “recomendaciones”, “consensos”. Como consumidores en la sociedad del “libre mercado”, un “producto”, se supone, debe ser de calidad y, si este no sirve, se desecha. Cuéntennos más, señoras y señores, sobre Pisa. ¿Cómo sugieren eso para Costa Rica? ¿Se trata de la Educación nacional, o de qué? Cada día aparece más información internacional fundada sobre la equivocación de optar por el “producto” de la Ocde. Acá, más bien, lo recomiendan, lo institucionalizan, lo colocan en el calendario oficial de la cartera de Educación. ¿Y por qué lo hacen? ¿Cuál es la investigación científica diseñada en y para Costa Rica que luego de un análisis comparativo sobre Pisa, señala que “por fuerza”, el país debe seguir esa ruta? ¿Por qué tenemos que financiar un “producto” altamente cuestionado, privado, con serias repercusiones en el sistema de Educación Pública, en los estudiantes, profesores y padres de familia, con base en lo que algunos creyenceros nos obligan a ver? ¿Cómo es que las universidades, que se suponen académicas, científicas, con algunos de sus doctores, másteres, licenciados y bachilleres, se dedican a promover ese tipo de “producto” comercial? ¿Con base en qué es que la CGR aprueba presupuestos? ¿Qué le cuentan a la CGR que, al parecer, por su silencio, no se da cuenta…? “Lo que oculta el informe Pisa”, artículo por Carlos Manuel Sánchez (27/4/2014) y publicado en inversion&finanzas.com, es de lectura obligatoria y completa, especialmente para el nuevo Gobierno. Extractos del artículo por Sánchez son (suplo el destacado): “Pisa se ha convertido en un mastodonte y su influencia es cada vez mayor. La prueba diseñada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha evolucionado. Ha pasado de ser una herramienta para diagnosticar debilidades y fortalezas de los sistemas educativos nacionales a convertirse en una liga de países. En apariencia, con las mejores intenciones. Pero detrás de ese prurito por sacar mejores notas que el vecino se esconde algo que tiene poco que ver con la enseñanza: un negocio multimillonario”. “La obsesión con los exámenes es un nuevo nicho de mercado. Y quien lo ha visto claramente es la editorial británica Pearson, una multinacional con filiales en todo el mundo, dueña además de Financial Times y The Economist y que facturó más de 6000 millones de euros en 2013. Pearson ha logrado el contrato para los exámenes de PISA 2015, que pagan los ministerios de Educación, y la exclusiva para la creación de la plataforma digital que los sustentará”. “Pearson no solo redacta los exámenes, también los corrige y aportará las herramientas informáticas a los ministerios de Educación para analizar el rendimiento casi en tiempo real, como si fuera una Bolsa de Valores, donde los que cotizan no son empresas, sino colegios y, en último término, nuestros hijos”. “¿Es positivo o negativo? Es bueno, argumentan unos, porque así no se nos escapa ningún talento. Pearson sostiene que su objetivo es revolucionar el concepto de ‘educación’ en el mundo, personalizarla y reducir costes. Es malo, sostienen otros, porque las escuelas van a pasar más tiempo examinando que enseñando. Así lo considera el académico canadiense Donald Gutstein en un informe para los profesores de la Columbia Británica (Canadá). ‘Pearson consigue el grueso de sus ingresos de textos digitales, herramientas de enseñanza virtual, exámenes on-line... Y sigue una serie de estrategias para crecer aprovechando la transición de lo físico a lo digital. Es un plan ambicioso para comercializar sus productos y servicios. Si tienen éxito, convertirán a los estudiantes en simples clientes’”. “PISA genera un informe muy exhaustivo, con multitud de análisis. Lo de comparar a los países participantes era una estadística más, unas tablas orientativas medio escondidas en un bosque de lenguaje burocrático”. “Pero la tentación de hacer una liga es culpa nuestra, de los periodistas, que nos encantan esas competiciones porque se prestan a titulares redondos, del tipo ‘España fracasa otra vez’ (la media de la OCDE sería la arbitraria línea entre el aprobado y el suspenso), ‘Finlandia se cae del podio’, ‘Los asiáticos golean’... Periodismo deportivo más que educativo. Y también es culpa de los políticos, que sacan pecho si la cosa ha ido bien (cuando en realidad sería mérito de la Administración anterior), o justifican una reforma educativa a su gusto si las cosas van mal. ¿Pero podemos fiarnos de PISA? ¿Sus resultados son objetivos?” “¿Son fiables los datos de Pisa? Las críticas hacia PISA arrecian desde el último informe (2012). ¿Sabía usted que no son las mismas preguntas para todos los países? ¿Y que ni siquiera tienen el mismo nivel de dificultad? No solo eso, en ediciones anteriores hubo pruebas que algunos países se saltaron, como las de comprensión lectora. Y lo que hizo PISA fue realizar una estimación ‘plausible’, es decir, una proyección de lo que podían haber puntuado esos alumnos,… Además, las diferencias económicas (a mayor nivel adquisitivo, mejor nota), sociales (a mayor emigración, peor nota) influyen. Pero también las diferencias de mentalidad de los niños en la gestión del tiempo. Son exámenes contra reloj. Según comprobó Joachim Wuttke, un profesor alemán de Ingeniería Informática, los nórdicos y centroeuropeos dan un vistazo general, contestan primero a lo que saben y no tienen apreturas; los mediterráneos van pregunta a pregunta y luego no les da tiempo”. “Batiburrillo de datos ¿Cómo homogeneizar todo este batiburrillo de datos para confeccionar la dichosa liga mundial? PISA echa mano de un complejo sistema matemático llamado ‘método de evaluación de Rasch’, por cierto muy discutido por algunos matemáticos, que consideran que contiene errores. Además, un estadístico danés, Svend Kreiner, profesor emérito de la Universidad de Copenhague y discípulo del propio George Rasch, el creador del método, ya advirtió que encima PISA no lo estaba usando bien, básicamente porque no se deberían equiparar los resultados si las preguntas no tienen el mismo grado de dificultad”. “Pisa se defiende de los críticos Los responsables de PISA han recibido acusaciones de oscurantismo en el tratamiento de los datos. Se defendieron con un informe de 419 páginas. No obstante, el director de PISA, Andreas Schleicher, reconoció que para ellos la comparativa entre países no era lo más importante y que podían existir discrepancias en la clasificación, dependiendo de cómo se analizasen los datos. Pero es que las diferencias pueden ser tremendas, como demostró Kreiner. Aplicando el método de Rasch y con variaciones mínimas a la hora de privilegiar los parámetros, Canadá ocuparía el segundo puesto o el 22.º; Japón el octavo o el 40.º; y el Reino Unido, cualquiera entre el 14.º y el 30.º”. “A las críticas sobre la fiabilidad de PISA, muy fuertes en el Reino Unido, donde llevan varios años de reformas por sus resultados mediocres, los Estados Unidos, Australia, Alemania y otros países, hay que sumar ahora las suspicacias. ¿Quién se beneficia de este pique entre países? ¿Por qué los asiáticos arrasan? ¿Es mejor su modelo basado en la repetición, la memorización y la obediencia cuando muchos surcoreanos, que son los mejores del mundo, luego se estrellan cuando van a una universidad estadounidense? Además, hay muchas dudas sobre la ‘limpieza’ de China-Shanghái. ¿Hacen trampas? ¿Estamos ante una adulteración de la competición, como pasaba en el deporte con la antigua RDA?”. “La obsesión se convierte en negocio En este río revuelto, alguien ha sido más listo: Pearson. Una estrategia que diseñó su anterior CEO, Marjorie Scardino. Y que sigue el actual, John Fallon. Hagamos las preguntas. Diseñemos las plataformas digitales para hacer los exámenes. Redactemos los textos para que los niños estudien y saquen buenas notas en esos exámenes. Convenzamos a los políticos para que nos los compren. Pearson dispone de think tanks y expertos a sueldo. Al fin y al cabo, es la mayor editorial educativa del mundo. Y el catálogo de nuevos productos puede ser inagotable. ¿Por qué no poner al alcance de las escuelas los test que hacen los países punteros? El prestigio que supondría para un colegio poder decir: somos mejores en matemáticas que los coreanos... Dicho y hecho, empiezan a probarlo en los Estados Unidos. ¿Y por qué limitarse a estudiantes de quince años? ¿Por qué no sacar pruebas para que los adultos puedan compararse con sus hijos...?”. “Aunque la casa matriz de Pearson está en Londres, la estrategia empezó en los Estados Unidos. Pearson consiguió en 2011 un contrato de cinco años para los exámenes oficiales de las escuelas públicas de Nueva York por 32 millones de dólares. Precisamente la semana pasada hubo una protesta insólita en Nueva York. Padres, alumnos y profesores de decenas de centros, todos de acuerdo por una vez, se quejaban de la cantidad de exámenes, que algunos califican de epidemia. Niños de Primaria sometidos a pruebas de tres horas. Muchos se preguntan por qué una empresa privada y con ánimo de lucro tiene tanta influencia en el sistema público”. Cuéntennos más sobre Pisa… dejen ya el oscurantismo en que han estado todo este tiempo, haciendo ver al país una única versión sobre ese “producto”… * Gerardo Barboza posee una maestría en Educación con énfasis en Enseñanza Internacional de Framingham State University, Framingham, Massachusetts, Estados Unidos de América. Además ha realizado cursos de posgrado en los Estados Unidos de América en Enseñanza del Inglés como Segunda Lengua, dentro de los que destacan: Investigación en Estadística, Lectura y Escritura, Teorías sobre la Adquisición de una Segunda Lengua, Alfabetización para Estudiantes de Lenguas Extranjeras, Inglés como Segunda Lengua y Cultura, Investigación en la Enseñanza del Inglés como Segunda Lengua e Inglés de los Estados Unidos de América. Su preparación académica y su experiencia en la enseñanza del inglés a profesionales de distintas áreas como son la medicina, leyes, banca, corredores del mercado de valores y las inversiones, seguros, finanzas, educación, agronomía, farmacia e ingeniería, ha desarrollado en él un interés genuino en el Inglés para Propósitos Específicos (IPE). |
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