El cinismo de la FIFA justifica su extinción - TicoVisión
La FIFA tiene poder para lograr cambio de legislación de un país como hizo en Brasil. El precio, la FIFA lo maneja a la perfección. Saca pingues beneficios de las competencias que organiza (US$ 4000 millones de ingresos...
Por Ricardo Peirano
30 de junio de 2014.- Decía el famoso literato inglés Oscar Wilde que “cínico es quien conoce el precio de todo y el valor de nada”. Y me parece que a raíz de la inusual e insólita sanción aplicada por Blatter y sus adláteres a Luis Suárez, la FIFA representa por antonomasia el cinismo. Conoce a las maravillas el precio de todo: de cómo se organizan los mundiales, de cómo se venden los derechos de publicidad televisiva, de trasmisión de encuentros por los diversos medios y de sponsoreo, de estática, de cómo se venden las entradas, de cómo se exige a los países organizadores construir multitud de estadios, muchos de los cuales jamás serán usados nuevamente (Manaos en Brasil, por ejemplo, donde solo se jugaran 4 partidos), y sobre todo de cómo se hace para designar a las futuras naciones que organizaran campeonatos, aunque de fútbol no sepan nada y carezcan de condiciones ambientales para organizar una competencia deportiva al aire libre con 50º de temperatura como Qatar.
El precio, la FIFA lo maneja a la perfección. Saca pingues beneficios de las competencias que organiza (US$ 4000 millones de ingresos se estiman para el Mundial de Brasil) y los administra muy bien pese a ser una organización sin fines de lucro. Por supuesto que ha logrado una exención impositiva universal aparte de tener exención de la justicia ordinaria y ser ella misma quien resuelva todo tipo de conflictos jurídicos, económicos y deportivos de las asociaciones miembros, castigando con la expulsión a quien ose ir a los tribunales ordinarios para reclamar el pago de una deuda o de un derecho contractual. Incluso tiene poder para lograr cambio de legislación como hizo en Brasil para que su patrocinador Budweisser pudiera vender cerveza en los estadios pese que a una ley brasileña lo prohibía. Pues mala suerte para la ley brasileña, a la cual el Congreso tuvo que introducir una excepción, llamada “la excepción Budweisser” de modo que la apetecible cerveza se venda en todos los estadios mundialistas. Todo tiene un precio y la FIFA lo sabe bien. Tan bien maneja la FIFA sus recursos que tiene una pequeña reserva financiera en los bancos. Una reserva que asciende a más US$ 1000 millones de dólares. Por las dudas.
El precio, la FIFA lo maneja a la perfección. Saca pingues beneficios de las competencias que organiza (US$ 4000 millones de ingresos se estiman para el Mundial de Brasil) y los administra muy bien pese a ser una organización sin fines de lucro. Por supuesto que ha logrado una exención impositiva universal aparte de tener exención de la justicia ordinaria y ser ella misma quien resuelva todo tipo de conflictos jurídicos, económicos y deportivos de las asociaciones miembros, castigando con la expulsión a quien ose ir a los tribunales ordinarios para reclamar el pago de una deuda o de un derecho contractual. Incluso tiene poder para lograr cambio de legislación como hizo en Brasil para que su patrocinador Budweisser pudiera vender cerveza en los estadios pese que a una ley brasileña lo prohibía. Pues mala suerte para la ley brasileña, a la cual el Congreso tuvo que introducir una excepción, llamada “la excepción Budweisser” de modo que la apetecible cerveza se venda en todos los estadios mundialistas. Todo tiene un precio y la FIFA lo sabe bien. Tan bien maneja la FIFA sus recursos que tiene una pequeña reserva financiera en los bancos. Una reserva que asciende a más US$ 1000 millones de dólares. Por las dudas.
También sus directivos son expertos en marketing y hasta han hecho una película sobre sí mismos y sobre la propia organización, obviamente en tono laudatorio y no en tono objetivo. Claramente los fans del futbol hubieran preferido una película sobre el deporte y su protagonistas, que son los jugadores, los jueces y los directores técnicos. A nadie, excepto a sus mandamases, les interesa una película sobre la historia de la organización.
Pero la FIFA no conoce el valor de nada. No conoce el valor de quienes se entrenan y se esfuerzan día a día por mejora sus actuaciones. No valora el trabajo escondido de tantas personas que cumplen con su deber diariamente para hacer posibles las competiciones. No valora que hay personas detrás de jugadores, que esas personas tienen familias, que un día tocan la gloria con sus manos y otro caen en el barro, que se lesionan, que tienen sentimientos. Lo importante es el espectáculo y el espectáculo debe continuar, por el bien de la FIFA.
Tienen un Comité de Etica pero de “Etica” ese comité solo tiene el nombre porque la corrupción es generalizada. Los directivos se abonan a la reelección indefinida, como si fueran indispensables. En eso son iguales a los autócratas de muchas pseudodemocracias que reforman las constituciones para perpetuarse en el poder. Blatter dice que concluye “su mandato pero no su misión”. ¿Cual es su misión? ¿Quién se la otorgó?
Como conocen precio de todo pero no el valor de nada, carecen de valores. Y Suarez, quien debió ser sancionado por su acción, al igual que Chilleli por su codazo, fue tratado como una paria, sin derecho al debido proceso, sin un juicio justo, y recibiendo una pena que no está en ningún código. Simplemente se oyen descargos de abogados sobre una “acusación” que no se conoce. Quienes acusan son fiscales y al mismo tiempo jueces. Acusan y dictan sentencia al mismo tiempo. La debida defensa y el debido proceso no existe. Que Suarez y Uruguay vayan a llorar al cuartito. Mientras tanto el show debe continuar. De lo contrario, no hay dinero para la FIFA y no hay salarios para sus directivos y para las asociaciones amigas. Tenía razón Oscar Wilde. Una gran obra de cinismo.
Pero la FIFA no conoce el valor de nada. No conoce el valor de quienes se entrenan y se esfuerzan día a día por mejora sus actuaciones. No valora el trabajo escondido de tantas personas que cumplen con su deber diariamente para hacer posibles las competiciones. No valora que hay personas detrás de jugadores, que esas personas tienen familias, que un día tocan la gloria con sus manos y otro caen en el barro, que se lesionan, que tienen sentimientos. Lo importante es el espectáculo y el espectáculo debe continuar, por el bien de la FIFA.
Tienen un Comité de Etica pero de “Etica” ese comité solo tiene el nombre porque la corrupción es generalizada. Los directivos se abonan a la reelección indefinida, como si fueran indispensables. En eso son iguales a los autócratas de muchas pseudodemocracias que reforman las constituciones para perpetuarse en el poder. Blatter dice que concluye “su mandato pero no su misión”. ¿Cual es su misión? ¿Quién se la otorgó?
Como conocen precio de todo pero no el valor de nada, carecen de valores. Y Suarez, quien debió ser sancionado por su acción, al igual que Chilleli por su codazo, fue tratado como una paria, sin derecho al debido proceso, sin un juicio justo, y recibiendo una pena que no está en ningún código. Simplemente se oyen descargos de abogados sobre una “acusación” que no se conoce. Quienes acusan son fiscales y al mismo tiempo jueces. Acusan y dictan sentencia al mismo tiempo. La debida defensa y el debido proceso no existe. Que Suarez y Uruguay vayan a llorar al cuartito. Mientras tanto el show debe continuar. De lo contrario, no hay dinero para la FIFA y no hay salarios para sus directivos y para las asociaciones amigas. Tenía razón Oscar Wilde. Una gran obra de cinismo.
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