La palabra: Donde nacen los sueños - TicoVisión
Las palabras nacen de un anhelo de comunicación, de un deseo de decirle al otro, al lector, cuales son mis ideas, en qué pienso y de alguna manera a qué aspiro, por eso amo la lectura, la comunicación que me...
Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado *
8 de julio de 2014.- He escrito algunos libros en el campo de mi especialidad: Historia Geografía, he escrito narraciones, cuento y algo de poesía, ahora en mi vida madura. Y reflexionando me encuentro que la clave del poder comunicarse es el dominio de la palabra, lo que nuestros maestros decían “saber expresarse bien”. Materia muy complicada en cualquier idioma y en cualquier etapa de la vida, ya que demanda siempre mucho estudio, y la humildad de ser siempre un buen aprendiz. Cosa que no sé aún si lo he sido.
No obstante he aprendido que la palabra, tiene magia, nuestro mundo sigue siendo un mundo de palabras, aunque se quiera hacer creer que es mundo de imágenes. La palabra se resiste a morir y así será siempre, porque con la palabra es que podemos interpretar y explicar el mundo que nos rodea.
Y la palabra que se inicia con gesticulaciones muy primitivas termina siendo una elaboración ingeniosa, inteligente y un camino que nos guía por la senda de la vida. ¿Como hubiera deseado ser un maestro de la palabra? Pero bueno, mi entrenamiento no siempre fue en el uso de la palabra y solo a ratos pude dedicar tiempo para poner la palabra en forma escrita.
Las palabras vuelan, si se las lleva la nada, se las lleva el olvido. La palabra escrita permanece, quizá algún tiempo más, aunque también puede desaparecer. Muchos miles de libros se los comió la polilla, en otros casos la barbarie anti civilizatoria dio cuentas de cientos de miles de libro en acabaron en hogueras.
No obstante he aprendido que la palabra, tiene magia, nuestro mundo sigue siendo un mundo de palabras, aunque se quiera hacer creer que es mundo de imágenes. La palabra se resiste a morir y así será siempre, porque con la palabra es que podemos interpretar y explicar el mundo que nos rodea.
Y la palabra que se inicia con gesticulaciones muy primitivas termina siendo una elaboración ingeniosa, inteligente y un camino que nos guía por la senda de la vida. ¿Como hubiera deseado ser un maestro de la palabra? Pero bueno, mi entrenamiento no siempre fue en el uso de la palabra y solo a ratos pude dedicar tiempo para poner la palabra en forma escrita.
Las palabras vuelan, si se las lleva la nada, se las lleva el olvido. La palabra escrita permanece, quizá algún tiempo más, aunque también puede desaparecer. Muchos miles de libros se los comió la polilla, en otros casos la barbarie anti civilizatoria dio cuentas de cientos de miles de libro en acabaron en hogueras.
Las palabras nacen de un anhelo de comunicación, de un deseo de decirle al otro, al lector, cuales son mis ideas, en qué pienso y de alguna manera a qué aspiro, por eso amo la lectura, la comunicación que me permite discernir las ideas de quienes me rodean y bueno, a través del libro sostengo los más deliciosos y exquisitos diálogos con los pensadores del pasado y de hoy. Largas horas de debates silenciosos, de revisión de uno y otro libro solo para saber quién está más cerca de ese anhelo humano que es conocer.
Y por eso sé que la palabra hecha idea y expresada en un texto, trasciende al que comunica y es interpretada por los lectores de maneras muy diferentes. Por eso amo las palabras, son una especie de laberinto en el que muy frecuentemente nos lleva tiempo encontrar la salida.
La palabra escrita implica un ejercicio, un aprendizaje, y el mundo moderno nos especializa en los campos del saber a comunicar con unas palabras y olvidar otras y nos niega la estética de la palabra. Si hay algo bello en el ser humano es la palabra guiada con talento, y estoy convencido que el pensamiento siempre se podrá expresar recurriendo a la palabra bellamente expresada.
Por supuesto que a mí me gusta la belleza de la palabra, no significa que la domine, ni que sea un buen ejemplo, solo sé que me gustan las palabras que se hilvanan en ideas y producen ideas que golpean nuestras mentes para convertirse en las ideas que todos queremos concretar; he ahí la magia de la palabras, he ahí el origen de los grandes sueños humanos: palabras inteligentes para guiarnos por un mundo mejor, si la palabra ahí donde nacen los sueños.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
Y por eso sé que la palabra hecha idea y expresada en un texto, trasciende al que comunica y es interpretada por los lectores de maneras muy diferentes. Por eso amo las palabras, son una especie de laberinto en el que muy frecuentemente nos lleva tiempo encontrar la salida.
La palabra escrita implica un ejercicio, un aprendizaje, y el mundo moderno nos especializa en los campos del saber a comunicar con unas palabras y olvidar otras y nos niega la estética de la palabra. Si hay algo bello en el ser humano es la palabra guiada con talento, y estoy convencido que el pensamiento siempre se podrá expresar recurriendo a la palabra bellamente expresada.
Por supuesto que a mí me gusta la belleza de la palabra, no significa que la domine, ni que sea un buen ejemplo, solo sé que me gustan las palabras que se hilvanan en ideas y producen ideas que golpean nuestras mentes para convertirse en las ideas que todos queremos concretar; he ahí la magia de la palabras, he ahí el origen de los grandes sueños humanos: palabras inteligentes para guiarnos por un mundo mejor, si la palabra ahí donde nacen los sueños.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
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