El estado de las cosas: Nicaragua - TicoVisión
Escrito en 08/07/14 a 09:37:52 GMT-06:00 Por Administrador
Max Lacayo L.
El 27 de junio pasado vimos al poder legislativo actuando, una vez más, de acuerdo con el capricho y voluntad del presidente inconstitucional Daniel Ortega. La Asamblea Nacional aprobó la nueva Ley de la Policía Nacional...

El estado de las cosas: Nicaragua - TicoVisión


08 de julio de 2014 | TicoVisión | Redacción: TicoVisión | Ctegoría: Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




El estado de las cosas



Por Max Lacayo L. *
Escritor

    Managua, 8 de julio de 2014.-  El 27 de junio pasado vimos al poder legislativo actuando, una vez más, de acuerdo con el capricho y voluntad del presidente inconstitucional Daniel Ortega. La Asamblea Nacional aprobó la nueva Ley de la Policía Nacional, cuyas normas otorgan a Ortega la facultad de extender el período de servicio de los directores de esa institución. Esta ley también extiende la carrera de los oficiales de la Policía a cuarenta años de servicio.

    Para poner el sello de garantizada arbitrariedad, el subdirector de la Policía, comisionado general Javier Maynar, añade a esta situación el desprecio de este Gobierno por la razón, la lógica y la justicia y nos pretende hacer creer que esto contribuirá a una mayor consolidación y profesionalización de su institución, y a una seguridad ciudadana superior.

    El principal problema es que este cuerpo de Policía ha dado, repetidamente, muestras de que opera en conjunto con las huestes criminales dirigidas por el propio Ortega. Como ejemplo, vale recordar que el año pasado, durante las manifestaciones de protesta frente al edificio del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), unos adultos mayores —acompañados de jóvenes solidarios— fueron agredidos por las turbas orteguistas, operando en abierta sincronía con la Policía. Estos, amarrados de brazos, formando una cadena humana acorralaban a las víctimas mientras las turbas desfiguraban —indiscriminadamente— los rostros de los manifestantes y le rompían las espaldas con todo tipo de armas. Cuando algunos, tratando de huir, caían a los pies de los

oficiales del orden, estos los agredían a patadas. Para agregar insulto a las heridas las hordas le robaron todo a los manifestantes, incluyendo sus vehículos.

    Las turbas habían llegado en motocicletas o habían sido transportadas en camiones de la Alcaldía de Managua. Así, cien manifestantes fueron atacados por doscientos criminales encapuchados vestidos con camisas de la Juventud Sandinista, en complicidad con la Policía.

    En un momento dado aparecieron a la escena del crimen los prelados Leopoldo Brenes, Silvio Báez y Miguel Mántica, quienes pidieron a las turbas, en el nombre de Dios, que se retiraran y ofrecieron consuelo y sus oraciones a las víctimas. Luego se aproximaron a dialogar con los policías.

    Fue entonces cuando apareció otro grupo de miembros de la Juventud Sandinista, vestidos con camisetas nuevas en las que, estampado en diseño psicodélico, se leía “2013 fsln BUEN GOBIERNO”.

    Y muy al estilo Ortega-Murillo, estos pandilleros de uniformes limpios se acercaron a los prelados a decirles que ellos estaban ahí para participar y apoyar la lucha de los adultos mayores por el derecho a una pensión reducida, en esos momentos en que la juventud nicaragüense estaba respaldando esa demanda como parte de la intención del gobierno de Ortega de restituir derechos arrebatados durante las administraciones neoliberales anteriores. Estos delincuentes también le dijeron a los prelados que estaban ahí para dejar claro su mensaje de paz, amor y reconciliación.

    Y es precisamente con esa misma cara que, coincidentemente, el mismo 27 de junio pasado, la Corte Suprema de Justicia anuncia una marcha contra la violencia hacia las mujeres para el próximo 11 de julio. En ese momento la Corte Suprema también declaró su preocupación, no solo por la mujer sino también por la salud pública y la seguridad del país.

    Y aunque todo esto es cosa del Estado, en este estado de las cosas la población ha ido aprendiendo de este comportamiento y muy a menudo vemos al violador acusando a la víctima de las ofensas perpetradas.



*  Por Max Lacayo Lacayo, Nicaragüense: economista, escritor, poeta y crítico literario. Egresado de University of New Orleans.

Publicado también en La Prensa de Nicaragua: http://www.laprensa.com.ni/2014/07/08/voces/202329-cosas

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