¿Por quién doblan las campanas? – TicoVisión
Un manto oscuro, cubre nuestro territorio, un manto de sospecha, de duda, de incertidumbres. Un mar de tristeza, muchas lágrimas nunca derramadas, muchas ideas que se las llevó el viento. Ideas que se quedaron...
Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado *
Escritor
San José, 8 de julio de 2014.- A los lejos escucho el tañido de hierro contra hierro, las campanas han entonado su melodía al ser las 12 mediodía, su musicalidad se ha filtrado entre por las ventanas de mi oficina. Me pregunto entonces, ¿y hoy por quién doblan las campanas? Y en mi oficina llena de libros, llena de un mundo de ideas y estando frente a mi computadora de escritorio puedo decir que las campanas hoy doblan por el pueblo de Costa Rica.
Un manto oscuro, cubre nuestro territorio, un manto de sospecha, de duda, de incertidumbres. Un mar de tristeza, muchas lágrimas nunca derramadas, muchas ideas que se las llevó el viento. Ideas que se quedaron sobre los escritorios, se traspapelaron. Quizás ya nadie la recuerde, así fue antes y así es ahora.
Hoy más que nunca siento que hay algo más grave que carcoma la vida social y política de mi Costa Rica, la corrupción nos asecha en cada recodo del camino, uno tras otro nos vamos enterando de tantos y tantas funcionarios públicas que ha caído en delitos y deben dejar sus cargos. Ya el funcionario público honesto es cada vez más extraño en nuestro cotidiano, una red de corruptela abriga nuestra vida institucionalidad.
Hoy, ya no tenemos confianza en nada ni nadie, hoy las campanas doblan por nuestra ingenuidad, por tantas promesas no cumplidas. Por el político que una vez en el poder olvida que había un programa de gobierno, hoy las campanas doblan tristemente por el trabajador que se doblega todo los días y que ve como poco a poco su estado social derecho se desmorona como un castillo arena.
Un manto oscuro, cubre nuestro territorio, un manto de sospecha, de duda, de incertidumbres. Un mar de tristeza, muchas lágrimas nunca derramadas, muchas ideas que se las llevó el viento. Ideas que se quedaron sobre los escritorios, se traspapelaron. Quizás ya nadie la recuerde, así fue antes y así es ahora.
Hoy más que nunca siento que hay algo más grave que carcoma la vida social y política de mi Costa Rica, la corrupción nos asecha en cada recodo del camino, uno tras otro nos vamos enterando de tantos y tantas funcionarios públicas que ha caído en delitos y deben dejar sus cargos. Ya el funcionario público honesto es cada vez más extraño en nuestro cotidiano, una red de corruptela abriga nuestra vida institucionalidad.
Hoy, ya no tenemos confianza en nada ni nadie, hoy las campanas doblan por nuestra ingenuidad, por tantas promesas no cumplidas. Por el político que una vez en el poder olvida que había un programa de gobierno, hoy las campanas doblan tristemente por el trabajador que se doblega todo los días y que ve como poco a poco su estado social derecho se desmorona como un castillo arena.
El tañido de las campanas nos marcan un momento crucial de nuestra historia, o salimos de esta modorra y acabamos ya y de una vez por todas con los malos hijos de nuestra Patria, o dejamos que el país se nos vaya de las manos y que esos malos hijos hagan y deshagan nuestras vidas y nuestro cotidiano. Ciudadanos, solo nuestra acción y pensamiento nos permitirán lavar las heridas que la política ha producido en nuestras almas, solo un esfuerzo mancomunado, solo una vida ciudadana vigorosa, inteligente y organizada, nos permitirá vislumbrar el horizonte.
Hoy más que nunca tengo la certeza que este país requiere una revolución moral, un cumplimiento de la palabra escrita y un compromiso con ese 20 por ciento de costarricenses que viven en la mayor pobreza mientras en nuestras instituciones muchos de sus jerarcas y mandos medios se enriquecen día a día con el dinero que debe llegar para mejorar nuestra salud, nuestra educación, nuestras carreteras. Hoy más que nunca necesitamos ese cambio que se nos anunció y que ha sido un discurso de campaña y no un compromiso real y sincero.
Que cese el tañido de las campanas cuando mi pueblo marche vigoroso a rescatar los valores morales que nos dieron Juan Rafael Mora, José Joaquín Mora, José María cañas y los fundadores de nuestras institucionalidad. Retomemos la senda pérdida, es nuestro único camino. Detengamos la corrupción ahora que todavía estamos a tiempo y hagamos que las campanas doblen para los neoliberales aferrados a sus cargos públicos como garrapatas.
Hoy más que nunca tengo la certeza que este país requiere una revolución moral, un cumplimiento de la palabra escrita y un compromiso con ese 20 por ciento de costarricenses que viven en la mayor pobreza mientras en nuestras instituciones muchos de sus jerarcas y mandos medios se enriquecen día a día con el dinero que debe llegar para mejorar nuestra salud, nuestra educación, nuestras carreteras. Hoy más que nunca necesitamos ese cambio que se nos anunció y que ha sido un discurso de campaña y no un compromiso real y sincero.
Que cese el tañido de las campanas cuando mi pueblo marche vigoroso a rescatar los valores morales que nos dieron Juan Rafael Mora, José Joaquín Mora, José María cañas y los fundadores de nuestras institucionalidad. Retomemos la senda pérdida, es nuestro único camino. Detengamos la corrupción ahora que todavía estamos a tiempo y hagamos que las campanas doblen para los neoliberales aferrados a sus cargos públicos como garrapatas.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
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