10 de julio de 2014.-  Nos han ido acostumbrando a esta barbarie. Y ya son cajoneras las respuestas. El Papa llama a la paz, el Secretario de la ONU dice estar afligido y pide moderación, USA, como siempre, justifica la respuesta israelita y dice respaldar su derecho a defenderse.

Desde muchas cancillerías llueven condenas. Y sobre la indefensa Gaza llueven cohetes y bombas, y de vez en cuando sale un cohete casero que hace más bulla que estrago, y que sirve al gobierno de Tel Aviv para justificar su desproporcionada e impune agresión.

Los muertos se cuentan por docenas, las destrucciones son inmensas, columnas de tanques y cañones se amasan en los bordes fronterizos, amenazando con entrar a saco. No es la primera vez. El poderoso Israel cobra venganza y por cada uno de los suyos caído mata 50 palestinos, no importa la edad.

Esto viene sucediendo ya desde hace demasiado tiempo. El mundo occidental, extraña cosa, que lanza sus ejércitos de intervención, con gran premura cada vez que entiende que sus intereses están en juego, aquí ante esta clara y flagrante violación de todo, no pasa de llamados a la calma.