Del paisajismo costarricense a la pintura social - TicoVisión
En los últimos 70 años el paisajismo costarricense ha girado mucho hacia el paisaje del valle Central, el fundador de la escuela nacionalista de pintura fue el arquitecto Teodorico Quiroz; buscó el rescate la vieja...
Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado *
En los últimos 70 años el paisajismo costarricense ha girado mucho hacia el paisaje del valle Central, el fundador de la escuela nacionalista de pintura fue el arquitecto Teodorico Quiroz; buscó el rescate la vieja arquitectura de la casa familiar solariega del hacendado cafetalero. En su momento esta obra jugó un valor de rescate del patrimonio arquitectónico del Valle Central, con algunos temas del Caribe y de la pampa guanacasteca. No obstante, ha habido un predominio del paisajismo valle centralista.
Lo que sucede que al convertirse en corriente dominante, este paisajismo de la vieja casa de bahareque o de adobe, con sus grandes patios externos, y su vegetación exuberante ha impedido el surgimiento de otras formas de paisaje. Tanto a nivel nacional como en el mismo Valle Central.
Digamos que aún hay predominio de la casa de bahareque y de la casa de adobe, con techo de teja, es un tema que ha acaparado la atención de los pintores paisajistas y del turismo que nos visita. Y eso ha estado bien, pero nos corresponde ahora dar un nuevo salto en la pictórica en general y proponer nuevos temas del paisaje urbano, estrechamente ligado a la problemática social.
La vieja estética implícita en la propuesta nacionalista “valle centralista” empieza a hacer aguas, en la medida en que el intenso proceso urbanizador arrasó con los cafetales y con esas viejas casas cafetaleras, en este sentido podemos decir que hay un cierto rezago de la pintura como una forma de expresión del lenguaje social.
Lo que sucede que al convertirse en corriente dominante, este paisajismo de la vieja casa de bahareque o de adobe, con sus grandes patios externos, y su vegetación exuberante ha impedido el surgimiento de otras formas de paisaje. Tanto a nivel nacional como en el mismo Valle Central.
Digamos que aún hay predominio de la casa de bahareque y de la casa de adobe, con techo de teja, es un tema que ha acaparado la atención de los pintores paisajistas y del turismo que nos visita. Y eso ha estado bien, pero nos corresponde ahora dar un nuevo salto en la pictórica en general y proponer nuevos temas del paisaje urbano, estrechamente ligado a la problemática social.
La vieja estética implícita en la propuesta nacionalista “valle centralista” empieza a hacer aguas, en la medida en que el intenso proceso urbanizador arrasó con los cafetales y con esas viejas casas cafetaleras, en este sentido podemos decir que hay un cierto rezago de la pintura como una forma de expresión del lenguaje social.
En general podemos decir que el paisaje urbano herencia de la primera mitad del siglo XX está bastante bien representada en la pictórica costarricense, no obstante, la nuevas realidades como el tugurio, las viviendas hacinadas, el individuo que duerme en cajas de cartón, digámoslo claramente la pintura de los sectores más pobres ha estado fuera de todo intento de una pictórica.
Por supuesto hay excepciones notables como la del trabajo del arquitecto Rafael Felo García con su propuesta de “los tugurios”, más recientemente encuentro que Gerardo Romero, y Lilliana Madrigal se han interesado por lo que llamaría el “tema social”. Ambos han visto el tugurio y los problemas sociales como temas a los que han dedicado sus pinturas. Y esto es hecho importante porque entonces la pintura cobra su dimensión de denuncia social.
En este sentido bien vale la pena a sentarse a tener una reflexión sobre una nueva agenda para la pintura costarricense que refleje el paisaje y que tenga una propuesta cuya estética reposo en la búsqueda de nuevas formas de representación.
Por supuesto hay excepciones notables como la del trabajo del arquitecto Rafael Felo García con su propuesta de “los tugurios”, más recientemente encuentro que Gerardo Romero, y Lilliana Madrigal se han interesado por lo que llamaría el “tema social”. Ambos han visto el tugurio y los problemas sociales como temas a los que han dedicado sus pinturas. Y esto es hecho importante porque entonces la pintura cobra su dimensión de denuncia social.
En este sentido bien vale la pena a sentarse a tener una reflexión sobre una nueva agenda para la pintura costarricense que refleje el paisaje y que tenga una propuesta cuya estética reposo en la búsqueda de nuevas formas de representación.
La pintura se había convertido en la expresión de unos valores muy burgueses donde se muestra lo que el pintor define como bello, y se niega a pintar lo que para él no representa esos valores. Posiblemente un mercado muy deprimido para la pintura ha obligado a los pintores a volverse en los decoradores de las clases ricas y por eso la ruptura no viene desde la academia, sino que surge en la calle en pintores rupturistas aún con poco público que conoce sus obras pero que serán una nueva generación para oxigenar la vieja pictórica costarricense.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
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