Redacción.- Una gran multitud de estadounidenses aunados por los mandatos de la patria, Dios y los principios ultraconservadores respondieron hoy a la convocatoria del animador mediático Glen Beck y la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, y se congregaron en la explanada de Washington ante el Monumento a Lincoln, a 47 años exactos del célebre discurso "Tengo un sueño", de Martin Luther King.

Entre banderas de barras y estrellas, carteles antiabortistas y camisetas de veteranos de guerra, los fervientes militantes del Tea Party escucharon absortos la arenga de Beck, un ex alcohólico presentador televisivo y locutor de radio, quien sostuvo cómo América, "que durante demasiado tiempo ha vagado en la oscuridad", está "empezando a volver a mirar a Dios".

"Ha llegado el momento de concentrarse en las cosas positivas de Estados Undidos", agregó.

La coincidencia de fechas y lugar de este acto, que tenía por objeto oficialmente "Restaurar el Honor" y rendir tributo a los soldados estadounidenses, con el histórico discurso pronunciado por Martin Luther King en 1963, había desatado en los últimos días irritación y fuertes críticas entre las asociaciones en defensa de los derechos civiles.

Deambulando entre las decenas de miles de ultraconservadores que habían acudido a la cita de hoy era imposible encontrar un representante de la comunidad afroamericana, enfurecida con la iniciativa de los secuaces del Tea Party.

"Soy cristiano, americano, heterosexual, pro-armas y conservador", rezaba la camiseta de un participante al mitín, en silencio mientras escuchaba las palabras de Palin, ex candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano y una auténtica estrella para muchos de los presentes.