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El intercambio comercial de Centroamérica apenas comienza a salir de la peor caída en los últimos 10 años, pero aún debe enfrentar varios retos para que ese crecimiento sea sólido y abandone el patrón de altibajos. La mejora sustancial de su infraestructura, el afianzamiento de la integración regional y ser más competitivos son algunas de las tareas pendientes del Istmo, según empresarios y analistas consultados.

La reciente crisis económica mundial detonó a finales del 2008 una estrepitosa caída en las exportaciones e importaciones de la región, y se profundizó en el 2009, cuando las ventas se hundieron 29 por ciento, mientras que las importaciones en casi 13 por ciento, de acuerdo con informes extraídos de los bancos centrales de cada país. La anterior caída de las exportaciones regionales ocurrió a finales del 2000 y todo el 2001; en ese momento los números eran rojos para las exportaciones que cayeron hasta un 14.34 por ciento, mientras que las importaciones, aunque bajaron, cerraron con cifras positivas ese año.

En esa ocasión, la causa fue una reducción de los precios del café y una sequía que impactó la región, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), del 2001.

“Las exportaciones tienen que ver con la competitividad de los países y su inserción en la economía global, es necesario que la región se abra a nuevos mercados y busque oportunidades, aunque esto también tiene un riesgo”, aseguró Nicholas Virzi, director de la carrera de Economía Empresarial de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Ese riesgo consiste en que mientras un país es más globalizado, queda expuesto a ser dañado en época de crisis, como la recién experimentada el año recién pasado.

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