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En la reunión que se celebra en Corea del Sur, los ministros de Finanzas de las principales economías del mundo decidieron dar mayor representación a las naciones emergentes

El poder en el Fondo Monetario de Internacional (FMI) se va a repartir de forma diferente en el futuro dando más peso a economías emergentes como China e India, que tendrán un mayor poder de decisión dentro de esta
institución integrada por 187 países y que se encarga de vigilar las políticas económicas de las diferentes naciones.

Los chinos serán en el futuro la tercera nación con más poder dentro de la FMI. Y para ello tendrán que ceder parte de cuota naciones industrializadas de Occidente.

Así lo acordaron este sábado los ministros de Finanzas y directores de los bancos centrales de los países que conforman el G20 y que se reunieron en Corea del Sur para preparar la próxima cumbre del grupo que tendrá lugar en el país asiático dentro de tres semanas. "Se ha
conseguido un acuerdo", dijo el ministro de Economía alemán, Rainer Brüderle, que sustituye al ministro Finanzas Wolfgang Schäuble, enfermo.

El G20 muestra así capacidad de acción. Esta es una señal a los mercados, aseguró Brüderle: "El G20 ya no actúa sólo cuando hay la crisis". Otros destacados funcionarios que participaron en el encuentro subrayaron que estas medidas refuerzan la legitimidad del FMI.

Los acuerdos allanan el camino para la cumbre del G20 que se celebrará dentro de tres semanas ya que ahora sólo se precisa de la aprobación formal del resto de países de la organización multilateral, en la que los países del G20 cuentan con un 80% de los derechos de voto.

El nuevo reparto de votos y cuotas entre los 187 países que integran el FMI pretende reflejar el peso creciente de las economías emergentes en la economía global.

La estructura del organismo creado tras la Segunda Guerra Mundial se ha quedado obsoleta con mercados emergentes en Asia, Brasil, Rusia y Sudáfrica.

China se impuso hace poco a Japón como segunda economía mundial y tan sólo es superada por Estados Unidos. Naciones que hasta ahora contaban con una representación excesiva perderán influencia en el
FMI. También Alemania, la cuarta economía del mundo, cederá parte de su cuota.

En los dos días de reuniones en Gyeongju, a 370 kilómetros al sur de Corea del Sur, también participó el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, y el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.

La reforma del FMI, un organismo que adquirió mayor protagonismo en el contexto de la crisis económica global, entrará en vigor en enero de 2011.

Hasta el último minuto hubo importantes diferencias entre los europeos, Estados Unidos y los países emergentes. No se trataba únicamente de un nuevo reparto de las cuotas del FMI entre países que tenían una representación excesiva y otros que apenas contaban con ella.

Se han buscado además nuevas reglas para la votación, así como para la designación de los cargos de mando en el organismo. Estados Unidos aspiraba a que los europeos tuviesen menos influencia en el consejo de administración o directorio ejecutivo, el máximo órgano de decisión en el FMI, y en Gyeongju se propusieron nuevas fórmulas para ese fin.

El G20 también consensuó que el directorio ejecutivo siga constando de 24 asientos y no se reduzca a 20. Los europeos sin embargo tendrán que ceder dos puestos. En total suman (contando con Suiza) nueve asientos.

El país con mayor poder de decisión dentro del FMI seguirá siendo Estados Unidos, que hasta ahora tuvo una cuota de cerca del 17 por ciento. Japón cuenta con un 6,5%, mientras que Francia y Reino Unido con un 4,5% cada uno. Alemania, que hasta ahora tenía un 6,1%, pasaría a tener un 5,7% con el nuevo reparto. No obstante sigue siendo la nación europea con mayor
participación en el Fondo.

La Unión Europea había propuesto antes una renuncia al reparto de mando que hasta ahora venía haciendo con Estados Unidos. Esta medida afecta sobre todo a la norma no escrita de que el director del FMI sea europeo, mientras que el del Banco Mundial sea estadounidense.

Aunque no se llegó a un acuerdo concreto, habrá una nueva gobernanza en el organismo que vigila las
políticas económicas del mundo.

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