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Las autoridades de Costa Rica insisten en que las tropas con que el Ejército de Nicaragua invadió y acantonó la Isla Calero, deben salir como primer requisito para iniciar cualquier tipo de diálogo.

Nicaragua ha querido engañar a la opinión internacional y a sus propios nacionales, quienes no reciben la información íntegra de los acontecimientos (según pudimos constatar a través de varias llamadas a conocidos en la hermana república), debido a la censura gubernamental. Como ejemplo; en Nicaragua nunca vieron por la televisión la llegada de los helicópteros MI 17 a depositar tropas en Isla Calero (momento clave de la invasión). Ilustramos el tipo de helicópteros de fabricación Rusa, con la foto de archivo del encabezado.

Costa Rica ya no cree en la OEA. Este organismo se ha venido deteriorando paulatinamente y actualmente, según fuentes que no revelamos pero que son de toda nuestra credibilidad en TicoVisión, y que han trabajado dentro de la OEA, nos han manifestado que ese organismo se mueve a base de contubernios con ciertos gobiernos, principalmente los movidos por la órbita chavista.

La artimaña nicaragüense consistió en haber respondido a la demanda costarricense en contra de la invasión de Isla Calero, con una contra-demanda de características limítrofes que en nada tenía que ver con el tema en discusión. Es decir, quisieron hacer un arroz con mango para confundir y desvirtuar el tema previamente a la llegada del señor Insulza ante la demanda costarricense en la OEA.

Lo más doloroso como producto de la artimaña antes mencionada, es que a lo interno, el gobierno nicaragüense ha logrado varios objetivos: 1- desviar la atención de la ya dividida oposición nicaragüense, quienes al unísono y por un equivocado patriotismo terminaron dándole el apoyo total al dictador que han venido tratando de destituir por los daños que ha causado a ese precioso y rico país. 2- Del anterior respaldo de la oposición se desprende además, un incremento a favor del régimen de la masa votante para las elecciones del 2011. 3- Se ha exacerbado a lo interno, los ánimos xenófobos hacia la población costarricense, con el argumento sin fundamento de que Costa Rica lo que pretende es apropiarse del Río San Juan al igual que se apropió del Guanacaste. La anterior información la hemos obtenido directamente de esa masa votante que hemos contactado en múltiples ocasiones tanto personalmente como por la vía telefónica. 4- También han logrado confrontar a familiares entre sí, entre miembros de una misma familia que radican en Costa Rica y saben que la demanda es justa, y sus congéneres que radican en Nicaragua y que han asumido como ciertas las patrañas del régimen de Ortega.

Si Nicaragua tenía dudas sobre la propiedad por parte de Costa Rica de la Isla Calero (aceptada según consta en mapas oficiales de ambas naciones, cuya última revisión por Nicaragua y que tenemos en nuestro poder, se dio en el 2003),  no debió invadir territorio que hasta ese momento era reconocido por ambas naciones que pertenecía a Costa Rica. Nicaragua debió haber seguido los canales diplomáticos acostumbrados aún entre naciones enemigas y con mucha más razón entre dos naciones hermanas. Dentro de esos pasos diplomáticos, en primera instancia estaba una reunión bilateral, que dicho sea de paso ya estaba programada para tocar otros temas y faltaban pocos días para su realización. Si habiendo tocado el tema en dicha reunión bilateral alguna de las partes no aceptaba la solución propuesta, se debía proceder de inmediato a elevar el caso ante la Corte Internacional de la Haya para su arbitrio sobre el diferendo.

Nicaragua se saltó los pasos antes descritos y procedió a la invasión del territorio costarricense. Lo ha mezclado sin fundamento con el problema (hasta ese momento desconocido), de duda sobre los derechos de propiedad sobre esa parte del territorio. En tal caso, Nicaragua debe primero responder ante la demanda de invasión (pues fue el camino largo escogido por su gobierno), y hasta una vez concluido un acuerdo sobre este, en el que en primera instancia Costa Rica exige el inmediato desalojo por fuerzas militares nicaragüenses del territorio antes mencionado, Nicaragua debería proceder a plantear su demanda por litigio fronterizo y la exigencia de un nuevo amijonamiento de todo el trayecto fronterizo, a lo cual Costa Rica no se opondría, como ya lo ha manifestado en varias ocasiones.

Las intenciones del Gobierno de Nicaragua. Qué es lo que el señor Ortega quiere ocultar con su actitud, no es tema que le preocupe al Gobierno de Costa Rica, y es algo que los nicaragüenses deberán resolver a lo interno, pero nunca buscar a una nación hermana como “chivo expiatorio” para resolver sus problemas internos.

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