TicoVisión Costa Rica

San José.- Nadadito de perro es como se puede calificar la actitud de la Organización de Estados Americanos (OEA) ante el reclamo de Costa Rica por la violación flagrante de su soberanía, con el agravante de que se trata de militares con armamento guerrerista contra un país pacífico, orgulloso de no tener ejército.

Es inaudito que con mapas en mano, la visita del secretario general de la Organización, José Miguel Insulza, e informes de geólogos que ratifican que la Isla Calero pertenece históricamente a territorio costarricense, los miembros de la OEA estén asumiendo posiciones blandengues. Además, para nadie es un secreto que sistemáticamente el gobierno sandinista, cuando se acerca el proceso electoral, ha utilizado la misma argucia para desviar la atención de un pueblo cansado de la ausencia de políticas sociales y económicas. No es ninguna casualidad que medio millón de nicaragüenses vinieran a Costa Rica huyendo de la pobreza.

Mapa que aparece en el Laudo Cleveland y los Laudos Alexander

    ¿Qué más tiene que investigar la OEA? El ultimátum que le dio Costa Rica de nada sirvió; ahora le piden más tiempo dizque para encontrar una solución. Pero si una y otra vez el Gobierno ha dicho a voces que esto no es un conflicto limítrofe; la delimitación de la frontera no está en discusión. Lo que está en discusión es la violación de la soberanía por parte de un país militar, con una trayectoria guerrerista, contra una nación sin ejército, sin armamento pesado y, más bien, con una policía acorde con la idiosincrasia pacifista y democrática.

    Lo que debe hacer la OEA, primero que nada, es pedir el inmediato retiro de las fuerzas armadas nicas de nuestro territorio, y después dialogar.

    Nuestro país está en total indefensión, conforme pasan las horas más militares del vecino país se apertrechan en la frontera por aire y tierra, en actitud desafiante y atemorizando a los pobladores costarricenses.

    ¿Qué está esperando la OEA? ¿Que los militares nicas ataquen a los costarricenses desarmados por cualquier nimiedad o por un pretexto imaginario? Sería imperdonable que por la negligencia de países miembros de la Organización y la falta de solidaridad internacional, se derrame sangre costarricense.

    También nos preguntamos si es que desde un inicio le faltó firmeza al Gobierno costarricense en la defensa de nuestro territorio.

    Costa Rica no tiene que ondear la bandera blanca de la paz porque siempre lo ha hecho; es Nicaragua la que debe izarla.