TicoVisión Costa Rica

Cuando la Alemania Hitleriana atacó a Francia, Bélgica y Holanda en mayo de 1940, le preguntaron a Winston Churchill, Primer Ministro del Imperio Británico, qué opinaba acerca de la actitud que adoptaría el dictador soviético, Stalin, ante esa escalada del conflicto. Contestó que siendo la URSS un Estado policiaco, casi no se sabía nada de lo que opinaban sus dirigentes. Lo que piense Stalin -concluyó-, es como un misterio envuelto en una nebulosa y encerrado dentro del mayor enigma.

Otro tanto puede decirse del actual conflicto provocado por Ortega Saavedra con Costa Rica, el que ha utilizado para presentarse como el celoso defensor de la soberanía nacional, después de convertir Nicaragua en un satélite del social imperialismo chavista. Políticos de supuesta oposición al orteguismo, periodistas, empresarios fuertemente comprometidos con el proyecto totalitario del secretario general del FSLN, etc., han cerrado filas alrededor del actual Presidente de la República, gracias al pacto Montealegre-Ortega, que evitó el conteo del 8.5% de los votos el 6 de noviembre del 2006, eliminando la segunda vuelta entre Rizo Castellón y el propio Ortega Saavedra. Ya se olvidaron del "decretazo", de la permanencia indefinida en sus cargos de los magistrados judiciales y de los corruptos magistrados electorales, autores del fraude en los comicios municipales del 9 de noviembre del 2008 y de un sinnúmero de violaciones de la Constitución.

Ya se ha publicado en Nicaragua que esos trabajos de limpieza de sedimentos en las zonas adyacentes a la desembocadura del Río San Juan en el Mar Caribe, Laguna de San Juan del Norte y afluentes, los realizaron equipos y personal técnico de la ENAP, los que inclusive se surtían de combustibles en territorio costarricense, sin que surgiera ningún conflicto ni protesta de las autoridades de dicho país, por cuanto no existía ningún interés por provocar un conflicto. Estos trabajos se realizaron en el segundo semestre del 2001.

Ortega Saavedra ya llevó a la práctica una parte de su estrategia desestabilizadora y dictatorial con el conflicto provocado con Costa Rica. Ahora ha pasado a una segunda etapa de sus perversos propósitos, que no creo sean los últimos, porque todo apunta a su reelección en las elecciones generales de noviembre del 2011, para las que ya tiene el personal idóneo para la realización del mayor fraude de la historia de Nicaragua, los corruptos magistrados electorales, presididos por el gángster de Roberto Rivas Reyes, sospechoso protegido del desacreditado Cardenal Obando y Bravo y los miles de militares orteguistas que se encuentran en situación de retiro, pero se mantienen sedientos de botín.

Aprovechando que está por finalizar sus labores la Asamblea Nacional, Ortega Saavedra mandó el día de ayer y con carácter de urgencia para que se las aprueben sin necesidad de pasarlas a dictámen de las Comisiones de Defensa y Justicia, tres proyectos de leyes inícuas que ponen al descubierto el verdadero trasfondo del conflicto que le encargara provocar al orate de Edén Pastora Gómez, con Costa Rica, utilizando como pretexto labores de limpieza con la draga hechiza "Reelección".

Ley de la Defensa Nacional de la República de Nicaragua. Ley de la Seguridad Nacional de la República de Nicaragua. Ley de Régimen Jurídico de las Fronteras. Estas tres leyes lo que pretenden es militarizar todos los aspectos de la vida nacional, hacerle by-pass a la disposición constitucional que prohibe el servicio militar obligatorio e intervenir las propiedades que están a 35 kilómetros de las franjas fronterizas con Honduras y Costa Rica, invocando los sagrados principios de la defensa y seguridad nacionales. En el fondo, esto persigue el propósito de incrementar la participación de la mafia orteguista y de sus tentáculos militares y policiales en el tráfico de drogas por el territorio nacional.

La doctrina militar de Nicaragua, invocada por Ortega Saavedra para consolidar su proyecto totalitario y dinástico sobre el pueblo nicaragüense, manifiesta que tiene como fundamento la participación de todos los ciudadanos en la defensa de la patria, por lo que nadie queda excluido del reclutamiento forzoso, lo que es una abierta violación del Arto. 96 Cn. También considera que los primeros que serán movilizados son los empleados gubernamentales, los que después de todo tienen sus carnets de orteguistas y posiblemente miren con simpatía el andar jugando a los soldados.

Esto dará origen a una carrera armamentista en la región centroamericana. Altos oficiales del Ejército Nacional (Popular Sandinista) han realizado viajes a Irán y Rusia, solicitando armamento de infantería y armas de apoyo, artillería, blindados, helicópteros de ataque, lanchas patrulleras, cazas a reacción, etc. Lógicamente, esto hará que los restantes países se consideren amenazados por un régimen intrínsecamente expansionista -el orteguista-, y decidan también armarse hasta los dientes. Ya tienen listos para las facilidades operativas de esos helicópteros y cazas el aeropuerto de Punta Huete.

Conforme esas leyes enviadas a la Asamblea Nacional para su rápida aprobación, el Ministro de Defensa, el Estado Mayor General del Ejército Nacional (Popular Sandinista) y el Presidente de la República, quedan facultados para hacer uso de los recursos estratégicos de la nación, por lo que podrán apoderarse de bienes inmuebles a su gusto y antojo. vehículos de diferentes clases, cuentas bancarias y de ahorro, semovientes para la alimentación de los reclutas y vagos que se presten a secundar los macabros planes del orteguismo, constituyendo en el fondo un nuevo expediente de confiscación disfrazada bajo los pretextos de la defensa y la seguridad nacional. Estamos retrocediendo a 1979, cuando los proletarios entraron a saco en toda Nicaragua y arrasaron con todos los bienes de sus enemigos reales o supuestos. Pero ahora se trata de capitalistas de mentalidad totalitaria que desean apoderarse de todos los bienes de los nicaragüenses, nada más que la clásica dictadura revolucionaria del proletariado se ha reemplazado con un cocktail explosivo de fascismo y populismo.

Esas leyes absurdas e inícuas enviadas por Ortega Saavedra a la Asamblea Nacional para su inmediata aprobación, contemplan la movilización del personal militar en situación de retiro. Es un pretexto para justificar la presencia de militares en cargos civiles, donde únicamente se dedican a aumentar la cuantía de sus "ahorros" metiendo las "grapas" en los recursos de cada ministerio y ente autónomo. Pero también presenta como una necesidad impostergable en momentos de crisis provocada por el mismo secretario general del FSLN, la presencia de militares orteguistas en situación de retiro en todas las estructuras del Consejo Supremo Electoral, para que conjuntamente con Roberto Rivas Reyes y otros sinvergüenzas, lleven a cabo el fraude electoral que permitirá la reelección de Ortega Saavedra. De esta manera, el fraude se presentará como una necesidad insoslayable de los imperativos de la defensa y seguridad de Nicaragua.

Si esas leyes inícuas son aprobadas por los diputados de la Asamblea Nacional, lo que no es difícil con los votos de la bancada orteguista, los de la ALN y los mercenarios que venden su voto al mejor postor, Nicaragua recobrará nuevamente la fisonomía de un Estado Cuartel, donde los servicios de inteligencia tendrán un papel fundamental, el que realizarán ahora los pandilleros de los CPC, equivalentes a los nefastos CDS de la primera dictadura orteguista. La delación será nuevamente la máxima virtud de los ciudadanos.

Con esas nuevas leyes en plena vigencia, la Dirección de Información de la Defensa (DID) se quitará el antifaz con que opera actualmente y volverá a ser la siniestra y tenebrosa, Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE), "ojos y oídos de la revolución popular sandinista", como la llamara su jefe supremo, Tomás Borge Martínez.

¿Qué actitud adoptarán los oportunistas que se presentan como la verdadera oposición política al orteguismo y dirigentes de la sociedad civil ante loa macabros y criminales planes de Ortega Saavedra? ¿Recurrirán nuevamente a protestas líricas?

La única forma de salvar al pueblo nicaragüense de la feroz dictadura totalitaria que le espera, es movilizarlo masivamente, recurrir a la estrategia de la desobediencia civil y las huelgas generales, que como decía Lenin en sus escritos son un gigantesco ariete que derriba el orden capitalista. Nada más que en el caso de Nicaragua, el ariete democrático lo que derribará es la dictadura orteguista.

Todas estas nuevas canalladas de Ortega Saavedra son uno de los corolarios del conflicto provocado con Costa Rica y el que está poniendo a punto con Honduras, entrenando en territorio nacional a terroristas catrachos.