Nicaragua: Los Rivas Reyes, una sagrada familia con bendición cardenalicia - TicoVisión |
Escrito en 04/12/10 a 14:37:55 GMT-06:00 Por Administrador |
04 de Diciembre de 2010 TicoVisión Por Roberto Escobedo Caicedo bert.caido@gmail.com Recientemente, algunos medios de comunicación social de Nicaragua publicaron un inventario resumido de los bienes más relevantes y de mayor cuantía de uno de los personajes que la opinión pública considera uno de los más corruptos de Nicaragua, completamente desprovisto de principios éticos y morales, pese a ser el protegido del desacreditado Cardenal Obando y Bravo. Se trata de Roberto Rivas Reyes, actual presidente de facto del Consejo Supremo Electoral, siniestro personaje que ha vendido su alma al diablo por unos dólares más. En su abultado prontuario delictivo destacan los robos de las herencias de sus primos hermanos, indemnizaciones por propiedades confiscadas que nunca le pertenecieron, malversaciones de recursos del Estado, fraudes electorales, etc. Quienes lo conocieron de su época de estudiante de los primeros grados de la primaria en Matagalpa, recuerdan que se inició robando cajetas de leche a las vendedoras ambulantes, aumentando con el transcurso del tiempo el valor de todos sus atracos. Su abuelo por la parte materna fue el General G. N., J. Rigoberto Reyes, el que en horas de la madrugada del 22 de febrero de 1934 y al frente de unos contingentes de la Guardia Nacional de Nicaragua, arrasó con una cooperativa de desmovilizados del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua que trabajaban la tierra en Wiwilí. Por esa "heroica" acción de armas fue espléndidamente recompensado por el viejo Somoza García, originando el complejo de fincas conocido como "Ranchería, S. A.". Su progenitora, Josefa Reyes Valenzuela, contrajo matrimonio con Roberto Rivas, el que se presentaba como "topógrafo" y por sus vinculaciones con los altos mandos de la Guardia Nacional de Nicaragua tenía nombramientos de empleado fantasma en el Distrito Nacional (actual alcaldía de Managua), Banco de la Vivienda de Nicaragua, Dirección de Censos y Estadísticas, etc. Pero ya desde aquel entonces aparecía estrechamente vinculada con el que luego sería Arzobispo de Managua y luego Cardenal Primado de Nicaragua, Miguel Obando y Bravo. Además, Somoza Debayle ordenó que le hicieran el nombramiento de Encargada de Especies Fiscales en Matagalpa. Cuando falleció el Arzobispo de Managua, Alejandro González y Robleto, el Vaticano sometió a la consideración del Jefe de Estado, General Somoza Debayle, tres candidatos para reponer al mencionado purpurado. León Pallais Godoy, Donaldo Chávez y Miguel Obando y Bravo. Los medios de oposición desataron feroces ataques contra los dos primeros, presentándolos como grandes somocistas, por lo que no hubo más remedio que darle la venia al tercero en discordia, Obando y Bravo. Así es como llegó a la Curia Arzobispal. Por supuesto que le prometió lealtad incondicional a Somoza Debayle. Pero ocurrió que durante una auditoría practicada en la Oficina de Especies Fiscales de Matagalpa, salió a luz pública un desfalco de 500 mil córdobas. Los abogados del Ministerio de Hacienda acusaron por varios delitos a Josefa Reyes de Rivas y estalló el escándalo. Cuando el entonces Arzobispo de Managua, Obando y Bravo, logró hablar con Somoza Debayle, éste ordenó archivar todo lo actuado, pero el mal ya estaba hecho. A partir de ese momento, posiblemente 1970, el protector de los Rivas Reyes quedó como enemigo solapado del régimen somocista. Pero fueron el colapso del régimen somocista, la primera dictadura orteguista y el triunfo electoral en febrero de 1990 de Violeta Barrios de Chamorro, lo que permitió que un personaje gris y mediocre de escasas luces intelectuales, Roberto Rivas Reyes, pusiera al descubierto sus apetitos gangsteriles, los que ha refinado y perfeccionado con el transcurso del tiempo. A partir del momento que se iniciaron las llamadas Pláticas de Paz entre la Resistencia Nicaragüense y el FSLN, los Estados Unidos comenzaron a financiar a los partidos políticos que figuraban como opositores al nefasto y criminal régimen sandinista. Para esto constituyeron la llamada Corporación de Promoción Social Arquidiocesana (COPROSA), la que era manejada por recomendaciones del Cardenal Obando y Bravo por su famoso protegido, Roberto Rivas Reyes. Naturalmente que en esas arduas tareas de distribuir el dinero entre los dirigentes políticos, se quedaba siempre con la mayor parte, además de su modesto salario para 1989, 10 mil dólares mensuales, más otras prebendas, granjerías y sinecuras. COPROSA fue también utilizada magistralmente por Rivas Reyes para introducir al país artículos suntuarios de contrabando, como lujosas camionetas y coches de marcas de gran prestigio, aumentando de esta manera la cuantía de sus "ahorros". Durante el gobierno de Violeta Chamorro y en estrecha complicidad con su nefasto yerno, Antonio Lacayo Oyanguren, Roberto Rivas Reyes consiguió que le devolvieran físicamente las propiedades que formaban parte del complejo agropecuario, "Rancherías, S. A.", despojando a sus primos hermanos. También lo indemnizaron en efectivo por propiedades confiscadas a otras personas y que nunca le pertenecieron a ningún miembro de su familia. Otro tanto ocurrió con semovientes, maquinaria agrícola, construcciones que nunca estuvieron presentes en ese complejo de fincas, por lo que recibió varios millones de dólares en efectivo, teniendo el descaro de incluir como "confiscado" un burro de Kentucky, al que tiraron por error en 1958. Ni los bienes de la iglesia católica se han salvado de la voracidad y geofagia de Roberto Rivas Reyes. Su sospechoso protector, el desacreditado Cardenal Obando y Bravo, le transfirió 15 hectáreas de valiosos terrenos en la Carretera a Masaya, donados por la viuda de Julio Lalinde a la iglesia católica. Otro tanto con los terrenos de la Universidad Católica (UNICA), valorados en varios millones de dólares. Sus atracos y exacciones los ha transnacionalizado, porque tiene lujosas mansiones en San José, Costa Rica, lo mismo que una flotilla de coches de marca, Mercedes Benz, Porsches, Ferrari, Bentley, etc. A lo anterior hay que sumar lujosas casas de veraneo en los principales balnearios del pacífico nicaragüense, un yate de lujo y una isleta en el Lago Cocibolca. Tampoco podemos olvidar el jet ejecutivo en que se desplaza a Costa Rica. A todo lo anterior hay que agregar todo lo que ha robado de los recursos presupuestarios asignados al Consejo Supremo Electoral, incluyendo el reciente sablazo de 37 millones de córdobas mediante un préstamo con un banco privado y que la Asamblea Nacional, cumpliendo órdenes de Ortega Saavedra, transformó en deuda pública. Harold Rivas Reyes, compite con su hermano en cuanto a apoderarse de los recursos del Estado y de particulares se refiere. Gracias a la protección del desacreditado Cardenal Obando y Bravo, fue nombrado Cónsul de Nicaragua en Washigton, D. C., durante el gobierno de Arnoldo Alemán, continuando con el mismo cargo durante el gobierno de la Nueva Era. Ahora es el embajador de Nicaragua en Costa Rica y asociado con su esposa, Jenny Pérez Labró, despojaron de su parte de la herencia a los hermanos de ésta. Recientemente, fue nombrada por su esposo, Cónsul General de Nicaragua en Costa Rica, lo que constituye fiel expresión de manifestación del nepotismo político-clerical. Mario Rivas Reyes, es otro de los hermanos de tan ejemplares pillos y pícaros. Asociado con el contralor de facto del orteguismo, Luis Angel Montenegro, provocaron la bancarrota del Banco Nacional de Desarrollo (BANADES). Para arrasar con su cartera, fue nombrado Presidente de la Junta Liquidadora. Lo mantienen siempre en cargos discretos, de bajo perfil pero donde están garantizados los grandes ingresos y la oportunidad de meter las "grapas". Desde hace un buen tiempo disfruta de los privilegios de un cargo discreto en el Banco Central de Nicaragua. Finalmente, tienen una hermana, Michelle Rivas Reyes, la que aparece como la máxima autoridad administrativa de la Universidad UNICA, la que recibe jugosas coimas por lograr contratos anuales para supuesta profesionalización de los maestros normalistas de parte del Ministerio de Educación Pública, sin que nunca se licite la contratación de estos servicios con las restantes universidades existentes en el país. Hace pocos días, se dio a conocer en Nicaragua que el experto en fraudes electorales y actividades gangsteriles de toda clase, Roberto Rivas Reyes, había sido internado de urgencia en el Hospital Metropolitano, por descontrol y falta de atención de la diabetes que lo afecta. Pero poco después y para evitar que los periodistas le dieran seguimiento a su supuesta enfermedad, lo trasladaron al Hospital Militar. Fue entonces que su progenitora, Josefa Reyes de Rivas, llamó a varios medios de comunicación acusándolos de desear provocar la muerte prematura de su hijo, al que nunca dejaban en paz. Realizó una defensa apasionada del mismo, pero nunca manifestó que le aconsejaría devolver lo que se ha cargado con ayudas políticas y las gestiones del Cardenal Obando y Bravo, tampoco que revelaría todos los fraudes que ha cometido al frente del Consejo Supremo Electoral. Ni siquiera que le recomendaría renunciar a su cargo actual, desligándose del fraude que tiene preparado para las elecciones generales de noviembre del 2011. Una vez más se confirma lo que publicó la prestigiada Revista Alemana, Der Spiegel. "Que Roberto Rivas Reyes es el dulce secreto que guardan celosamente el Cardenal Obando y Bravo y su sempiterna secretaria y ama de llaves, Josefa Reyes de Rivas". El fraude que tiene listo para noviembre del 2011, el corrupto Roberto Rivas Reyes, asociado con los militares orteguistas que se han apoderado de todas las estructuras del Consejo Supremo Electoral, conducirán al país a una verdadera guerra civil, con muertos de verdad y no de propaganda, como las de los clásicos Western Italianos. Ninguno de estos corruptos escapará a la verdadera justicia popular. Estos son, a grandes rasgos, los atributos más relevantes de la sagrada familia de los Rivas Reyes. Disfrutan de la protección desmedida del orteguismo y también de las bendiciones poco menos que satánicas del desacreditado Cardenal Obando y Bravo. Es inaudito que a estas alturas, el Nuncio Apostólico de Su Santidad, Benedicto XVI, en Nicaragua, no le haya sugerido la conveniencia de trasladar a un convento de clausura a quien le causa una incontenible pérdida hemorrágica de prestigio a la iglesia católica nicaragüense. |
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