Oriente medio: La población palestina en Israel y el Servicio de Seguridad israelí - TicoVisión |
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27 de Mayo de 2010 Por Issam Aburaya catedrático universidad de Seton Hall, Estados Unidos. Traducción: Macarena Vázquez Linares
Se desconocen las razones en las que se ha basado el Servicio de Seguridad israelí para acusar al dr. Omar al-Saíd -detenido desde el 24 de abril de 2010- y a Ameer Makhoul -detenido desde el 6 de mayo de 2010-. Los cargos rimbombantes de espionaje y de contacto con un agente extranjero son lo suficiente amplios, que incluyen también “el espionaje político”. Esto significa que en esta era de globalización e Internet, cada reunión o correo electrónico -si el Servicio de Seguridad israelí lo desea- puede considerarse como espionaje. No se sabe como terminarán las detenciones previamente mencionadas y qué resoluciones empleará el tribunal en estos casos. Sin embargo, es imposible ignorar su contexto más amplio: la guerra del Servicio de Seguridad israelí contra la población palestina en Israel, su liderazgo político, su interpretación dentro y fuera de la sociedad civil y en su nombre. Somos testigos de que el Servicio de Seguridad israelí se ha asignado todo el poder en la lucha política legítima, democrática y abierta. Para el crédito del Servicio de Seguridad israelí y su director, Yuval Diskín señaló que se declaró abiertamente una guerra oficialmente y de manera inequívoca desde hace ya cuatro años. En su tristemente célebre reunión con el Presidente del Gobierno Olmert, que fue cubierta exhaustivamente por la prensa israelí, Diskín caracterizaba a la población palestina de Israel como una “amenaza estratégica”. Además, de acuerdo con Diskin, la lucha por la igualdad civil y nacional usando instrumentos democráticos dentro del marco de la legislación israelí se considera subversiva porque desafía a la idea central del Estado judío. Lo que esto deja claro es que Diskín entiende que el concepto de Estado judío y la igualdad son contradictorios. Diskín aclaró que las actividades de esta organización incluyen “actividades subversivas” de distintos órganos, “incluso si sus acciones se llevan a cabo por instrumentos proporcionados por la democracia”. El Servicio de Seguridad israelí está por encima de la democracia. Consideran que tienen la autoridad para definir el significado del Estado judío, aquellos que están subvertidos a este y también emplear casi todos los instrumentos posibles para neutralizarlos. Cabe recordar que el Servicio de Seguridad israelí siempre ha actuado tanto dentro como fuera de la ley. La verdad es que cuando se trata de la población palestina, el Servicio de Seguridad israelí en una gran medida se considera la ley. La desaparición de figuras y líderes públicos, tales como Makhoul y al- Saíd en los calabozos del Servicio de Seguridad israelí, la expedición de secretos de sumario con el objetivo de crear un drama aterrador y la exageración, y la negación del derecho fundamental de recibir la defensa jurídica, ilustra perfectamente el siguiente hecho fundamental. La población palestina en Israel depende del poder caprichoso del Servicio de Seguridad israelí. El Servicio de Seguridad israelí prometió perseguir las actividades conducidas por los instrumentos proporcionados por la democracia y el Servicio de Seguridad israelí lo ha llevado a cabo. Es importante recordar cuál es el objetivo final de la guerra del Servicio de Seguridad israelí en contra de los líderes de la población palestina en Israel. Este objetivo se puede resumir como el entrenamiento y la educación del comportamiento apropiado. Esto es una colaboración ciudadana política por excelencia. Un individuo debe ser ciego o intencionadamente ingenuo para no entender esto. Adicionalmente, el orden político israelí, en el cual las estructuras estatales materiales y simbólicas están diseñadas para servir a la etnia judía en una realidad binacional, conduce necesariamente a la transformación de los ciudadanos árabes en ciudadanos de segunda clase. En las palabras del racismo israelí, “los árabes levantan sus cabezas” y el Servicio de Seguridad israelí, junto con el gobierno de extrema derecha nacionalista con su hedor a fascismo, empezaron a actuar para devolver a los árabes a su lugar natural. En resumen, somos testigos de un intento de imponer las políticas y el espíritu de un gobierno militar y la reconstrucción de los preciosos días de los “árabes buenos”. Gracias a esto, la conclusión de Hillel Cohen en su libro Árabes buenos es que el objetivo de las autoridades israelíes bajo el gobierno militar no está limitado a conseguir el control político sobre la población Palestina en el nivel local y nacional. Su objetivo más amplio era “crear un sentimiento de miedo y dejar claro que las autoridades están vigilando todo y a todos”. Para crear ansiedad, para silenciar y para que los “nuevos árabes” crezcan desde ese silencio, “los árabes israelitas”. Este objetivo es más relevante que nunca. Sin embargo, el hecho de que el Servicio de Seguridad israelí está forzado a utilizar tal opresión directa y dura contra la población palestina, pone al descubierto el fracaso de no poder conseguir sus objetivos a través de formas más pacificas. Más importante, las detenciones del Dr. Omar al-Saíd y Amer Makhoul demuestran que la lucha intransigente para la igualdad nacional y civil de los ciudadanos árabes en su tierra es lo suficientemente fuerte y efectiva para perturbar el sueño del Servicio de Seguridad israelí y a su director. El problema del Servicio de Seguridad israelí, por consiguiente, no es con Al-Saíd y Makhoul sino con sus ideales, ideas y aspiraciones por los cuales están luchando. Sus detenciones fortalecen sus aspiraciones y alimentan la lucha para ver a estos sin ninguna relación a las acusaciones que el Servicio de Seguridad israelí está preparando. |
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