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Hay un par de anuncios bastante creativos que salieron hace unos días de “El Verdugo” en que una persona de la clase social alta tiene problemas para operar su teléfono celular y su televisor de plasma, y luego es “rescatado” por el vendedor de flores y su empleada y cuando el “ricachón” se muestra sorprendido porque ellos pudieron ayudarlo estos le responden con la frase “me extraña, yo tengo uno igual” y cierran con el “¡Tome chichi!”

Esto definitivamente hace que mucha gente se sienta identificada con estos personajes de la clase “trabajadora” porque sienten que es una forma de poder estar al mismo nivel de la “clase alta”, que no solo ellos pueden tener esos artículos y que ahora hay alguien que les facilita tener esos artículos.

Lo triste de esto es que los valores de nuestra sociedad han cambiado notablemente y ahora es sumamente normal que las personas le den una importancia enorme a tener artículos que tal vez no necesitan, pero los hace sentir bien, o les da un “status”.

Y es así como de pronto, las pantallas LCD, los celulares de $600, las consolas de juegos de $400, las refrigeradoras de doble puerta y las laptops, pasaron a ser prácticamente “obligatorias” y entonces en muchos casos para adquirirlos se endeudan, comprometiendo una parte de su salario a tasas de interés altísimas.

T. Harv Eker en su libro “Los Secretos de la Mente Millonaria” habla de como muchas las personas con mentalidad “pobre” tienen una actitud de odio, rencor o/y remordimiento contra los “ricos”. Entonces cuando ven pasar a alguien pasar en un automóvil lujoso, pensamientos como “seguro es narco”, “hijo de p… rico”, “debe lavar plata”, “quien sabe a cuántos se llevó entre las patas para tener ese carro” pasan por la cabeza de estas personas.

Y aprovechando esos sentimientos, es como los muchachos de la agencia de publicidad, muy inteligentemente sacan esos anuncios que definitivamente han tenido un fuerte impacto en su mercado meta, pero que lamentablemente refuerzan esa idea, de que no importa si es a 96 cuotas, al 60% anual o si su salario va a estar tan comprometido que va a tener que devolver el artículo en marzo, lo importante es que ahora se puede comprar lo que sea, sin tener que ser un Paganini.

Aquí la culpa no es de la agencia. Cada uno de nosotros es el que toma la decisión. Es común que la gente se “invente” la necesidad de “comprarse una laptop para hacer tareas”, “sacar la pantalla porque la cuota son 25 rojos por quincena y casi ni se siente” o de “embarcarse con esa refri porque con la otra era medio incómodo y esta le arrima el vaso y le saca el hielo sin abrir la puerta”.

Cada uno está en la libertad de escoger cómo distribuye sus ingresos, si en generadores de efectivo o por el contrario en gastos que lo van a consumir, entonces piénselo bien antes de adquirir un bien porque al rato el “tome chichi” no va a ser para Paganini.


De PonchoTV

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