Mientras tanto el propio Gaddafi,  ajeno a las disquisiciones sobre su futuro, apareció la noche de ayer en la televisión estatal desde su residencia en Bab el-Aziziya, Trípoli, que había sido atacada el pasado domingo por aviones de la coalición, dirigiéndose a sus partidarios con el llamamiento de luchar hasta el final tanto contra los  opositores, como contra la coalición internacional. "Lograremos la victoria al final... No nos rendiremos, les derrotaremos por todos los medios".

Mientras un grupo de seguidores fieles formaban un escudo humano para protegerle, Gaddafi anunció que no piensa irse: "Me voy a quedar aquí, mi hogar está aquí, me quedo en mi carpa", aseguró ante sus fieles, que enarbolaban banderas verdes. "Estoy aquí, estoy aquí, estoy aquí", exclamó.

Mientras tanto, en la ciudad de Misrata, la tercera mayor de Libia, se habla de más de 40 civiles habrían muerto, entre ellos varios niños, en recientes ataques lanzados por las fuerzas que respaldan al líder del país.

Rusia, por su parte, condenó este miércoles tanto las acciones del presidente de Libia contra su pueblo, como el uso de la fuerza militar en ese país por parte de la coalición internacional. "Las acciones del régimen de Gaddafi son inaceptables porque se han cobrado un gran número de víctimas y precisamente eso es lo que diferencia la situación aquí de la de otras regiones", declaró el jefe de la comisión de Asuntos Exteriores de la Duma Estatal (Cámara baja de Rusia), Konstantín Kosachov.

El funcionario volvió a subrayar también la posición de Rusia, para la que "es inaceptable también la actuación de la coalición, que se sale del marco de la correspondiente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU".

Anteriormente, la posición de que Rusia no se sumaría a la operación militar ya había sido expresada de forma reiterada y contundente por el presidente del país, Dmitri Medvédev.