La Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar, presentada al pueblo ecuatoriano por el Gobierno Nacional es una política de salud acertada, es una política de Estado que debe garantizar el respeto para que las personas tomen decisiones en su vida sexual y reproductiva con autonomía, beneficiándose del progreso científico y del acceso a una información y educación laica, por tanto, libre de prejuicios y dogmas.

El peso ideológico y cultural que plantea la jerarquía de la Iglesia Católica y sectores conservadores sobre la sexualidad y la reproducción trata de imponer dogmas, con ellos se buscan limitar la capacidad que tenemos las mujeres y hombres para tomar decisiones autónomas sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos. Mientras avanzamos en la consolidación de los derechos humanos, en una vida libre de violencia, en la consolidación del Estado Laico, la jerarquía de la iglesia y grupos conservadores contradictoriamente no logra mirar esta realidad que vive una mayoría de población católica y no católica.

El Estado por tanto debe buscar promover el reconocimiento de la diversidad, así como el ejercicio de los derechos con libertad de conciencia, sin intolerancias ni fundamentalismos. La libertad de conciencia es la garantía para que todas las personas que profesan una religión y las que no, decidan con autonomía y de acuerdo a su condición y vivencia propia, su destino sexual y reproductivo.

El objetivo de esta estrategia al garantizar el acceso efectivo a información, orientación, servicios de salud sexual y reproductiva y métodos de anticoncepción de manera gratuita en los servicios de salud del estado es un avance importante para que las mujeres ecuatorianas, especialmente las más empobrecidas, de menor acceso a la educación, rurales, indígenas, adolescentes quienes son las que presentan mayor fecundidad, puedan tomar decisiones oportunas sobre su vida reproductiva.

En el Ecuador el promedio de hijos es de 3.3 hijos/as por mujer, pero, las mujeres más pobres tienen 5 hijos en promedio, siendo las únicas responsables de su cuidado y manutención.

En el Ecuador, una de cada 5 mujeres adolescentes estuvo embarazada o es madre y uno de cada 5 partos corresponde a adolescentes menores de 19 años.

En el Ecuador una mujer aborta cada 4 minutos, es decir 125.000 mujeres al año se exponen a abortos inseguros, clandestinos e insalubres; la gran mayoría de estas mujeres no han ejercido los derechos a información y acceso a servicios de salud.

Reconocer que la sexualidad adolescente es una realidad, ratifica la titularidad de sujetos de derechos de los y las adolescentes, y su capacidad de decidir sobre sus cuerpos y su sexualidad de manera segura y placentera. Que una estrategia como esta, los incorpore al mundo de la información correcta, sin prejuicios moralistas y sin castigo es digno de apoyo.

Esta estrategia no es solo para las mujeres, incorpora a los hombres, tradicionalmente ausentes de las políticas y los programas convirtiéndolos en sujetos de derechos en concordancia con el marco constitucional. Por ello apoyar esta estrategia, es defender los derechos sexuales y derechos reproductivos como derechos humanos, el derecho a la salud integral y al buen vivir de las mujeres y hombres ecuatorianos, significa estar vigilantes de su cumplimiento libre de injerencias y posiciones morales contrarias al ejercicio de los derechos que garantizan y protegen la vida de las personas, especialmente la de las mujeres en situaciones de riesgo. La Estrategia Nacional busca proveer información, educación, acceso a métodos anticonceptivos y la participación de la población joven para que aporten a la consecución de sus planes y proyectos de vida.

La implementación de una estrategia como ésta, rompe el círculo de la pobreza y logra que las decisiones más importantes de las mujeres y de los hombres en términos de su destino reproductivo se tomen con mayor conciencia y oportunidad, en igualdad de condiciones para garantizar una vida digna.