dentro, para exigir la liberación de una joven convertida al Islam que supuestamente estaba retenida en el templo y que en realidad no se encontraba allí, según se confirmó posteriormente.

El tiroteo que estalló a continuación entre los dos grupos se detuvo sólo tras la intervención de militares y policías. Horas más tarde, un grupo de desconocidos incendió otra iglesia cristiana del barrio.

Según declaró el gobernador de la provincia de Giza, Ali Abdel Rahman, el orden fue restablecido gracias al esfuerzo del Ejército y la Policía, así como de líderes religiosos locales que pidieron a los jóvenes volver a sus casas.

No obstante, el primer ministro egipcio, Essam Sharaf, anunció que cancela su viaje a los países del Golfo, y convocó una reunión urgente de su gabinete a causa de la violencia interconfesional.

Por su parte, el gran muftí de Egipto, Alí Gomaa, condenó los enfrentamientos y pidió a los egipcios hacer todo lo posible para frenarlos.