En otros tiempos se me erguía el cabello por las propias condiciones sobre laceadas del mismo. Pero hoy en día, más que por algún espanto noctámbulo ocurre por la ineficiencia de algunas entidades públicas, que aunque funcionan con recursos de todos los costarricenses, a veces dejan mucho que desear en cuando a la atención se refiere.

Hace poco Giovanni Calero, un trabajador todo terreno, vecino de Gigante, pero desde hace algunos años instalado en Río Grande de Paquera, sufrió de apendicitis y fue incapacitado en el Hospital Monseñor Sanabria de Puntarenas por 29 días. La licencia terminaba el 30 de mayo, pero la cita médica estaba para el 07 de junio del 2011.

Debido a lo delicada de la cirugía, se sobre entiende (sin ser médico) que para volver a sus funciones debe ser valorado por personal especializado. Entonces por qué la cita dejaba un lapso de siete días en que quedaba totalmente desprotegido al trabajador, pues desde el punto de vista legal debía entrar a laborar el 31 de mayo.

Calero fue a la Clínica de Paquera y según me contó, le dijeron que no lo incapacitaban, porque la Caja Costarricense del Seguro Social CCSS estaba en quiebra (palabras más, palabras menos), que hasta los guardas iban a quitar. Incluso hasta le recomendaron negociar con el patrono, para que le dieran vacaciones o un permiso sin goce de salario.