Italia de fiesta ante partida del hombre de las fiestas - TicoVisión 
"¡Payaso, payaso!", "¡Que se vaya!", "¡Libertad, Libertad!" eran las consignas más coreadas.
13 de Noviembre de 2011 | TicoVisión | Redacción - ANSA | Europa / Italia | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento
Italia de fiesta ante partida del hombre de las fiestas
Roma. -Los constantes desplazamientos de Silvio Berlusconi por el centro de Roma, en el que fue su último día como jefe de gobierno, estuvieron acompañados de protestas que arrancaron como abucheos de pequeños grupos de manifestantes y desembocaron, luego de su renuncia formal al cargo, en una fiesta callejera digna de un mundial de fútbol.
Al mediodía, mientras en la Cámera de Diputados se aprobaba el drástico plan de ajuste impuesto a Roma por la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el G20, pequeños grupos de manifestantes comenzaron a reunirse frente a Montecitorio, la sede de la cámara baja.
Aprovechando de una jornada de otoño soleado, los manifestantes gritaban consignas y agitaban banderas, en un clima de festejo familiar. Los agentes de custodia frente a Diputados, acostumbrados a todo tipo de protestas, los observaban aburridos.
Al mediodía, mientras en la Cámera de Diputados se aprobaba el drástico plan de ajuste impuesto a Roma por la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el G20, pequeños grupos de manifestantes comenzaron a reunirse frente a Montecitorio, la sede de la cámara baja.
Aprovechando de una jornada de otoño soleado, los manifestantes gritaban consignas y agitaban banderas, en un clima de festejo familiar. Los agentes de custodia frente a Diputados, acostumbrados a todo tipo de protestas, los observaban aburridos.
Luego llegó un grupo más organizado, el llamado Pueblo Violeta -asociación que optó por ese color porque no es usado por ningún partido- con altavoces y pancartas impresas en las que se leía el eslogan "Bye Berlusconi, Party?", un juego de palabras sobre "party" (fiesta, en inglés) y "parti?" (¿te vas? en italiano).
Tras una última reunión de la que fuera su mayoría oficialista y una breve aparición en el hemiciclo de Diputados (donde los legisladores de su mayoría le concedieron el único aplauso del día), Berlusconi regresó a su residencia de Palazzo Grazioli. En ese momento, el clima en la calle se había puesto bastante más tenso.
"¡Payaso, payaso!", "¡Que se vaya!", "¡Libertad, Libertad!" eran las consignas más coreadas. El automóvil del premier tuvo dificultad en recorrer las pocas cuadras que separan Palazzo Chigi de Palazzo Grazioli, frente al cual la policía ya se había desplegado para mantener alejados a los manifestantes.
Y así la reunión de la presidencia del Pueblo de la Libertad (PdL) en la residencia de Berlusconi se llevó a cabo mientras de la calle subían los insultos y los improperios, mientras los ministros del gobierno saliente eran abucheados uno a uno al salir de Palazzo Chigi.
Pero todos sabían cual iba a ser la última e inevitable etapa de la última jornada de Berlusconi premier: el Palacio del Quirinal, donde el presidente de la República, Giorgio Napolitano, le aguardaba para recibir su renuncia formal.
Rápidamente la explanada frente al Quirinal se llenó de gente, y hasta llegó una pequeña orquesta que se puso a tocar el "Aleluya" de Haendel, mientras la cámaras de la BBC, la CNN y Al Jazeera permanecían fijas en la puerta del palacio, esperando la llegada del premier dimisionario. "12 de noviembre: fiesta de la liberación" se leía en una de las pancartas, y al llegar la caravana de vehículos la protesta alegre se volvió más agresiva y ácida: "La mafia fuera del Estado", "El pueblo te quiere en la cárcel", "Esta vez el bunga bunga te lo hicimos a ti", gritaban los manifestantes.
La policía tuvo que intervenir para evitar que algunos se arrojaran sobre el automóvil en el que viajaba Berlusconi, aunque no se registraron incidentes relevantes, ni nadie fue detenido.
Para evitar mayores problemas, sin embargo, el ya ex premier tuvo que salir del Quirinal por una puerta lateral, mientras en la plaza frente al palacio, y en varias otras partes de la ciudad, la gente bailaba y destapaba botellas para festejar el fin de su gobierno.
Tras una última reunión de la que fuera su mayoría oficialista y una breve aparición en el hemiciclo de Diputados (donde los legisladores de su mayoría le concedieron el único aplauso del día), Berlusconi regresó a su residencia de Palazzo Grazioli. En ese momento, el clima en la calle se había puesto bastante más tenso.
"¡Payaso, payaso!", "¡Que se vaya!", "¡Libertad, Libertad!" eran las consignas más coreadas. El automóvil del premier tuvo dificultad en recorrer las pocas cuadras que separan Palazzo Chigi de Palazzo Grazioli, frente al cual la policía ya se había desplegado para mantener alejados a los manifestantes.
Y así la reunión de la presidencia del Pueblo de la Libertad (PdL) en la residencia de Berlusconi se llevó a cabo mientras de la calle subían los insultos y los improperios, mientras los ministros del gobierno saliente eran abucheados uno a uno al salir de Palazzo Chigi.
Pero todos sabían cual iba a ser la última e inevitable etapa de la última jornada de Berlusconi premier: el Palacio del Quirinal, donde el presidente de la República, Giorgio Napolitano, le aguardaba para recibir su renuncia formal.
Rápidamente la explanada frente al Quirinal se llenó de gente, y hasta llegó una pequeña orquesta que se puso a tocar el "Aleluya" de Haendel, mientras la cámaras de la BBC, la CNN y Al Jazeera permanecían fijas en la puerta del palacio, esperando la llegada del premier dimisionario. "12 de noviembre: fiesta de la liberación" se leía en una de las pancartas, y al llegar la caravana de vehículos la protesta alegre se volvió más agresiva y ácida: "La mafia fuera del Estado", "El pueblo te quiere en la cárcel", "Esta vez el bunga bunga te lo hicimos a ti", gritaban los manifestantes.
La policía tuvo que intervenir para evitar que algunos se arrojaran sobre el automóvil en el que viajaba Berlusconi, aunque no se registraron incidentes relevantes, ni nadie fue detenido.
Para evitar mayores problemas, sin embargo, el ya ex premier tuvo que salir del Quirinal por una puerta lateral, mientras en la plaza frente al palacio, y en varias otras partes de la ciudad, la gente bailaba y destapaba botellas para festejar el fin de su gobierno.
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