para tomar “decisiones que no serán fáciles”, sin especificar de qué decisiones se trata, en línea con el resto de la campaña.

Rubalcaba acepta la derrota pero pide más votos para evitar “el poder absoluto” del PP

Con todo el pescado vendido, a Rubalcaba no le quedó mucho más que ofrecer que la ilusión en sus actos de cierre de campaña, celebrados en Jerez (Cádiz) y Fuenlabrada (Madrid). Los socialistas se ven ya desde hace meses en la oposición y solo aspiran a que el PP no alcance una mayoría abrumadora, algo que, según parece, va a suceder.

Ante esta situación, al jefe de filas del PSOE no le quedó más remedio que pedir el apoyo de los ciudadanos para evitar una mayoría que permita gobernar al PP sin pactar con nadie ya que, según dijo, el poder absoluto del PP también supondrá una capacidad absoluta para establecer “recortes”.

Otro final de campaña con el 15-M de fondo

Al igual que sucediera en la anterior campaña electoral, la de las elecciones autonómicas y municipales del pasado mes de mayo que vio nacer al movimiento 15-M de la mano de Democracia Real Ya, la jornada de reflexión se verá marcada por las concentraciones de los ‘indignados’, que piden un cambio político y social y recelan de los dos partidos mayoritarios, a los que ven como máximos responsables de la actual situación de crisis.

Los puntos neurálgicos de estas concentraciones en las dos principales ciudades del Estado volvieron a ser la Puerta del Sol en Madrid y la Plaza de Catalunya en Barcelona. Al igual que en estos dos lugares, otros miles de manifestantes permanecerán reunidos en los principales puntos de la práctica totalidad de las ciudades de España para llevar a cabo lo que han dado en llamar “reflexión activa”.

El movimiento no es mayoritario en la sociedad, pero sí que ha logrado atraer a miles de personas, especialmente jóvenes, absolutamente desencantadas con el sistema político, económico y electoral del país. Esta decepción quedaba patente en algunas de las declaraciones de los concentrados en Madrid.

La juventud española ha sido el estrato social más castigado por el desempleo, que en numerosas zonas llega a hasta el 45% en la franja de edad por debajo de los 25 años. Por ello, no resulta extraño que muchos de los que se adscriben a este movimiento sean veinteañeros. Beatriz García, miembro del sindicato de estudiantes de Madrid, explica así esta decepción: “Hay un desencanto muy grande políticamente […]. El descontento contra las políticas que se aplican en beneficio de un sector minoritario de la sociedad, que son los grandes propietarios de las empresas y de los bancos, y los que siempre pagamos los platos rotos de la crisis somos los mismos”.

Uno de los manifestantes en las protestas de la jornada previa a la de reflexión define a la perfección el total alejamiento que sienten gran parte de los jóvenes con respecto a la política de los grandes partidos: “He decidido que no quiero participar en esto. Me parece una farsa. Pienso que da igual. Ya tienen montado el sistema para que tu voto, si va en contra de lo que ellos piensan, no sirva de nada”.

Pese a que se trata de un movimiento que parece ir ganando fuerza y apoyos, no está claro si podrán tener una influencia palpable sobre los resultados electorales en forma de una gran abstención, de más voto en blanco o de un mayor apoyo a los partidos minoritarios, como proponen algunos de los grupos adscritos al 15-M. Al fin y al cabo, la mayor parte de sus seguidores son jóvenes y este es uno de los grupos sociales que se vincula con más frecuencia a la población tradicionalmente abstencionista.