4 señales le ALERTAN de ''la diabetes infantil'' - TicoVisión |
Escrito en 11/12/11 a 10:23:16 GMT-06:00 Por Administrador |
Alerta si su hijo come mucho, siempre tiene sed y orina demasiado o baja de peso y además si constantemente se siente fatigado. 11 de Diciembre de 2011 | TicoVisión | Redacción - OMS | Salud - Diabetes | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento 4 señales le ALERTAN de ''la diabetes infantil'' Especialistas consultados coinciden en que esta variedad de la enfermedad tiene orígenes génicos, por lo cual no se puede prevenir e incluso tiene incidencia en los niños aparentemente saludables Hace ocho meses, Esteban (nombre ficticio) disfrutaba de sus vacaciones escolares en compañía de su hermano mayor. Juntos planeaban un sinfín de actividades con el consentimiento de sus padres que creían normal que el chico de nueve años, debido a la intensa actividad física, bebiera agua en cantidades excesivas y que siempre estuviese dispuesto a comer más de un plato con comida. Sin embargo, la pérdida repentina de peso y las frecuentes idas nocturnas al baño llamaron la atención de su madre, quien junto con su esposo lo llevaron a una especialista para realizarle un chequeo rutinario. A sus progenitores nunca se les pasó por la mente que aquellas cuatro señales (sed y hambre en exceso, pérdida repentina de peso y deseos constantes de ir al baño —en algunos pacientes hasta 15 veces en una noche—) se debían a que el chico tenía diabetes tipo 1, que afecta mayormente a los niños, pero también a los jóvenes. De modo general, la diabetes se caracteriza por que el páncreas no puede generar suficiente insulina, la hormona necesaria para asimilar la glucosa, un azúcar que es fuente de combustible para el cuerpo y que necesitan las células para llevar a cabo las funciones metabólicas del organismo que consiste en el procesamiento de todo los alimentos que se ingieren. De ahí que los diabéticos tengan grandes cantidades de azúcar en la sangre. Acerca del tipo 1, cuatro especialistas paceños coinciden en que todo apunta a que es causado por una predisposición génica (de los genes). Aclaran que aún no hay estudios completos para explicar del todo las causas. Si el origen es génico, menores clínicamente sanos pueden sufrir el mal. En todo caso hay predisposición en aquellos niños con sobrepeso. Hay otras causas, según el Instituto Mexicano del Seguro Social, entre ellas las infecciones causadas por los virus. El endocrinólogo Rodrigo Iturri asegura que la del tipo 1 es una especie de falla programada del organismo y que, “haga lo que haga” el paciente, el páncreas deja de segregar insulina. Su colega Derek Barragán dice que surge cuando las células llamadas beta (que se producen en este órgano) no cumplen la función de llevar la hormona por el organismo. “La diabetes tipo I es siempre insulinodependiente”, explica la médica diabetóloga Isabel Cárdenas, quien agrega que el mal es autoinmune, esto significa que el organismo del paciente crea anticuerpos contra las células productoras de insulina, desconociéndolas y, finalmente, destruyéndolas. Esta enfermedad, comenta Iturri, aparece entre los siete y los 15 años y, debido a que es de índole génica, por más que el menor haya llevado una dieta saludable estará predispuesto a desarrollar esa patología. Sed de camello y hambre de oso Pero ¿por qué el paciente tiene tanta sed y hambre y siente deseos de orinar y, pese a que come, baja de peso? Barragán explica: “Lo que pasa es que el azúcar no entra en las células, se acumula en la sangre y sale por el riñón en la orina y el paciente pierde peso, tiene sed porque tiene que compensar lo que está perdiendo”. La necesidad de comer grandes cantidades se entiende en el hecho de que, al no haber glucosa necesaria en las células, éstas no pueden llevar los nutrientes al organismo para que el metabolismo sea bueno y pueda procesar los alimentos. Por eso el cuerpo del enfermo “pide” nutrición. De ahí que Carola, de 34 años y diabética tipo 1, recuerda que cuando se le presentó la enfermedad “comía como un elefante, pero no aumentaba de peso, pero de pronto en una semana bajé hasta 10 kilos y pese a que tomaba agua en grandes cantidades no satisfacía mi sed”. Control y disciplina No existe cura para el mal y el tratamiento consiste en medicamentos, dieta y ejercicio para controlar el nivel de azúcar en la sangre, al igual que prevenir los síntomas y sus complicaciones. Diez días fueron suficientes para que la vida de Esteban cambiara “en un abrir y cerrar de ojos”. Debió someterse a una dieta y control médico estrictos para evitar que sus niveles de azúcar pasaran de los 70 y 100 miligramos por decilitro de sangre. Y es que salirse de estos parámetros puede derivar en complicaciones crónicas que afectan al corazón y otros órganos, como los riñones. Iturri agrega que la enfermedad, cualquiera sea su tipo (existen dos variedades más; ver cuadro de apoyo), no sólo incide en la falta de glucosa en el organismo, sino que influye también en otras funciones del cuerpo. Así, una diabetes no controlada puede derivar en la pérdida de la vista o causar daños en los pies, dientes y corazón. Por esto es que el control y la disciplina en las inyecciones de insulina y en la medición de los niveles de azúcar en la comida son vitales. Hay que tomar en cuenta que el menor debe acostumbrarse a los pinchazos en los dedos para medir los parámetros en el torrente sanguíneo y para administrarse la hormona. Además, cuando se es niño no es fácil rechazar las golosinas, comenta la madre de Esteban, quien hace hincapié en una sana disciplina. La alimentación debe ser rigurosa en cuanto a los horarios para comer y a las cantidades que exige el médico y que varían según las características de cada paciente. Mientras el niño asumió con “total responsabilidad su patología”, Carola al principio se mostró rebelde para admitir su enfermedad, pero luego se volvió disciplinada y no ha tenido contratiempos. “Hay casos —dice la trabajadora social del Hospital del Niño Fresia Saravia— que requieren una dieta especial, restricción de calorías y azúcares. Los mismos papás no ayudan en el tratamiento”. En todo caso, explica la endocrinóloga Cárdenas, ser diabético no implica que se deba restringir las comidas, con lo que sí se debe tener cuidado son ciertos alimentos. “Cuando voy a una fiesta —comenta Carola— hasta como la torta, pero no en las cantidades como otra persona que no tiene diabetes”. Mientras, el pequeño de vez en cuando no duda en “tragar” una pizza o una hamburguesa. Eso sí, dice su madre, está alerta con los alimentos azucarados. Al respecto, Cárdenas dice: “Los cuidados más importantes son la dieta sin azúcar, con mucha fruta y sobre todo verdura”. Los pacientes, tomando sus recaudos con la alimentación y control, llevan una vida normal. El diagnóstico La importancia de que el diagnóstico se realice lo antes posible es trascendental, recomienda la diabetóloga, quien destaca que en caso contrario se corre el riesgo de sufrir complicaciones, como una cetoacidosis diabética, que es un debilitamiento extremo del organismo, e incluso un coma diabético. El riesgo es tal que sin el tratamiento los niños suelen morir en seis meses. Además de ese mal, las personas de vez en cuando pueden sufrir hipoglucemia o hiperglucemia. La primera es la baja presencia de azúcar en la sangre y ocurre cuando el paciente se controla tanto que el nivel desciende demasiado. La persona puede tener temblores, mareos, sudoraciones, dolores de cabeza, palidez y cambios repentinos en el estado de ánimo, entre otros síntomas. La hiperglucemia es lo contrario y algunos de sus síntomas incluyen aumento de sed, aumento de hambre, respiración acelerada, náusea o vómito, visión borrosa y resequedad de la boca. Sin embargo, Barragán comenta que “en los niños es fácil de detectar que es diabético porque sus niveles de azúcar suben a 200, 300 y 400”. En Esteban, el problema fue detectado prontamente por los médicos. “Hace ocho meses que le diagnosticaron. Gracias a Dios, mi familia lo tomó con calma y salimos adelante”, dice su madre, cuya voz de pronto se ahoga y sus ojos claros miran fijo para no dejar escapar una lágrima. Luego respira profundo y expresa su consuelo en que la patología haya sido diagnosticada cuando comenzaba. A Carola, los médicos le detectaron el problema cuando tenía más edad y cursaba los últimos años de colegio. Impacto psicológico y costos Fresia Saravia dice que cuando conocen la noticia los padres suelen resistirse a aceptar que su hijo tenga el mal. “El entorno familiar se ve afectado, por eso trabajamos con un equipo multidisciplinario para que se pueda aminorar la carga emocional de la familia para sobrellevar y admitir que tienen diabetes”. Por esto, tanto el enfermo como su familia deben educarse. Al respecto, Barragán informa sobre un Programa de Educación en Diabetes, en el que los padres aprenden a convivir con el mal. Esta iniciativa funciona en el Instituto Nuclear de la sede de gobierno. Por separado, los cuatro especialistas coinciden en que el tratamiento implica altos costos. Un glucómetro, para medir la glucosa en la sangre, cuesta 100 dólares; las cintas reactivas que permitirán analizar la sangre valen 50 dólares; además, las dosis de insulina, a 140 bolivianos cada una, deben administrarse tres veces al día a los niños diabéticos. Saravia considera que la diabetes tipo 1 es un problema social puesto que los niños que van a tratarse al nosocomio no tienen posibilidades de comprar los insumos para su glicemia. Cuenta el caso de unas gemelas de 15 años que por falta de control médico y tratamiento presentan síntomas crónicos de salud, incluso su apariencia es de menores de ocho años. Atención con los pies Los pacientes corren el riesgo de sufrir lesiones en los pies debido a la probabilidad de daño en los vasos sanguíneos y en los nervios y a la disminución de su capacidad para combatir infecciones. Sucede que los problemas con el flujo sanguíneo y el daño en los nervios pueden hacer que no se perciba una lesión en las extremidades hasta cuando se desarrolla un infección, alerta la web Medline Plus. Asimismo, puede presentarse muerte de la piel y otro tejido. Sin tratamiento, es posible que sea necesario amputar el pie afectado. De hecho, la diabetes es la enfermedad que más comúnmente lleva a esta cirugía. Como prevención, puede adoptar la siguiente rutina diaria: revisarse los pies cada día e informar a su médico de cualquier úlcera, cambio o signo de infección. Lavarse las extremidades todos los días con agua tibia y un jabón suave y luego secarlas muy bien. Suavizar la piel seca con una loción o con vaselina y llevar zapatos cómodos, que ajusten bien. Practicar ejercicios diariamente para promover una buena circulación. Visitar a un podólogo para que identifique problemas en los pies o para que de ellos extirpe callos o callosidades. Quitarse los zapatos y las medias durante la visita al médico y recordarle que los examine. Dejar de fumar, pues el consumo de tabaco empeora el flujo de sangre a los pies. Conozca detalles de la enfermedad y sus variedades La diabetes puede ser causada por muy poca producción de insulina (una hormona producida por el páncreas para asimilar el azúcar en la sangre), resistencia a la insulina o ambas. Para comprender la diabetes es importante entender primero el proceso normal del metabolismo de los alimentos. Varias cosas suceden durante su digestión: La glucosa, un azúcar fuente de energía para el cuerpo, entra en el torrente sanguíneo. Un órgano llamado páncreas (una glándula para ser precisos) produce la insulina, cuya función es transportar la glucosa del torrente sanguíneo hasta los músculos, la grasa y las células hepáticas, donde puede utilizarse como combustible o almacenarse. Las personas con diabetes presentan nivel alto de azúcar en la sangre porque su páncreas no produce suficiente insulina o porque sus músculos, tejido graso y células hepáticas no responden de manera normal a la insulina, o ambos. Existen tres tipos de diabetes. Éstos son: La del tipo 1: generalmente se diagnostica en la infancia. El cuerpo no produce o produce poca insulina y se necesitan inyecciones diarias de esta hormona para sobrevivir. Tipo 2: es de lejos más común que el tipo 1, corresponde a la mayoría de los casos de diabetes y generalmente se presenta en la edad adulta. El páncreas no produce suficiente insulina para mantener los niveles de glucosa en la sangre normales, a menudo, debido a que el cuerpo no responde bien a la insulina. Muchas personas con este tipo de diabetes incluso no saben que la tienen, a pesar de ser una enfermedad grave. Existen muchos factores de riesgo para sufrir este tipo. Algunos son: uno de los padres o hermanos tiene la patología, la persona es obesa, tiene una edad superior a 45 años o lleva una vida sedentaria. Además contribuyen la presión arterial alta, los niveles altos de triglicéridos (un tipo de molécula grasa) en la sangre y de colesterol. La gestacional: consiste en la presencia de altos niveles de glucosa en la sangre en cualquier momento durante el embarazo en una mujer que no tiene diabetes. Fuente: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001214.htm Consejos Alimentos prohibidos Según la web Mifarmacia.es, los alimentos que una persona con diabetes debe evitar son: bebidas alcohólicas y gaseosas con azúcar, leche y derivados lácteos enteros, helados de crema, quesos duros, manteca, fiambres y embutidos, sopas crema, pastelería, galletas, grasa vacuna y de cerdo, frutos secos, azúcar, golosinas, miel, chocolates y otros dulces. La ingestión de estos productos puede disparar los niveles de azúcar en la sangre. Dieta balanceada Los alimentos que no requieren control específico, según la web Mifarmacia.es, son: gaseosas dietéticas, tés o mates con edulcorantes artificiales, vegetales crudos y cocidos (exceptuando algunos como la calabaza), los caldos desgrasados, las gelatinas dietéticas, el vinagre y el limón. Los que necesitan control son lácteos descremados, carnes magras, frutas, almidones (cereales, pastas, papas, legumbres, pan), condimentos. Haga ejercicio El ejercicio diario forma parte del tratamiento de la diabetes, junto con la dieta y la insulina. Si bien la actividad física es beneficiosa para todas las personas, para el paciente es imprescindible. El deporte consume el azúcar en el organismo y da mayor eficacia a la insulina. Incluso en algunos casos permite disminuir la necesidad de inyectarse la hormona. Mejora la presión arterial y contribuye al descenso del peso corporal. Eso sí, consulte con su médico antes de realizarlo. Apoyo familiar Los padres de los niños diabéticos deben llevar un control en la alimentación de sus hijos y tienen que consultar periódicamente con el endocrinólogo. Además se aconseja que la familia se someta a una educación con respecto a la dieta del paciente. Hay que tomar en cuenta que la diabetes infantil es una enfermedad con la que se puede vivir y los chicos pueden llevar una vida completamente normal si toda la familia se compromete a ello. |
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