Según Álvaro Otárola Fallas, Jefe del Departamento Acuícola de INCOPESCA, la producción de trucha vino a solucionar el faltante de peces que se daba en los ríos de agua fría. En los años 30, los huevos embrionados eran traídos de Estados Unidos, Canadá y México por parte de la empresa privada. Posteriormente el MAG asumió la incubación y venta de los alevines.
En 1988, se creó el vivero del Centro Truchícola Ojo de Agua de Dota, dónde se da la incubación de las semillas. Se reproducen por año 800 mil huevos provenientes de Estados Unidos. Al final del proceso, INCOPESCA lo vende a 45 colones la unidad.
El experto de INCOPESCA asegura que antes de pensar en un proyecto de truchas es necesario asesorarse bien y planificar el proyecto. “El acuicultor debe estar seguro de que cuenta con un espacio físico y que posee un suelo con una textura arcillosa, o bien, pensar en utilizar estanques de cemento. Además, debe contar con abundante agua, a una temperatura que ronde los 13 ó 14 grados, que realice dos recambios por hora. Posteriormente, con ese diagnóstico puede pensar en la cantidad de peces que pueden manejar”, comentó Otárola Fallas.
El productor Romero Camacho cuenta que inició con el proyecto de trucha desde 1999, cuando tuvo que dejar la producción de cabuya. Hoy dice sentirse muy satisfecho con este proyecto y lucha por la integración de todos los trucheros del país. “Si todos nos unimos y producimos de forma integrada tengo la certeza que podremos abrir nuevos mercados y crecer”, concluyó.
La Primera Expoferia Nacional de la Trucha se realizará el 24 y 25 de marzo próximos, en el kilómetro 63 de la Interamericana Sur, donde le esperan deliciosas comidas y muchas actividades para toda la familia.