¿Cuántos siglos han pasado desde la Revolución Francesa y todavía en América Latina no hemos logrado impregnarnos de esa hermosa corriente de liberalismo que otorga al individuo, como ser humano, privilegios inconmensurablemente mayores que a la ficción jurídica llamada Estado?
¿Les cuesta mucho entender a los “
socialdemócratas” y
burgueses neo socialistas que gobiernan en Europa y América, que son simplemente delegatarios temporales del poder que nosotros, los seres humanos con nombre y apellido, ajenos a su fantástico concepto de “
colectivo social” (que dicen representar) les hemos otorgado?
Pues ahora resulta que el Estado se arroga el derecho de decidir por mí y sobre mi, a través del abuso de la potestad de imperio, el tipo de alimentación que deben tener mis hijos en los centros educativos del país. Y también, viene decirme a mí, cuando y donde debo fumar. A este paso y al igual que en los regímenes totalitarios, pronto estos señores van a legislar para decirnos cada cuanto y en qué posiciones debemos tener nuestras relaciones sexuales y cuántos hijos por familia serán permitidos.
En vez de estar perdiendo el tiempo en estos temas, que solo sirven para quedar bien con algunos parásitos que viven de los organismos internacionales, este gobierno debería de preocuparse por detener y sancionar a los protagonistas del millonario contrabando de licores, electrodomésticos y otros “
artículos” que se venden en el comercio nacional, a través del cual se han enriquecido desde hace muchos años a reconocidos personajes de nuestra querida tiquicia, pero que misteriosamente todavía siguen en impune anonimato. ¿Será que estos contrabandistas financian campañas políticas?
No es encubriendo funcionarios corruptos, que evaden impuestos aprovechándose del argumento de que “
todos lo hacen”, que un gobernante mantiene la vida y la salud institucional de la patria, de la república y de la democracia.
Que se promulgue ya el decreto y que se haga cumplir a todos por igual:
¡Prohibido evadir impuestos! País libre de funcionarios corruptos.