Durante la inspección que como Defensoría de los Habitantes, hicimos recientemente al Laboratorio de Citologías de la CCSS, se concluyó que la situación es caótica... Laboratorio de citologías: la vida en bolsas de basura - TicoVisión 30 de Marzo del 2012 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento
Laboratorio de citologías: la vida en bolsas de basura Por Ofelia Taitelbaum Yoselewich Defensora de los Habitantes de la República Ofelia Taitelbaum Yoselewich, Defensora de los Habitantes de la República La vida es un derecho básico y primario, sin el que ningún otro se puede concebir. Se comprende desde la doctrina de los derechos humanos como el Bien Supremo, que debe ser protegido por los ordenamientos jurídicos y precisamente por eso, se le ha dado el valor principal dentro de los derechos fundamentales, pues de la vida se derivan el resto de los derechos. En el caso de la salud, por ejemplo, se trata de un derecho cuyo propósito fundamental es hacer efectivo el derecho a la vida, porque éste no protege solamente la existencia biológica de las personas, sino los demás aspectos que la implican. Entonces, al tratarse de un derecho humano, existe una obligación ineludible y fundamental del Estado de satisfacerlo, garantizarlo y sin duda, tutelarlo. Pero en el caso del rezago que tiene la CCSS para diagnosticar el cáncer de cérvix (cuello uterino), tal obligación de cumplimiento dista mucho de ser real y se constituye por demás, en un flagrante acto de discriminación contra las mujeres y de irrespeto a sus derechos. Lo más grave es que no estamos hablando de impuestos, obra pública, salarios, transporte público, ni otros derechos que si bien son neurálgicos, no demarcan la línea tan delgada que existe entre la vida y la muerte, como sucede con la detección del cáncer de cérvix. El caso es alarmante y no cesaremos de decirlo y denunciarlo con la vehemencia que merece. ¡Se trata de vidas humanas! Estamos ante la posibilidad de que cientos de mujeres mueran de cáncer por una detección tardía o que simplemente fallezcan sin haber sido diagnosticadas. Durante la inspección que como Defensoría de los Habitantes, hicimos recientemente al Laboratorio de Citologías de la CCSS, se concluyó que la situación es caótica y que el derecho a la salud y con ello, el derecho a la vida de tantas mujeres, no puede ser tomado a la ligera y como si no importara. La vida no se trata con desdén, ni se protege como Bien Supremo, acumulando decenas de bolsas plásticas negras, llenas de posibilidades reales de vivir o morir, en rincones de un laboratorio como si fueran “chunches” sin importancia. En realidad, se trata de algo muy distinto: de probabilidades de detección temprana, de responsabilidad, de tratamiento médico a tiempo, de posibles cirugías, de mujeres con una esperanza de sobrevivir y seguir con un proyecto de vida, que no cabe en una bolsa… De eso hablamos, de invertir en la vida sin regalar nada, tan solo respetando y cumpliendo derechos para salvar hijas, madres, abuelas, hermanas, amigas, esposas… mujeres. El zacate del patio y la basura sí se pueden arrinconar y acumular en bolsas o como sea por tiempo indefinido, pero nunca las pruebas de detección de cáncer. Esto jamás se puede hacer con un bien sagrado, como la vida humana. En ese laboratorio vimos cómo se reciben los paquetes, los cuales no se clasifican por si son urgentes o no –salvo indicación expresa del encargado o que el paquete lo indique-; y tampoco se abren, de modo que las muestras quedan ahí, sin contabilizar, sin verificar el nombre de las usuarias y sin constatar si están bien o si se ha quebrado alguna. No. Solo se depositan en enormes bolsas plásticas negras (tamaño jardín), que al final del día se cierran y se rotulan con la fecha. Es decir, no se sabe cuántas muestras existen en cada una de ellas y tampoco la cantidad que quedó sin analizar cada día. Esas bolsas (vimos alrededor de 30), se encuentran en el piso a lo largo de los pasillos, acumuladas unas sobre otras. No reciben tratamiento, solo están ahí. Tampoco se almacenan para evitar su deterioro, que se quiebre su contenido, que adquieran hongos, etc. Al hacer dicha inspección y según consultas al personal del laboratorio, se estima que hayan permanecido ahí unos 6 meses sin ser tocadas. A lo anterior, subyacen otras anomalías, como la cantidad de personal digitador, la evidente falta de bandejas de cartón que se utilizan (y reutilizan una y otra vez) para colocar las láminas de las muestras; problemas con el procedimiento para teñir las láminas; y otras situaciones en un largo y alarmante etcétera de irregularidades. Para una mujer con cáncer, un mes puede ser la diferencia entre la vida y la muerte… entonces, seis meses o un año ¿qué significan? ¿Una sentencia de muerte dictada por un Estado irresponsable y omiso que no cumple con su deber? Que lo urgente no se confunda con lo necesario, que de verdad se tomen medidas inmediatas; y que no perdamos de vista, que ninguna persona tiene más o menos valor que otra, porque los sueños y proyectos de vida de ningún ser humano, podrán caber jamás en una bolsa de basura, por más enorme que ésta sea. |