A finales de los 90 se creó una comisión especial para investigar las acciones de la Policía en la investigación del caso. El informe de la comisión, publicado hace unos 13 años, calificaba el trabajo de la Policía como “extremamente insatisfactorio”, al tiempo que se constataba la existencia del llamado “racismo institucional” en el organismo policial.
Los analistas señalan que la Policía británica está viviendo una crisis y no descartan que el término “racismo institucional” pueda volver a ser actual.
Por su parte, el vicecomisario de la Policía Metropolitana de Londres, Craig Mackey, apuntó que “en seis de los diez casos pasados a la IPCC, fueron los policías los que denunciaron el comportamiento inapropiado de sus compañeros”. Esto demuestra, según Mackey, que en general, la actitud racista le es ajena a la Policía londinense.
Precisamente un comportamiento motivado por prejuicios raciales por parte de los policías hacia la población negra fue una de las causas que desataron una intensa ola de disturbios en la capital británica en agosto del año pasado, en respuesta al asesinato de Mark Duggan, un joven negro que murió tiroteado por agentes de las fuerzas del orden.