Hoy es esa gentecilla llena de ambición y de odio contra derechos de las minorías, aunque sea dueña de un partido que tiene el tupé de decirse humanista y defensor de las personas discapacitadas, pero ayer fueron los que andan con una chequera en un brazo y una biblia en el otro, y antes ese tipo de liberales que mientras vociferan contra el Estado con una boca, con la otra que es insaciable se llenan de dólares esquilmando y estafando al tan destestado Estado, y la lista sigue hasta la náusea.
Y moviendo los hilos de los títeres un partido que dicen que algún día no tan lejano se consideró socialdemócrata, devenido en caricatura grotesca al servicio de poderes financieros de negocios inconfesables.
Mafias de toda índole están al mando y a eso nos enfrentamos.
¿Qué pretendía la Alianza por Costa Rica?
Algo muy modesto, como es quitarle el control del parlamento a un Partido Liberación Nacional que lo había convertido en una sucursal de Zapote. Muy poco ciertamente para cambiar la degradante situación que impera en la política, pero lo suficientemente importante para que los que mandan en el Gobierno entraran en pánico y movilizaran todos sus recursos materiales que les sobran y de guerra sucia que la conocen y la practican con maestría, para quebrarla por su eslabón más débil, un partido sin ideología, sin principios y con prisa para sacar la mayor tajada antes de que se acabe el negocio.
Pero pasarán estos vergonzosos episodios y la política necesaria se abrirá camino, ninguna farsa es infinita.
* Don José Merino del Río, ex diputado de la Asamblea Legislativa poir el Frente Amplio.