dinero, Costa Rica llegó a un acuerdo con ésta por el cual la Cuenta Especial de las donaciones de la AID sería supervisada por una comisión compuesta por funcionarios económicos costarricenses clave. Pero resultó que éstos eran los colaboradores más cercanos de la AID: el entonces ministro de la Presidencia,
Rodrigo Arias; el presidente del Banco Central,
Eduardo Lizano; el ministro de Hacienda,
Fernando Naranjo; y el ministro de Planificación, Jorge Monge.
Aparte de los beneficios en dinero, bienes y becas que recibieron los políticos y empresarios más cercanos a la AID, esta agencia prestó al menos $16 millones, a una tasa de interés anual de un 3%, a los entonces pequeños bancos privados
BANEX,
COFISA y la
Corporación Privada de Inversiones, a través de compañías off shore que sólo existían en el papel, en Panamá, para de esta forma evadir las leyes bancarias costarricenses, que entonces prohibían a los bancos privados recibir fondos directamente del exterior.
Pero, según pudo determinar la periodista Martha Honey a partir de documentos de la AID –en el Banco Central le dijeron que no tenían la información, pues la cuenta era de la Agencia, y ésta a su vez se la negó-, entre 1982 y 1988 los programas de la
AID proporcionaron alrededor de
$200 millones en crédito a los bancos privados y por lo menos el 40% de los activos de éstos provinieron de los fondos estadounidenses.
Sin embargo, funcionarios costarricenses y estadounidenses dijeron a la periodista que la cantidad de los fondos canalizados por la AID a los bancos privados fue, en realidad, considerablemente mayor -en el rango del 80% de todas las apropiaciones estadounidenses. Un funcionario del Partido Liberación Nacional dice que funcionarios del Banco Central le dijeron que “el 80% de los recursos entregados a Costa Rica por la AID pasaron directamente a los bancos privados. Otro funcionario costarricense le relató el comentario de un socio de Daniel Chaij, director de la AID en el país, acerca de que “más del 75% de los fondos de los bancos privados provinieron de la Cuenta Especial de la AID en el Banco Central. Si esto fuera correcto, esta cifra equivaldría a unos $590 millones, entre enero de 1985 y setiembre de 1988. (Honey: 90-91)
La
AID también
presionó –y los grupos económicos interesados chantajearon políticamente, rehusándose a pagar impuestos- para que la administración Monge comenzara el proceso de reformas para
privatizar el
sector bancario.
Este es el nada competitivo –subsidiado con donaciones extranjeras, que en realidad pertenecían al país- y poco glamoroso nacimiento de la burguesía financiera local, y de su pacto estratégico con la política exterior de Estados Unidos, a quien en gran medida debe lo que es.
Bancos para los amigos Entre las personas que formaban parte del “
círculo más cercano” del entonces poderoso director de la AID,
Daniel Chaij, se encontraban los empresarios
Ernesto Rohrmoser,
Luis Liberman,
Samuel Yankelewitz,
Alberto Dent,
Mario Rojas,
Carlos Araya,
Rodolfo Cortés,
Guillermo von Breymann y Richard Beck, y los ministros y tecnócratas
Eduardo Lizano,
Carlos Manuel Castillo,
Fernando Naranjo,
Federico Vargas,
Jorge Manuel Dengo y Armando Arauz, “quienes supervisaban la implementación de las políticas de la AID”. (Honey, 1994: 63-64)
Entre aquellos que r
ecibieron becas estuvieron los hijos e
hijas del Presidente Monge, de su cuñado y acaudalado empresario,
Samuel Yankelewitz, del Vicepresidente de Monge,
Armando Arauz y del Contralor
Rafael Ángel Chinchilla.
Yankelewitz fue
presidente de la Unión de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (
UCCAEP), y uno de los más conspicuos representantes de los sectores que propugnan por la privatización de los servicios y que suelen pedir “mano dura” contra las protestas sociales y sindicales.[1]
Ernesto Rohrmoser y
Luis Liberman –hoy, Vicepresidente de la República-, son destacados miembros de la
Asociación Bancaria Costarricense, que reúne tanto a los propietarios de los bancos privados como a los bancos comerciales del Estado.
Eduardo Lizano fue presidente del Banco Central en las dos últimas décadas,
Alberto Dent ha ocupado diversos cargos públicos y renunció a la vicepresidencia de CR-USA cuando asumió el cargo de Ministro de Hacienda y luego presidente del
Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero[/i[/b] (CONASSIF).
Pero, además, veamos cómo evolucionaron los bancos privados BANEX, COFISA y la Corporación Privada de Inversiones (CPI), que fueron favorecidos con la millonaria ayuda estadounidense.
COFISA se convirtió en parte del que luego fue el Banco Cuscatlán, y la CPI del que luego fue el Banco Interfín. Liberman y Dent fromaban parte de la Junta Directiva del Interfin cuando, en el 2009, este banco fue vendido al transanacional canadiense Scotiabank por 140.750 millones de colones ($293.5 millones de dólares). Por esta operación, los socios del Interfín no pagaron impuestos porque en la Costa Rica creada por la AID y sus socios locales, no existe el impuesto sobre las ganancias de capital. Liberman pasó a ser gerente general del Scotiabank, cargo al que renunció temporalmente para ser Vicepresidente.
La Presidenta del país es la hija del Excontralor Chinchilla. [1]
En junio de 2003, durante el debate sobre la negociación que puso fin a una huelga laboral en el ICE, el empresario Juan Francisco Montealegre, vicepresidente de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (CADEXCO), no solo apoyó el acuerdo, sino que criticó la actitud “rentista” de la UCCAEP: “No estamos en la UCCAEP porque ellos nunca han avalado nuestros principios. Don Samuel Yankelewitz piensa que esto es “filosofía”, y que no es necesaria para hacer negocios.”