aislamiento (que soportan 17 presos, algunos desde hace una década) y una mejora de las condiciones de encarcelamiento, como mejor atención sanitaria y la posibilidad de recibir visitas de familiares y de cursar estudios a distancia, entre otros.
Los gobiernos israelí y palestino temen que la muerte de alguno de los presos pueda desencadenar una ola de violencia, y están en negociaciones entre ellos y con los internos para acabar con la crisis.
"Se está actuando para poner fin a la crisis tan pronto como sea posible", ha asegurado Abás, porque "si alguno sufre algún daño será un desastre que nadie puede permitirse".
Mientras, en Gaza decenas de manifestantes se han concentrado frente a las sedes de dos agencias de la ONU y una tercera de la Cruz Roja Internacional para exigir su intervención en defensa de los presos.
Con banderas y pancartas, los manifestantes han demandado que la comunidad internacional presione a Israel, y algunos han pintado sus paredes con eslóganes como el de "Cerrad hasta que las demandas de los presos sean satisfechas".