“Apelar a la tradición para defender estos sangrientos espectáculos, donde animales son forzados a pelear entre sí, con frecuencia hasta la muerte, es simplemente inconcebible y vergonzoso en un país como Costa Rica.”
En una pelea de gallos, dos gallos pelean a muerte entre sí mientras los espectadores realizan apuestas. Los organizadores dejan sin atender a las aves lesionadas o se deshacen de éstas como despojos tras el evento. En condiciones normales, los gallos rara vez se hieren gravemente entre sí durante una confrontación territorial. En cambio durante las peleas de gallos, a las aves con frecuencia se les colocan navajas en las patas que pueden causar lesiones críticas tales como pulmones perforados, huesos quebrados, ojos cortados y múltiples laceraciones en su piel.
Los asistentes a estos eventos comúnmente llevan a niños pequeños a las peleas de animales. Ver a los adultos deleitarse con una brutalidad semejante puede enseñarles a los niños a disfrutar la violencia a la vez que envía el peligroso mensaje de que el sufrimiento de los animales es aceptable. Además de ser crueles, las peleas de animales a menudo van de la mano de las apuestas, el trasiego de drogas, las armas ilegales y los crímenes contra la vida.
Estos dos hechos quedaron a la vista de forma evidente en el operativo del domingo en la cual se encontraban presentes 24 menores y que condujo a varios arrestos–incluyendo el de un individuo que contaba con orden de captura por homicidio–y al decomiso de armas sin registrar y licor vendido de forma ilegal.
Alan Sánchez, director de la Región Central Metropolitana de
SENASA dijo que “Estamos comprometidos a continuar la lucha contra esta cruel e ilegal actividad, así como a seguir dándoles a los animales el trato más humanitario que sea posible.”