"avanzaron con lentitud, obstaculizados por la ausencia de un acceso significativo a la justicia, por la falta de independencia del poder judicial y por la disposición a recurrir a medidas extremas para evitar la rendición de cuentas y proteger intereses creados de carácter político, delictivo y económico".
La dificultad para conseguir que se respetaran los derechos humanos se vio exacerbada a menudo por homicidios y amenazas contra defensores y defensoras de los derechos humanos, testigos, abogados, fiscales y jueces en países como Brasil, Colombia, Cuba, Guatemala, Haití, Honduras y Venezuela.
Además, destacó que los periodistas que intentaron denunciar los abusos de poder, las violaciones de derechos humanos y la corrupción se convirtieron también a menudo en víctimas de abusos en Latinoamérica y el Caribe.