Cuando la información...
arriesga la soberanía nacional

En Costa Rica tomamos las cosas, la mayoría de las veces, como un puro vacilón, y no medimos las consecuencias ni la gravedad de cada caso independientemente del resto de las eventualidades que suceden en el diario vivir de la nación.

El conflicto con Nicaragua es en realidad ¡MUY GRAVE!, al grado de arriesgar la soberanía nacional por las vías judiciales internacionales, así como arriesgar la PAZ que hemos disfrutado por décadas, pues no debemos descartar la posibilidad de un enfrentamiento armado,  ya que se discute con una nación acostumbrada a la violencia. Debemos recordar el despliegue militar (que incluía armamento pesado), que hiciera el ex presidente nicaragüense Bolaños, durante su mandato. La magnitud del despliegue que este señor realizó, más que el supuesto interés de cuidar el Río San Juan, tenía la envergadura y el poder para realizar una invasión al territorio nacional.

No se puede ocultar la corrupción existente a nivel nacional,  y tenemos la obligación de investigarla, descubrirla, combatirla y tratar de aniquilarla por todos los medios, pero, ¡ojo! con el poder de las palabras… sean estas verbales o escritas, pues deben ser emitidas sin caer en el pecado de brindar a los enemigos argumentos que incrementen sus ataques (como lo hemos visto en los últimos días por parte de los nicaragüenses), ante las publicaciones del diario La Nación y otros medios. No debemos brindar a través de nuestras críticas a lo interno, mayores fundamentos que refuercen a Nicaragua ante La Haya, y más bien debemos debatir y contra atacar el sistemático procedimiento que el gobierno nicaragüense viene esgrimiendo de manera directa o a través de medios de comunicación, de sus fieles partidarios, de integrantes de ciertos grupos ambientalistas donde predomina la identificación ideológica común al dictador nicaragüense, más que a la razón y el nacionalismo costarricense; también a través de las universidades y otras organizaciones.

Debemos pues, informar con inteligencia, sentido común y patriótico. Debemos saber separar los efectos de nuestras palabras hacia lo interno, del efecto que las mismas puedan tener hacia lo externo. Debemos saber separar intereses políticos y personales, de la justa demanda de claridad y transparencia a nuestras autoridades, a nuestro gobierno. Debemos cuidar que nuestras palabras no se conviertan en un eco superlativo del dictador Ortega. Debemos cuidarnos mucho de no convertir nuestra información… EN UNA TRAICIÓN A LA PATRIA.

Lic. Julian Frech Ayub
Redacción
TicoVisión